Lector voraz
Dec¨ªa Vinicius de Morais que para vivir un gran amor es preciso tener mucha concentraci¨®n y mucho seso. Como para leer: hace falta mucha concentraci¨®n y mucho sentido com¨²n. Leer es una gimnasia, como la que se precisa para que la memoria gen¨¦tica aligere lo que hay entre los prop¨®sitos y los objetivos del amor. El lector ocasional no se concentra, y el amante que no se empe?a pierde la costumbre feliz del detenimiento en los proleg¨®menos. Hay lectores voraces, sin embargo, que pasan por la piel de la lectura como Don Juan circulaba de los palacios a las tabernas, sin detenerse apenas. Hay gente que primero lee los libros y despu¨¦s los acaricia; haci¨¦ndolo al rev¨¦s, pueden disfrutar m¨¢s. Hay quienes vuelven de las vacaciones enumerando los paisajes que han visto, los amantes que han vislumbrado y los libros que han le¨ªdo; con los libros a veces exageran tanto como los pescadores mentirosos. Cuando Fuentes y Garc¨ªa M¨¢rquez fueron a ver a Clinton, el presidente de EE UU les arroj¨® a la cara una enumeraci¨®n de sus lecturas, y entonces Gabo le dijo, m¨¢s o menos: "Presidente, d¨ªgame una l¨ªnea del Quijote", y casi se lo recita entero. Claro, el colombiano le recit¨® luego l¨ªneas enteras de Faulkner y, para completar la justa, el mexicano memoriz¨® a Azuela. Clinton les hizo una exhibici¨®n de lector voraz, y sus hu¨¦spedes dictaminaron: "Es culto, lee de veras".Pero este verano Clinton ha asombrado con la extensi¨®n de su voracidad: se propuso leer 12 libros en 10 d¨ªas; teniendo en cuenta que uno de ellos era Memorias de Adriano, de Yourcenar, que fue obra de cabecera de Felipe Gonz¨¢lez y que tiene m¨¢s de 500 p¨¢ginas, se puede entender la empresa cicl¨®pea que asum¨ªa. ?Los otros libros? Ensayos ligeros: entre ellos, uno sobre la extrema derecha y su apropiaci¨®n de las tertulias de la radio, y una novela cuyo t¨ªtulo, S¨®lo venganza, no tiene nada que ver con su estado de ¨¢nimo despu¨¦s de lo que la extrema derecha de su pa¨ªs -radiof¨®nica o no- hizo con ¨¦l durante los dos ¨²ltimos a?os... ?Todo eso en 10 d¨ªas? Nadie le va a examinar. Kennedy invent¨® un sistema para leer la mitad de lo que dec¨ªa que estaba leyendo, y si se mira la intensidad de su vida social, se deduce que m¨¢s que leer paseaba los libros. Acaso Clinton se encierra con tantos libros este verano para indicar que la voracidad que se le supone est¨¢ ya en otra parte...
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