Llega el turno de las piezas menores

Todav¨ªa queda mucho por ver de los fondos de la Fundaci¨®n Capa. Las figuras que desde el 29 de junio de 1998 se distribuyeron por las salas, patios y rincones del Castillo de Santa B¨¢rbara de Alicante suman un total de 280, un 40% del cat¨¢logo de la colecci¨®n de escultura contempor¨¢nea espa?ola m¨¢s importante del mundo. Poco a poco, estos originales van encontrando su momento de ser exhibidos. Hasta finales de mes, han sido agraciadas 75 piezas, la mayor parte en bronce, que abarcan desde el clasicismo en pleno tr¨¢nsito hacia la nueva figuraci¨®n hasta las propuestas m¨¢s vanguardistas. El problema es la falta de espacio: no hay todav¨ªa salas suficientes para acoger a todas estas esculturas que han encontrado reposo en la fortaleza alicantina tras varios a?os de nomadismo. Se tuvo que hacer una selecci¨®n para elegir las mejores, las de autores m¨¢s importantes o las que por su estructura se adecuaran mejor al entorno. En almac¨¦n quedaron m¨¢s de 400 piezas, y no precisamente por su falta de calidad. "A la hora de hacer la selecci¨®n para esta exposici¨®n temporal me ha sorprendido la calidad de las piezas. No por ser peque?as desmerecen el nivel del resto de la colecci¨®n", asegur¨® ayer el presidente de la Fundaci¨®n, Eduardo Capa, durante la presentaci¨®n de la muestra. Las piezas que se han instalado en las dos plantas del Cuerpo de Guardia acusan un marcado clasicismo, que no por ello impide vislumbrar en algunos momentos la influencia que las nuevas tendencias figurativas tuvieron en autores como Mariano Benlliure o Juan Bautista Adsuara, y que en casos como el de Jorge Oteiza -del que se expone una peque?a figura- imprimieron un estilo marcadamente personal a su carrera posterior. De este modo, conviven piezas que reproducen humanos y animales seg¨²n los c¨¢nones cl¨¢sicos con otras, especialmente las de los autores citados, que se aventuran dentro de nuevas formas de expresi¨®n y aparecen como una congelaci¨®n de un momento que tiende puentes entre tradici¨®n escult¨®rica e innovaci¨®n formal. "En estas salas hemos querido reunir a nuestros maestros", destac¨® Eduardo Capa en referencia al Cuerpo de Guardia. "Ellos contribuyeron a desarrollar la figuraci¨®n evolutiva. Se trata de gente muy significativa a la que queremos reivindicar, pues su trabajo sirve de experiencia para las nuevas generaciones de escultores", a?adi¨®. Entre los austeros y gruesos muros de la Taberna se han ubicado las piezas m¨¢s vanguardistas, inmersas ya de lleno en las peculiaridades de la nueva figuraci¨®n. Se ha buscado el contraste entre continente y contenido, entre la solemnidad cuadrada de los muros y la libertad geom¨¦trica de las obras, un di¨¢logo que ya experiment¨® el museo entre junio y agosto, cuando instal¨® en esa misma estancia los delirios pop de Carlos Pazos. Fue una muestra no demasiado entendida por el p¨²blico, seg¨²n se?alan fuentes del museo, que parece conectar mejor con la abstracci¨®n de una pieza que con instalaciones m¨¢s transgresoras. Pero no por menos coloristas son menos rompedoras algunas de las piezas del cat¨¢logo de la Fundaci¨®n Capa seleccionadas para la Taberna. Inquietan las abstracciones redondas de Juan Manuel Castrill¨®n, sorprenden y divierten los Egipciacos de Leandro Mbomio, impone el relieve abstracto de Joaqu¨ªn Vaquero Turcios y conmueve la madura ingenuidad de los rostros infantiles modelados por Cristino Mallo. Destaca por su agilidad el Arquero de aires rupestres que esculpi¨® Javier Floren. Son obras, en su mayor¨ªa, de formato peque?o o mediano, que a simple vista impresionan mucho menos que el Newton de Salvador Dal¨ª o la gran estatua ecuestre de Pedro de Valdivia modelada en escayola por Enrique P¨¦rez Comendador, cuyo original en bronce se encuentra en Santiago de Chile. Pero pese a ello, no dejan de tener un peso espec¨ªfico en el seno de una exhaustiva colecci¨®n que precisa de m¨¢s espacio para exhibirse. El director del museo del Castillo de Santa B¨¢rbara, Pedro Nu?o de la Rosa, destac¨® que desde junio hasta la fecha han visitado la fortaleza y, en consecuencia han visto las esculturas, cerca de 70.000 personas, con lo que casi se triplica el n¨²mero de visitantes obtenido en el periodo estival de 1998, reci¨¦n inaugurada la exposici¨®n. "Se ha producido una simbiosis entre la fortaleza y las esculturas", explic¨® el director de la Fundaci¨®n, Fernando Capa. "Con las temperaturas que hay aqu¨ª en verano, es m¨¢s atrayente subir a ver arte y la fortaleza que s¨®lo la fortaleza", dijo. En el horizonte todav¨ªa quedan muchas tareas por hacer. La m¨¢s inmediata, seg¨²n destac¨® Eduardo Capa, la habilitaci¨®n de un almac¨¦n en el que guardar los fondos que, por el momento, no puedan exponerse. M¨¢s adelante, la apertura de nuevos espacios para las esculturas.