La mejor Vuelta... sobre el papel
La ronda espa?ola arranca hoy en Murcia en medio de un gran cartel de corredores y cierta tendencia a la euforia
Entusiasmo no le falta a la Vuelta a Espa?a. Ruido tampoco. Jerarqu¨ªa, quiz¨¢s. La Vuelta es una carrera que pugna por asegurarse un lugar en el mapa ciclista, pero, sobre todo, un peso espec¨ªfico en la agenda de los grandes ciclistas. Le cuesta redondear un cartel de lujo y no puede reproch¨¢rsele que lo intente cada temporada. Sin embargo, este a?o, cree haberlo conseguido, sea por azar, sea por aguantar imperturbable el chaparr¨®n de quienes criticaban su traslado a septiembre. A falta de Pantani y Armstrong, no se echa en falta a nadie. Es la mejor Vuelta de la historia, dicen. La buena nueva ha provocado una expectaci¨®n medi¨¢tica sin precedentes, un optimismo tan desbordado que raya la exageraci¨®n. Por querer ser m¨¢s que nadie, la Vuelta ha buscado el no va m¨¢s, ejemplarizado en esa romer¨ªa que se ha organizado desde hace meses a cuenta de una monta?a, el pico del Angliru, considerada ya como la cumbre m¨¢s dura del mundo ciclista, un icono venerado. La Vuelta apuesta por la osad¨ªa: el tiempo dir¨¢ si contagia su entusiasmo a los extranjeros o sigue siendo una carrera para que los espa?oles resuelvan sus cuentas pendientes. Lo cual, tampoco es mala cosa. Sea como fuere, la Vuelta tiene un indudable atractivo sobre el papel. Estar¨¢n los nuestros, los que hemos hecho nuestros (Z¨¹lle y Jalabert) y los otros, los que siempre se resist¨ªan. Entre los otros est¨¢ el alem¨¢n Jan Ullrich, siempre envuelto en el misterio sobre su estado de forma y sus vaivenes con la b¨¢scula. Las referencias sobre Ullrich son las de costumbre, nada, cero etapas, cero victorias (nada es hacer un papel digno en la Vuelta a Holanda hace unas semanas). A Ullrich se le mira de frente para verle la cara. Se le ve gordo o se le ve fino. Y punto. "?D¨®nde est¨¢n los mofletes de este t¨ªo?", comentaba ayer el espa?ol Marcos Serrano despu¨¦s de toparse con el alem¨¢n, dado que la ONCE y el Telekom comparten hotel en Murcia. Los mofletes de Ullrich han desaparecido, ¨¦sa es la gran novedad en cuanto concierne a Ullrich, un joven empe?ado en hacer una carrera fantasma, limitada a una competici¨®n por a?o. Ullrich deber¨ªa ser el gran favorito, la referencia de todos los participantes, porque la Vuelta necesita ser escenario de la exhibici¨®n de los grandes, so pena de que siempre se le busque el mismo pero. Y los grandes suelen ser los que ganan el Tour o quienes aspiran seriamente a ganarlo alguna vez.
A Ullrich le acompa?an en la n¨®mina extranjera hombres como Tonkov (Mapei), el norteamericano Julich (Cofidis), el belga Vandenbroucke (Cofidis), gente de menor rango como Dufaux (Saeco) o Rebellin (Polti), suficientes corredores como para que no se dramatice la ausencia inesperada del italiano Marco Cipollini, quien abandon¨® Murcia ayer por la tarde por un asunto familiar. Sobre el papel, la participaci¨®n es excelente, pero falta por ver si vienen a disputar o a entretenerse, entre otras cosas, con la contemplaci¨®n del exceso y la desmesura de las azafatas con las que cuenta la Vuelta. Entre tanto, la Vuelta es de los espa?oles y de los apadrinados. La Vuelta es la comidilla nacional para discutir si Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez se queda en una an¨¦cdota populista, si nos encontraremos con un duelo fratricida entre Roberto Heras (que pide paso) y Fernando Escart¨ªn (que pide el amarillo), si suceder¨¢ lo mismo entre Casero y Santi Blanco o acaso hay que dejar de escribir de Santi Blanco, si Olano se los va a encontrar a todos de frente...si alguien tirar¨¢ la primera piedra, si vendr¨¢ la pol¨¦mica, condimento imprescindible de todo men¨² deportivo en suelo nacional. Naturalmente, la Vuelta depende del duelo entre Banesto y la ONCE, los dos grandes, destinados a no entenderse en la carretera para dar sustento al seguimiento medi¨¢tico. La Vuelta es otra cosa. Es el exceso, puede ser la locura, es el nerviosismo, es el ruido. Es su car¨¢cter. Como mejor prueba de ello, la que se ha montado alrededor de una monta?a, el pico del Angliru, 1.570 metros, pendientes nunca conocidas que superan el 20% en algunos tramos, peregrinaci¨®n de corredores al canto para verificar sus excelencias, voces de alarma que se transmiten con la prensa como testigo, el riesgo seg¨²n algunos comentarios de que los ciclistas pongan pie a tierra, incluso de que no se celebre si viene la lluvia, toda una mercadotecnia insospechada a estas alturas del ciclismo (hasta un libro se ha editado ya dedicado a la cumbre). La tentaci¨®n a exagerar, la euforia que mueve a esta edici¨®n de la Vuelta, ha motivado que el Angliru terminara por marginar cualquier otra dificultad prevista en el recorrido. Al margen quedan 103 kil¨®metros contra el reloj, otras cuatro llegadas en puerto (con un dur¨ªsimo trayecto por los Pirineos), los 3.591 kil¨®metros distribuidos en un pr¨®logo y 21 etapas. La Vuelta se ha marcado una fecha, el domingo 12 de septiembre, y ya veremos que pasa ese d¨ªa. Es la Vuelta.
Comienza la Vuelta. La nuestra. La espa?ola, con sus vicios y sus virtudes, sus naturales excesos y su entusiasmo. Habr¨¢ espect¨¢culo, habr¨¢ palabras mayores, habr¨¢ debate aunque sea por los peque?os detalles. No ser¨¢ el Angliru, desde luego, quien haga grande a la Vuelta: necesita tiempo y ¨¦pica, no comentarios sobre el papel. Ser¨¢n los ciclistas, si vienen con ganas, si los mejores ambicionan la victoria, si es verdad que Ullrich no es Jekyll sino m¨ªster Hyde, quienes escriban a su manera la verdadera dimensi¨®n que vaya a tener esta carrera que comienza hoy en Murcia.
Salida de los favoritos en el pr¨®logo de hoy (6,1 kil¨®metros): 18.06. Jalabert. 19.28. Julich. 20.26. Escart¨ªn. 20.29. Ullrich. 20.30. Ekimov. 20.31. Vandenbroucke. 20.32. Z¨¹lle. 20.33. Olano.
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