El PSPV propone que el Consell compre tierra para acabar con el minifundismo agrario

"Cualquier banco precisa de capital para poder funcionar. Un banco de tierra debe tener tierra para ser eficaz". Esta es la base de la propuesta del PSPV para el banco de tierra, un organismo creado hace unos meses con la intenci¨®n de servir de base de datos de terrenos de cultivo en venta y cuya utilidad se ha demostrado nula. Seg¨²n los socialistas, el banco de tierra debe tener un presupuesto para adquirir parcelas que despu¨¦s se vender¨ªan a agricultores profesionales, haciendo hincapi¨¦ en conseguir parcelas m¨¢s grandes y en la incorporaci¨®n de j¨®venes a la agricultura.

El minifundismo especialmente en las zonas de regad¨ªo, es uno de los males end¨¦micos de la agricultura valenciana. Mientras que los estudios consideran rentable una explotaci¨®n de c¨ªtricos a partir de 40 hanegadas, la cifra media del tama?o de los campos de naranjas en la Comunidad no alcanza, ni de lejos, esta cifra. El minifundismo encarece los costes de producci¨®n y reduce, por tanto, los beneficios que perciben los agricultores por su trabajo. Un ejemplo: Un kilo de naranja producido en una explotaci¨®n de unas 400 hanegadas le cuesta al agricultor entre 7 y 8 pesetas. Ese mismo kilo de naranjas en un campo de unas dos o tres hanegadas tiene un coste de producci¨®n de entre 17 y 18 pesetas. Tanto unas como otras se van a pagar al mismo precio en el mercado, con lo que los beneficios obtenidos por uno y otro son abismalmente diferentes. A pesar de las evidentes ventajas que para la agricultura valenciana, y para los agricultores, supondr¨ªa la concentraci¨®n parcelaria, los esfuerzos realizados por las diversas administraciones auton¨®micas han sido escasos sino inexistentes. El PSPV ha propuesto que el banco de tierras, creado recientemente, se reforme y tenga, entre otras, esta funci¨®n. Actualmente, el banco de tierras no es m¨¢s que una base de datos de terrenos agr¨ªcolas en venta al que los propietarios de terrenos que deseen deshacerse de ellos -fundamentalmente porque ya no pueden hacerse cargo de ellos y sus herederos no se ocupan de los mismos- se pueden apuntar y en el que los agricultores que quieran ampliar pueden consultar. Sin embargo, este organismo es meramente virtual. El banco de tierras lo anunci¨® durante toda la legislatura pasada Mar¨ªa ?ngeles Ram¨®n-Llin, pero no fue hasta la llegada de Salvador Ortells cuando se puso en marcha en una especie de ¨²ltima acci¨®n pol¨ªtica. Los defectos de planteamiento -los agricultores saben que la mejor forma de comprar un terreno es dirigirse a un corredor de tierras local, que les informa de muchos m¨¢s detalles de la parcela que este organismo, incluso de la posibilidad de regatear en el precio final- y la falta de publicidad del organismo por parte de Agricultura -que fuentes agrarias atribuyen al hecho de que la propuesta la materializase Ortells y no Ram¨®n-Llin- lo han abocado al fracaso. Hace un par de semanas no se registraba ni un solo apunte en esa base de datos. El diputado socialista Antoni Lozano, portavoz de Agricultura del PSPV en las Cortes Valencianas, ha propuesto que el banco de tierras funcione como en Francia. "Un banco necesita fondos para funcionar. El banco de tierra tambi¨¦n debe disponer de esos fondos, que no son m¨¢s que tierra", asegura Lozano, que critica el hecho de que el banco de tierras s¨®lo disponga de 6 millones de pesetas para este ejercicio, una cantidad que sirve s¨®lo para su funcionamiento burocr¨¢tico. El diputado socialista propone que se destinen 1.000 millones de pesetas anuales en los presupuestos de los pr¨®ximos diez a?os para la compra de tierra que, despu¨¦s se vender¨ªa a los agricultores profesionales con criterios definidos: la concentraci¨®n parcelaria y la incorporaci¨®n de j¨®venes. Respecto a la lucha contra el minifundismo, Lozano apuesta por que la compra de terrenos por parte de la Administraci¨®n se realice de forma selectiva, buscando zonas en las que se puedan comprar parcelas juntas que puedan conformar una superficie de cultivo suficientemente grande para ser rentable: m¨ªnimo de 20 hanegadas para cultivos de fruta dulce, 40 para c¨ªtricos y unas 12 para invernaderos. Estos terrenos, comprados por la Generalitat a precio de mercado, se vender¨ªan despu¨¦s a los agricultores profesionales a un coste menor. Esta ser¨ªa la v¨ªa de acceso a la profesi¨®n agr¨ªcola de los j¨®venes. En la actualidad, si un joven desea incorporarse a la agricultura percibe ayudas que pueden llegar, en el mejor de los casos a los cinco millones de pesetas. Esta cantidad es del todo insuficiente para poder disponer de una instalaci¨®n agraria de las dimensiones oportunas para que la agricultura no sea una profesi¨®n poco rentable. "Si la Generalitat vendiera el terreno que adquiere desde el banco de tierra a los j¨®venes a mitad de precio y con 20 a?os para pagarlo, se conseguir¨ªa avanzar mucho", asegura Lozano. Ram¨®n-Llin tiene sobre su mesa el reto de acabar con un minifundismo que lastra la agricultura valenciana, m¨¢s cuando directos competidores, como los pa¨ªses del norte de ?frica, cuentan con explotaciones que se pierden en el horizonte.