La estrella que cambiar¨ªa el cielo por su barrio
Las supuestas declaraciones de Nicolas Anelka a un peri¨®dico ingl¨¦s parecen no ser ciertas; pero el problema es que son veros¨ªmiles
Nicolas Anelka ha lanzado desde Kiev, donde est¨¢ concentrado con la selecci¨®n francesa, un supuesto mensaje que ha activado todas las alarmas: "Quiz¨¢s sea el momento de dejar el f¨²tbol". Como tantas veces, puede acabar trat¨¢ndose de un problema de traducciones (el periodista ingl¨¦s que public¨® la entrevista en el Evening Standard ni siquiera hab¨ªa hablado con el jugador, seg¨²n confes¨® ayer el propio informador a Radio Nacional, sino que se fi¨® de los comentarios de un colega franc¨¦s; y sus supuestas palabras pasaron del franc¨¦s al ingl¨¦s y de all¨ª al espa?ol). Pero el problema no es tanto que sus declaraciones resulten ciertas como que son veros¨ªmiles. A los 20 a?os la nueva estrella del Real Madrid, el futbolista m¨¢s caro de la Liga espa?ola - 5.500 millones- parece aburrido. En cualquier caso, aunque la amenaza de Anelka no se cumpla de manera inmediata, s¨ª avala las sospechas de que el Madrid adem¨¢s de fichar a un gran futbolista ha contratado a una estrella que no quiere ser una estrella ni vivir como tal. "No tiene amigos. S¨®lo conf¨ªa en la gente de su barrio". "Se pasa el d¨ªa pegado a su m¨¢quina de juegos para evitar que le molesten". "S¨®lo se f¨ªa de su hermano Didier. Son un clan". "Es muy introvertido. Es asocial". "No vive en este mundo". As¨ª definen a Anelka quienes han pasado cerca de ¨¦l los cuatro a?os que lleva transitando por el f¨²tbol profesional, primero en el Par¨ªs Saint Germain, despu¨¦s en el Arsenal y ahora en el Madrid. Pero lo cierto es que de la vida de Anelka fuera de los terrenos de juego poco se sabe, porque ¨¦l y su entorno se han encargado de ello. Anelka todav¨ªa vive en un hotel cercano al estadio Bernab¨¦u. Lleva semanas recorriendo con sus hermanos -Didier y Claude- las lujosas casas de La Moraleja, una de las zonas m¨¢s selectas de Madrid, y todav¨ªa no ha encontrado ninguna que le guste. No parece que el problema sea de presupuesto -cobra 500 millones al a?o s¨®lo de ficha-, lo que sucede es que Anelka hasta para elegir casa es distinto a otros futbolistas. En Inglaterra, por ejemplo, alquil¨® una en un barrio de clase media para pasar inadvertido, y pronto la llen¨® de familiares y amigos. Para Anelka su barrio lo es todo. Las biograf¨ªas dicen que naci¨® en Versalles pero s¨®lo porque su madre dio a luz en una cl¨ªnica de esa zona. Su casa est¨¢ en Trappes, un barrio humilde de Par¨ªs, habitado mayoritariamente por inmigrantes. Los Anelka llegaron a Trappes en 1974 procedentes de Martinica (una colonia francesa). El padre, tras varios empleos, acab¨® trabajando en cuestiones burocr¨¢ticas en el rectorado de Versalles. La madre encontr¨® un sueldo como asistenta en el Liceo de Rambouille. Desde hace un par de a?os el matrimonio Anelka disfruta de una vida de ocio gracias al ¨¦xito de su hijo peque?o.
Nicolas, como muchos de los grandes futbolistas, comenz¨® a jugar con el bal¨®n en la calle. De esa ¨¦poca son sus amigos. Entre ellos el humorista de moda en Francia, Jamel Debbouze, que como ¨¦l se cri¨® en Trappes.
Anelka nunca prest¨® atenci¨®n a los estudios. Si acudi¨® a la escuela secundaria fue porque un centro de formaci¨®n de la Federaci¨®n Francesa de F¨²tbol se fij¨® en sus cualidades deportivas, le acogi¨® y le oblig¨® tambi¨¦n a abrir los libros, con escaso ¨¦xito.
Su hermano Didier es el ¨²nico que tiene estudios en la familia. Su licenciatura en Control de Empresas le est¨¢ siendo muy ¨²til para gestionar los asuntos de Nicolas. La influencia de Dider sobre ¨¦l es muy grande. El Madrid se dio pronto cuenta del poder de los hermanos y, en una de las reuniones para negociar su contrato, un directivo le dijo a Didier: "Fichamos a Anelka, no a la familia". Pero dos meses despu¨¦s de llegar, el Madrid ya sabe que la advertencia no sirvi¨® para nada.
Nicolas no tiene coche, ni siquiera carn¨¦ de conducir. Prefiere que sus hermanos le lleven de un lado a otro. Si tardan, se sienta en la puerta del vestuario de la Ciudad Deportiva, refugiado en sus gafas negras, se pone a esperar sin hablar con nadie. Apenas se relaciona con sus compa?eros. Clarence Seedorf le sirvi¨® de anfitri¨®n en sus primeros d¨ªas como madridista, pero ahora s¨®lo cruza alguna que otra palabra con Etoo y Geremi. Desde que lleg¨®, se ha negado a ofrecer las habituales conferencias de prensa, a pesar de las sugerencias del club. Otros como Balic o MacManaman buscaron a un compa?ero que les hiciera de traductor para hablar con los periodistas. El Madrid le ha puesto una profesora de espa?ol, pero nunca tiene tiempo para las clases. Se defiende en ingl¨¦s y conoce a Karembeu de las concentraciones con la selecci¨®n francesa, pero Nicolas prefiere estar solo. Por eso coloca una enorme bolsa de charol en el asiento de al lado en los aviones (para que no se siente nadie) o se pone unos enormes cascos para escuchar m¨²sica, casi siempre rap. No gasta apenas dinero. En sus primeras semanas ha huido de los restaurantes frecuentados por la gente del f¨²tbol y se le ha visto salir a cenar por el Madrid de los Austrias. Es musulm¨¢n aunque sus padres son cat¨®licos. La raz¨®n es que ¨¦l, como muchos j¨®venes deportistas franceses, dice encontrar en esta religi¨®n la paz espiritual que buscan para aguantar la presi¨®n.
Cuando se le pide una entrevista responde: "No soy una estrella. Escribe lo que quieras de m¨ª". Tampoco quiere posar ante los fot¨®grafos. "En los entrenamientos, todas las fotos". Le importa m¨¢s la opini¨®n de su familia y de sus amigos sobre c¨®mo ha jugado un partido que lo que digan los peri¨®dicos. Huye del negocio que rodea al mundo del f¨²tbol, aunque se beneficia de ¨¦l. Puma le ha elegido como su imagen para Europa, lo que le proporciona unos millonarios ingresos. Este contrato ha entrado en colisi¨®n con el compromiso del Madrid con Adidas. Anelka, para dejar clara cu¨¢l es su firma de ropa deportiva, suele lucir un collar de plata con un puma; y en los entrenamientos se pone el peto al rev¨¦s para ocultar la publicidad de Adidas.
Anelka, aunque ha firmado siete a?os con el Madrid, no se siente atado a nadie. Si la presi¨®n le llega agobiar no dudar¨¢ en marcharse. Lo hizo en Francia, tambi¨¦n en Inglaterra y lo repetir¨ªa en Espa?a. S¨®lo su familia le puede hacer cambiar de opini¨®n. Porque si para Anelka el f¨²tbol es su vida, para su familia es su empresa.
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