Swatch, a?o cero
MARTA SANTOS Se acab¨® el carpe diem. Se acab¨® el carpe nochem. Ya no aprovecharemos el d¨ªa ni la noche. Por no aprovechar, no aprovecharemos ni el almuerzo. La firma suiza Swatch acaba de inventar un nuevo sistema de medici¨®n del tiempo y con ello se ha cargado el calendario gregoriano, el maya, el chino y hasta el calendario de artis-mutis. Estos relojeros helv¨¦ticos han introducido en Internet -que pronto figurar¨¢ en la simbolog¨ªa freudiana como pozo sin fondo, garganta profunda que todo se lo traga- un sistema de reglado temporal que divide las 24 horas en mil unidades id¨¦nticas que funcionan sincronizadas para todo el planeta. Da lo mismo que en N¨ªger la noche est¨¦ estrellada y titilen, azules, los astros a lo lejos, porque si en Manhattan amanece y no tienen ganas de jarana, las parejas africanas tendr¨¢n que salir de la choza corriendo. Cuando a los japoneses les apetezca desayunar, usted, querido lector, tendr¨¢ que fastidiarse y saltar de la cama un lunes de diciembre, con dos grados bajo cero y a las cuatro de la madrugada, para comerse un donut revenido. De lo contrario, su jefe, cuyo cerebro estar¨¢ enchufado a Big Brother Swatch, le pondr¨¢ unos morros virtuales. Dado que en breve todos trabajaremos a trav¨¦s de Internet, no habr¨¢ manera de escapar. Como en la novela de Orwell, la pantalla del ordenador nos ver¨¢ y sabr¨¢ si estamos tecleando o sacudi¨¦ndole a la ginebra De La Victoria. Por lo visto, a Iacocca le molesta que mientras ¨¦l est¨¢ metido en el despacho, nosotros estemos en el Casco Viejo trasegando calimocho. Del mismo modo, la CIA est¨¢ resentida porque mientras sus miembros duermen a pierna suelta, la Seguridad cubana pedalea. La aldea global ya no es aldea ni es global: es un apartamento plano, como el de Willy Wilder, en el que viviremos igual que Jack Lemmon, que fue creado con una costilla de su jefe. Los popes de la mundializaci¨®n del capital y el pensamiento ¨²nico -que es ¨²nico porque s¨®lo a ellos se les ocurre- se frotan las mu?ecas. A partir del invento de Swatch, todo el planeta se levantar¨¢ a la vez, trabajar¨¢ al mismo tiempo y comer¨¢ cuando a Bill Gates le entre la gazuza. Las fiestas de la comunidad global se celebrar¨¢n seg¨²n Swatch tenga el rato y los sanfermines caer¨¢n en Nochebuena, para no chocar con los fineses, que en julio festejan el sol de medianoche y ya se sabe que en la bolsa los renos lapones cotizan m¨¢s que nuestros cuernos. Los tolosanos protestar¨¢n porque les har¨¢n trasladar el Carnaval a noviembre a fin de entretener a los de Texas, que en esas ¨¦pocas han terminado la matanza y, l¨®gicamente, qu¨¦ es una alubia frente a una hamburguesa. Los terroristas del siglo XXI ya no ir¨¢n poniendo bombas por las aceras. Sencillamente, cortar¨¢n con unas tijeras de manicura la aguja del segundero de Swatch y frente a tama?a atrocidad, el pobre Chacal se queda tama?ito. Una nueva era comienza. Swatch ha rizado el rizo y a Einstein se le acaba de caer la melena. Olvid¨¦monos de la AM y la PM. Del Anno Domini y del tr¨®pico de c¨¢ncer. El nuevo milenio ha entrado a toque de campana y en ¨¦l nos moriremos cuando la pila del reloj se nos termine. Ahora ya puedo decir con anal¨®gica precisi¨®n que los neoliberales me han jodido el d¨ªa.
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