Las milicias asesinan a tres sacerdotes, al padre de Gusm?o y a siete miembros de C¨¢ritas
Los sacerdotes Francisco Barreto, m¨¢ximo responsable de C¨¢ritas en Timor Oriental; Hilario, p¨¢rroco en Suai, y Domingos Mouber, de Ermera, se encuentran entre los asesinados por las milicias integracionistas en las ¨²ltimas horas de violencia sufridas por la poblaci¨®n civil de la antigua colonia portuguesa. El Gabinete de Xanana Gusm?o inform¨® tambi¨¦n del asesinato del padre del l¨ªder independentista, Manuel, de 82 a?os. C¨¢ritas Espa?ola confirm¨® la muerte de Barreto y de otros siete miembros de la organizaci¨®n en Timor. En Dili no se oyeron ayer disparos, aunque segu¨ªan los incendios.
Fuentes de la Misi¨®n de Asistencia de Naciones Unidas en Timor Oriental (Unamet) confirmaron ayer "de distintas fuentes que son cre¨ªbles" que la iglesia de Suai vivi¨® el mi¨¦rcoles una matanza de grandes proporciones, en la que junto a muchas personas all¨ª refugiadas muri¨® asesinado el padre Hilario, el p¨¢rroco. Hilario se hab¨ªa distinguido en la defensa de los perseguidos por las milicias en los meses previos al refer¨¦ndum del pasado 30 de agosto y los matones se la ten¨ªan jurada, como supo EL PA?S en junio. "Yo he matado ya a 400", dijo la pasada primavera un jefe de la milicia de Suai. "S¨®lo me falta el padre Hilario". Ya lo tiene. El Gabinete de Xanana Gusm?o confirm¨® la muerte de Barreto y de Mouber y la del anciano padre del jefe independentista. [Barreto estaba al frente de un equipo de 40 personas, de las que siete fueron asesinadas, seg¨²n C¨¢ritas Espa?ola. La organizaci¨®n tambi¨¦n dio cuenta del asesinato en el territorio de "nueve religiosos, entre ellos una religiosa de casi 80 a?os de edad"].
En Dili, la misi¨®n de la ONU tiene informaciones de que "decenas de personas han sido asesinadas", si bien ya no se ven cad¨¢veres en las calles de la capital. Fuentes de este misi¨®n dan cuenta de una ciudad destruida: barrios en los que todas las casas han sido incendiadas, muchas tiendas del centro saqueadas, iglesias incendiadas. El palacio episcopal y residencia del obispo de Dili, Carlos Ximenes Belo, est¨¢ en ruinas. Belo ha tenido que buscar refugio en Australia para salvar la vida.
Unamet tambi¨¦n sospecha que el env¨ªo de decenas de miles de personas de Timor Oriental a las localidades de Kupang y Atambua, en la parte occidental de la isla, bajo soberan¨ªa incuestionada de Yakarta, tiene por objetivo intentar demostrar al mundo que los timorenese huyeron hacia la otra parte porque est¨¢n contra la independencia. Con esos testimonios se tratar¨ªa de demostrar que la consulta del 30 de agosto, en la que el 78,5% de los votantes apoy¨® la independencia, fue un fraude y que deber¨ªa ser anulada.
Las deportaciones se producen a gran escala y una fuente del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados asegura que "hay ciudades totalmente desiertas". Seg¨²n esta fuente, los deportados "llegan en camiones y son dejados en campos abandonados o en instalaciones militares o policiales. Nos cuentan que separan a los que piensan que son independentistas de los que creen que prefieren la autonom¨ªa y luego llevan a cada grupo a zonas distintas".
En la cercada sede de Unamet, ayer se vivieron horas de esperanza, despu¨¦s del golpe que supuso el d¨ªa anterior la noticia de la inminente evacuaci¨®n de los locales. La llegada de un cami¨®n cargado de v¨ªveres y el restablecimeito de las telecomunicaciones llev¨® a pensar a los timorenses que la ONU no va a abandonar a Timor Oriental. La misis¨®n ha decidido dejar a 40 personas (funcionarios internacionales, polic¨ªas y militares desarmados) para proteger a los refugiados y mantener la puerta abierta para un posible regreso. Saldr¨¢n hoy unas 400 personas entre funcionarios, colaboradores locales y sus familias, periodistas y algunos diplom¨¢ticos.
Informadores, fuera
Algunos periodistas manifestaron su deseo de continuar en Dili, pero les fue negado el permiso. "Quien se quiera quedar lo puede hacer, pero fuera del cuartel general", dijo un responsable de Unamet. La misi¨®n de la ONU mantiene que no puede hacerse responsable de cualquier incidente que pueda producirse con los informadores. "Estos d¨ªas han estado aqu¨ª como invitados, pero en el momento en que hay una oportunidad de salir, los periodistas, como invitados, tienen que tomarla. Punto. Quien se quiera quedar, lo podr¨¢ hacer, pero fuera de la sede y bajo sus responsabilidad". M¨¢s tarde, una fuente de Unamet revel¨® que los periodistas deb¨ªan partir porque algunos hab¨ªan tenido una conducta que pon¨ªa en peligro a todos los presentes y que "como no podemos autorizar que sigan unos y negar el permiso a otros, todos se tienen que marchar". Eso supone la salida de Timor Oriental de los ¨²ltimos testigos porque, como dec¨ªa un funcionario de Unamet partidario de la presencia de los informadores, "quedarse fuera es una locura muy peligrosa".
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