La guerra de Daguest¨¢n impide a Mosc¨² garantizar la ruta del petr¨®leo del mar Caspio
Las rep¨²blicas productoras tienden a evitar cada vez m¨¢s el paso por el C¨¢ucaso ruso
La invasi¨®n de Daguest¨¢n por unos 2.000 guerrilleros que pretenden implantar una rep¨²blica isl¨¢mica supone un nuevo golpe a las aspiraciones de Rusia de convertirse en una v¨ªa segura para el transporte del gas y el petr¨®leo que yacen en cantidades fabulosas bajo el fondo del mar Caspio. Las autoridades de la antigua rep¨²blica sovi¨¦tica de Azerbaiy¨¢n, pa¨ªs que dispone de la parte del le¨®n de esos yacimientos (especialmente de los de oro negro), se inclinan cada vez m¨¢s por rutas que eviten el conflictivo C¨¢ucaso ruso para transportar el combustible a Occidente.
Rusia, pese al caos econ¨®mico en que est¨¢ inmersa, sigue siendo una superpotencia petrolera, y no s¨®lo por sus yacimientos propios, sino por su capacidad tecnol¨®gica para explorar, producir, transportar y comercializar dep¨®sitos ajenos, sobre todo en el ¨¢rea de influencia de la antigua URSS. Su principal foco de atenci¨®n es el Caspio, del que Rusia es ribere?a, fundamentalmente por Daguest¨¢n, pero al que tambi¨¦n se asoman Ir¨¢n, Azerbaiy¨¢n, Kazajst¨¢n y Turkmenist¨¢n. El reparto de las riquezas minerales de este mar interior es una cuesti¨®n a¨²n sin resolver, pero est¨¢ ya claro que Rusia no puede hacer realidad su aspiraci¨®n de dictar las reglas del juego como antigua potencia dominante. Los dirigentes kazajos, turkmenos y azerbaiyanos muestran incluso un manifiesto inter¨¦s, irritante para Rusia, por marcar distancias respecto a Mosc¨².
Desde que, hace un mes, las fuerzas del comandante Shamil Bas¨¢yev decidieron extender su guerra santa desde Chechenia a la vecina Daguest¨¢n, circulan toda clase de especulaciones sobre el origen, la financiaci¨®n y las intenciones reales de una ofensiva que, seg¨²n todos los indicios, cuenta con un fuerte apoyo log¨ªstico y financiero.
Una de las hip¨®tesis, respaldada por un informe del Departamento de Estado norteamericano, apunta al millonario saud¨ª Osama Bin Laden, considerado en Washington la mano negra del terrorismo internacional. Tambi¨¦n, sin que ninguna prueba concreta o indicio lo respalde, se hace notar el efecto que la inestabilidad en el C¨¢ucaso Norte est¨¢ teniendo ya sobre los planes de Rusia dentro del gran juego que se desarrolla en torno al gas y el oro negro del Caspio.
Alternativas
El camino hacia Occidente del combustible del Caspio tiene pocas alternativas. El crudo de los yacimientos de Tenguiz (en Kazajst¨¢n) puede llegar hasta el mar Negro o Ucrania sin atravesar el conflictivo C¨¢ucaso, pero esa posibilidad no est¨¢ al alcance del petr¨®leo y el gas azerbaiyano, que, en teor¨ªa, puede elegir entre la ruta rusa y la georgiana. Existe adem¨¢s la ruta iran¨ª, pero no parece viable, mientras EE UU tenga a Ir¨¢n en su lista negra de Estados terroristas. La ruta del petr¨®leo azerbaiyano a trav¨¦s de Rusia se inicia en Bak¨², sigue por Daguest¨¢n, contin¨²a por Chechenia y, tras pasar por otras regiones rusas a¨²n seguras, llega al puerto de Novorosiisk, en el mar Negro. La segunda ruta pasa por Georgia, rep¨²blica exsovi¨¦tica cuya importancia crece como la espuma cada vez que las armas suenan al norte de las monta?as que la separan de Rusia. Pero esta ruta est¨¢ muy lejos de ser segura. Georgia tiene tres regiones rebeldes -Ajaria, Osetia del Sur y especialmente Abjazia- que su presidente, Edward Shevardnadze, est¨¢ muy lejos de controlar.
El pasado abril, se puso en funcionamiento el nuevo oleoducto que une Bak¨² con el puerto georgiano de Supsa, en el mar Negro. Hay, sin embargo, otro proyecto mucho m¨¢s ambicioso, el del oleoducto Baik¨²-Ceyh¨¢n, que har¨ªa posible que el crudo llegase hasta una terminal turca en el Mediterr¨¢neo. La conducci¨®n pasar¨ªa tambi¨¦n por Georgia, pero, antes de llegar al mar Negro, se desviar¨ªa al sur y cruzar¨ªa Turqu¨ªa a trav¨¦s de una zona en la que predomina la poblaci¨®n kurda. El adi¨®s a las armas de la guerrilla kurda del PKK es una buena noticia para los patrocinadores del proyecto (incluidas varias de las grandes petroleras mundiales), que, sin embargo, tiene como contrapunto las dificultades financieras de Turqu¨ªa tras el terremoto de Izmit. A favor juegan tambi¨¦n el aumento del precio del petr¨®leo en los ¨²ltimos meses y el descubrimiento de un importante yacimiento de gas en la zona azerbaiyana del Caspio.
En cuanto a Chechenia, el conflicto con Rusia, latente desde 1994, le est¨¢ haciendo perder los jugosos ingresos por el alquiler de su territorio a Rusia para el tr¨¢nsito hacia Novorosiisk. Adem¨¢s, los sabotajes y robos de combustible son constantes.
Por eso cada tiro que se dispara en Daguest¨¢n, cada bomba que los rusos lanzan sobre Chechenia y cada atentado en Mosc¨², alejan a¨²n m¨¢s las posibilidades de que Rusia conserve la jugosa porci¨®n de la tarta petrolera a la que se cree con derecho como heredera de la extinta URSS.
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