Su reto a la muerte
Busqu¨¦ en los encuadernados de Destino y encontr¨¦ mi primer encuentro con Jordi Llimona, el fraile de la libertad, en los jardines de la caputxinada. Recuerdo las palabras de aquel iconoclasta creyente que en la d¨¦cada de los sesenta lanz¨® su grito por la solidaridad contra una Iglesia arrodillada bajo el palio del franquismo. Sorprendieron, arrebataron e irritaron a tantos aquellas declaraciones del fraile de moda "que desde dentro de la fe" iniciaba su critica contra las verdades establecidas por un Vaticano colaboracionista de las m¨¢s oscuras venganzas, propiciadas y amparadas por el obsceno pacto entre Franco y la Iglesia. Jordi Llimona, hijo del escultor catalanista Josep Llimona, heredero de una familia republicana, no tuvo, que nadie sepa, ni una vacilaci¨®n en su trayectoria vital de protesta contra una Iglesia injusta que uni¨® su ajuste de cuentas al de los vencedores. Pronto se dio cuenta del terror en el filo de la nada y de que la religi¨®n no ten¨ªa por qu¨¦ ser sin¨®nimo de creencia en patra?as. Debemos considerarle un hombre religioso a pesar de que sus declaraciones fueran consideradas "venenosas y detestables". ?Cu¨¢n dif¨ªcil habr¨¢ sido la vida del alma del padre Llimona! Si podemos acercanos a sus sentimientos, convencidos de su doctrina y comprensivos con su vital indignaci¨®n contra los conspiradores, sin duda entenderemos la grandeza de su mensaje. Jordi Llimona fue el ¨²ltimo rom¨¢ntico perfecto: paseaba s¨®lo por los jardines de Sarri¨¤, le¨ªa intensamente, escrib¨ªa compulsivamente, pensaba sobre s¨ª mismo mientras preparaba su obra p¨®stuma sobre la muerte. Me dijo en una ocasi¨®n ciertas palabras m¨¢gicas que todav¨ªa no comprendo: "Como la mente interrogante puede desarraigar... y luego supe, en lo profundo de mi mente, que nada quedaba en pie. Fueron los d¨ªas m¨¢s tristes de mi vida". ?l queda en pie... si todos no fu¨¦ramos vulgares. P. D. Te puedo llamar Jordi, amic. S¨¦ que nos encontraremos en el cielo que Wojtyla ha borrado de las galaxias. Te quiero por la bondad de tu sabidur¨ªa.
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