"Faltan propuestas de investigaci¨®n en letras, no financiaci¨®n"
Su contribuci¨®n cient¨ªfica al conocimiento de la escritura y la cultura mic¨¦nicas, antecedente de la griega cl¨¢sica, le ha valido al fil¨®logo y epigrafista Jos¨¦ Luis Melena Gim¨¦nez (San Sebasti¨¢n, 1947) el premio Euskadi de Investigaci¨®n 1999. S¨®lo 40 personas en el mundo trabajan en su mismo campo y, entre ellas, ¨¦l es una de las cuatro o cinco que tienen el privilegio de poder tocar con sus manos y usar la cola de pegar para reconstruir unas tablas de barro con informaci¨®n de oro sobre una sociedad anterior en 500 a?os a la Grecia cl¨¢sica. En 1992, uno de los grandes acontecimientos para celebrar la capitalidad cultural europea de Madrid fue la exposici¨®n sobre el mundo mic¨¦nico, de la que Melena fue comisario. Un jurado compuesto por los profesores Enrique Guimbernat, Miguel Artola, Xavier Rubert de Vent¨®s y presidido por Miguel Sigu¨¢n Soler tuvo en cuenta la calidad cient¨ªfica de su obra, el reconocimiento internacional de que goza y su oportunidad e inter¨¦s social, para otorgarle un galard¨®n que antes recibieron el f¨ªsico Pedro Miguel Etxenike, el fil¨®sofo Javier Echeverr¨ªa y el inmun¨®logo Jos¨¦ Antonio L¨®pez de Castro. P. ?En qu¨¦ consiste exactamente el trabajo por el que le han premiado?. R. Intento hacer hablar a documentos que contienen informaci¨®n sobre una sociedad anterior en quienientos a?os a la Grecia cl¨¢sica. Trabajo sobre tablillas de barro que quedaron enterradas, destrozadas, en los sotanos de palacios que se desplomaron a causa de incendios. Fue precisamente el fuego lo que coci¨® el barro y permiti¨® conservar los signos grabados en ¨¦l. Yo los reconstruyo, los leo, los traduzco y los interpreto. P. ?Y qu¨¦ cuentan esos documentos? R. Se trata fundamentalmente de las cuentas de esos palacios, que eran centros administrativos. Lo que se extrae es informaci¨®n econ¨®mica, sobre ingresos y gastos, comercio... Su interpretaci¨®n permitir¨¢ a los historiadores reconstruir toda una etapa de la historia, anterior en 400 ¨® 500 a?os a lo que ahora tenemos. P. Parece que son muy pocos los que se dedican a esta investigaci¨®n tan espec¨ªfica en todo el mundo. R. Sobran dedos en una mano para contarnos. Hay un profesor en Cambridge, otros dos en N¨¢poles y Bruselas y un par de norteamericanos. El acceso a la documentaci¨®n es muy restringido, tenemos que turnarnos en los museos de Atenas y Creta, porque el material es muy sensible, se queda en las manos. Es como recomponer un enorme rompecabezas. Yo todav¨ªa trabajo con la cola, pegando pedacitos, pero no voy a hacerlo toda la vida y lo cierto es que no se vislumbra nadie joven a quien pasar el testigo. P. ?Por falta de inter¨¦s? R. Por falta de n¨²mero de personas. Son pocas las que se decantan por las filolog¨ªas cl¨¢sicas, menos todav¨ªa las que lo hacen por el griego y a¨²n menos las que se van hacia la epigraf¨ªa. Es l¨®gico. ?Qu¨¦ va a hacer un alumno en Espa?a con esta especialidad sin poder dar clase de griego en la ense?anza secundaria? No tiene ning¨²n futuro, as¨ª que no es extra?o que en mis 30 a?os de docencia no haya aparecido ni un solo alumno que quiera dedicarse a esto. P. Sus palabras suenan a cr¨ªtica a las nuevas ense?anzas medias. R. Se han esquinado las humanidades y el mundo cl¨¢sico y me temo que esa relegaci¨®n es irreversible. Puedo equivocarme y ojala sea as¨ª, pero esas materias est¨¢n hoy en una situaci¨®n de optatividad total y adem¨¢s se disuade a los alumnos de que las elijan. El resultado es su languidecimiento y la dilapidaci¨®n del capital humano que es el profesorado de esas disciplinas. Un error, una pena. P. ?Habr¨ªa preferido m¨¢s dinero y dotaciones para su departamento o sus proyectos, antes que este premio? R. Hoy d¨ªa no hay problemas de financiaci¨®n en investigaci¨®n. Yo no me quejo. He encontrado siempre instituciones receptivas a mis proyectos y no he tenido problemas para financiarlos, a pesar de que este tipo de investigaci¨®n, b¨¢sica y sin aplicaciones pr¨¢cticas, est¨¦ menos estimulada que otras. P. Es raro o¨ªr esto. Los investigadores suelen quejarse de falta de medios. R. Pues es as¨ª. Habr¨¢ gente que trabaje con grandes equipos, pero yo s¨®lo necesito dotaciones bibliogr¨¢ficas y desplazamientos a Grecia. Y me consta que hay grandes instituciones financiadoras de investigaci¨®n que echan a faltar propuestas y proyectos en el ¨¢rea de las letras y las humanidades. P. ?Prefiere el reconocimiento de la comunidad acad¨¦mica o el de sus alumnos? R. Son distintos. Disfruto con que mis alumnos aprendan, sobre todo a pensar; el reconocimiento de la comunidad cient¨ªfica sirve para poder seguir trabajando en la investigaci¨®n. P. ?Es muy vanidoso el mundo de la ¨¦lite de la investigaci¨®n? R. Yo me he encontrado desde que empec¨¦ con personas que eran ya grandes personajes y hab¨ªa cre¨ªdo inaccesibles y, al contrario, resultaron gente sencilla y dispuesta a gastar su tiempo en ayudar a otros a empezar. Intento seguir esa pr¨¢ctica. P. ?C¨®mo tenemos la universidad, la espa?ola y la vasca? R. Un diagn¨®stico hecho as¨ª siempre peca de simplista pero creo que est¨¢ tocada por el gran da?o que le hicieron el t¨¢ndem de los ministros Maravall [Jos¨¦ Mar¨ªa] y Rubalcaba [Alfredo P¨¦rez] con la LRU (Ley de Reforma Universitaria). La vasca, joven y sin vicios, corre el riesgo de caer en la hipocres¨ªa ling¨¹¨ªstica por el ritmo que se quiere imprimir a su euskaldunizaci¨®n. Tampoco est¨¢ claro c¨®mo ha de ser la relaci¨®n sociedad-universidad. P. ?D¨®nde est¨¢ la confusi¨®n? R. Se habla mucho de imbricaci¨®n con la sociedad y se quiere hacer de la universidad una especie de pool donde se fabrique el tipo de producto -cuadros o profesionales- que la sociedad demanda. Yo discrepo y me parece mal planteada la cuesti¨®n: la universidad no puede ir a caballo de la sociedad: ha de estar por delante, creando conocimiento y al transmitirlo, tirando de ella. Eso no pasa.
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