Rutina
Ten¨ªa la firm¨ªsima intenci¨®n de escribir hoy un art¨ªculo jaranero y chistoso, pero la realidad se empe?a en ser tan corrosiva que te arranca la risa de la garganta. Ya estamos instalados de nuevo en otra masacre. El horror ha empezado a convertirse en una rutina: primero se calienta la situaci¨®n pol¨ªtica de un pa¨ªs; luego los observadores llegan a la total y un¨¢nime conclusi¨®n de que va a comenzar la escabechina de inmediato; despu¨¦s todos los periodistas y los delegados de la ONU y dem¨¢s extranjeros salen por piernas; seguidamente estalla en efecto la atrocidad, amparada por la obscena soledad de verdugos y v¨ªctimas; a continuaci¨®n los dirigentes de la ONU y de los pa¨ªses democr¨¢ticos se muestran de lo m¨¢s sorprendidos y consternados, como si nadie se hubiera podido esperar esa barbarie; por ¨²ltimo, todos nos ponemos a marear la perdiz impunemente: los pol¨ªticos perdiendo la fuerza por la boca, los bur¨®cratas perdiendo el tiempo en burocracias, los intelectuales perdiendo el intelecto en bizantinas discusiones sobre el militarismo y el pacifismo. Y, mientras tanto, la tierra va empap¨¢ndose con la sangre irremediable de las v¨ªctimas.Hoy el infierno se llama Timor, pero ma?ana se llamar¨¢ de alg¨²n otro modo. Somos tan impresentables los humanos que el horror va estallando sin soluci¨®n de continuidad por todo el planeta. Esto es, nos matamos tan deprisa que a la comunidad internacional no le da tiempo suficiente para reflexionar y adaptarse a la nueva era. Porque sin duda vivimos tiempos nuevos. La comunicaci¨®n instant¨¢nea est¨¢ convirtiendo la vieja costumbre humana del genocidio en un vicio demasiado visible e indecente. S¨ª, ya s¨¦ que en los ¨²ltimos conflictos ha habido mucha hipocres¨ªa y mucho inter¨¦s oculto, pero tambi¨¦n hay una nueva sensibilidad internacional. Hay que actuar, y no s¨®lo en Timor: hay que prepararse para el futuro y reformar la ONU urgentemente. Ahora que vemos y sabemos, no podemos dejar que los matones maten. Porque siempre habr¨¢ matones: la humanidad es as¨ª. Qu¨¦ especie tan detestable: la pr¨®xima reencarnaci¨®n quiero ser perro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.