Miquel Alzueta: el temible burl¨®n
Con su aire travieso y algo jactancioso, Miquel Alzueta lo ha dicho m¨¢s de una vez: "Hago libros y los vendo como podr¨ªa vender dent¨ªfrico, o corbatas: esto es, al fin y al cabo, un negocio"; esas palabras recogen toda una filosof¨ªa de la edici¨®n -discutible para muchos- que, tras meses de negociaciones, le ha llevado a entregar definitivamente su editorial, Columna, y con ella todos los sat¨¦lites de su ¨®rbita, a manos del postor m¨¢s fuerte: el grupo Planeta. Y, sin embargo, todo ha sucedido con la calma de la l¨®gica, sin aspavientos, un paso m¨¢s en la redefinici¨®n del mercado editorial del libro en catal¨¢n. Por as¨ª decirlo, estaban condenados a entenderse. Ahora, una vez sus socios de toda la vida (?lex Susanna, Ricard Badia, Juli¨¢n Vi?uales) han quedado al margen, Alzueta detenta el 15 por ciento del pastel y Planeta el 85 por ciento restante. A primera vista, la relaci¨®n se dir¨ªa casi de vasallaje, pero el editor saca pecho y prefiere ver la botella medio llena, o llena del todo, y en recientes entrevistas se muestra convencido de que el acuerdo va a ser tan provechoso para Columna como para Planeta, a tal punto que alguno de sus autores comenta divertido que en realidad parece que haya sucedido al rev¨¦s, y que Planeta sea en estos momentos un puro adl¨¢tere del imperio Columna. Es su estilo. Para forjar y pulir este estilo marca de la casa, Alzueta ha recorrido una larga trayectoria, casi siempre ascendente, donde el poeta-sensible-que-funda-editorial-con-los-amigos, lleno de empe?o y entusiasmo inicial, fue descubriendo poco a poco y a la vez los rigores del mercado y los placeres del dinero. Visto ahora, con la perspectiva de los trabajos y los d¨ªas, Miquel Alzueta es un claro ejemplo de self-made man: tal como informaba la contraportada de su primer libro de poemas publicado como autor, naci¨® en 1956 en la calle del Vidre, en pleno Raval, y pas¨® su infancia y adolescencia en el barrio del Clot. Hijo de un obrero vasco, estudiaba en horario nocturno y de d¨ªa realizaba trabajos diversos, trapicheos, como atender en una empresa de material el¨¦ctrico o descargar en el puerto camiones llenos de ponche Caballero. Los estudios universitarios -Periodismo en la Aut¨®noma- le pusieron en contacto con el convulso y reivindicativo mundo cultural de esos a?os: poco despu¨¦s se afili¨® al PSUC y trabaj¨® de periodista colaborador en Radio Barcelona y en publicaciones como Cuadernos para el di¨¢logo, Mundo Diario o la revista literaria Quimera (donde realiz¨® rese?as de Faulkner, Rodoreda o Espriu). De esta ¨¦poca son tambi¨¦n sus tres libros de poes¨ªa publicados: Amb un paper i un llapis (1979), Abs¨¨ncia (1982) y L"eterna conversa (1983), as¨ª como su amistad con el tambi¨¦n poeta ?lex Susanna, con quien coincidi¨® en los cen¨¢culos de los chicos y chicas del Mall. Su entrada en el mundo editorial se produjo en 1981, trabajando como jefe de prensa en Seix-Barral; habr¨¢ quienes recuerden de esa ¨¦poca la presentaci¨®n conjunta de dos libros p¨®stumos de Gabriel Ferrater -Sobre pintura y Sobre el llenguatge- editados por Seix-Barral y Quaderns Crema, lo cual supuso el encuentro en una misma mesa de dos editores que a?os despu¨¦s fueron acerbos rivales (eso s¨ª, con gran deportividad): Miquel Alzueta y Jaume Vallcorba. Iron¨ªas de la vida, Alzueta sali¨® de Seix-Barral cuando Planeta se hizo con el control de la editorial y caus¨® reducci¨®n de plantilla. Poco tiempo despu¨¦s naci¨® Columna. Los primeros t¨ªtulos, a¨²n bajo el sello compartido de Laertes, denotaban un notable gusto literario y una c¨¢ndida despreocupaci¨®n por las leyes del mercado: Val¨¦ry, Conrad, T.S. Eliot... Sin embargo, poco tiempo despu¨¦s publicaron un primer libro de una joven narradora: Amorrada al pil¨®, de Maria Ja¨¦n. El ¨¦xito de ventas fue inmediato, y encaden¨® nuevos aciertos comerciales; vinieron despu¨¦s Tom Sharpe, Patricia Highsmith, David Leavitt... Las editoriales en castellano que atend¨ªan a la literatura m¨¢s moderna empezaron a ver temblar su negocio: ?qui¨¦n era ese fanfarr¨®n que se atrev¨ªa a quitarles ventas editando libros ocasionales en catal¨¢n? Alzueta ten¨ªa ya el caramelo en la boca y no lo quer¨ªa soltar. Cedi¨® a Susanna la responsabilidad sobre la cuota del gusto literario y, armado con un machete, apret¨® los dientes y se abri¨® camino en la selva del mercado editorial. Llegaron m¨¢s ¨¦xitos poco convencionales -mos¨¦n Ballar¨ªn, el doctor Corbella, los libros medi¨¢ticos del entorno Terrat- y se empe?¨® en superpoblar el mercado de t¨ªtulos. Para llevar a cabo la operaci¨®n, empez¨® a sacar partido de las subvenciones que otorgaba el Suport Gen¨¨ric, se especializ¨® en conseguir las ayudas m¨¢s rec¨®nditas y no dud¨® en pedir a algunos autores (especialmente sufridos poetas) que se pagasen ellos mismos parte de la edici¨®n de su libro. El negocio era redondo, pero sus actuaciones empezaron a granjearle enemigos en la profesi¨®n, editores que denunciaban sus "fechor¨ªas" y un "trato de favor por parte de la Administraci¨®n". La ¨²ltima pol¨¦mica tuvo lugar en 1998 con la campa?a Punt de lectura, organizada por la Instituci¨® de les Lletres Catalanes: siete de los doce autores seleccionados para la promoci¨®n ten¨ªan libros publicados en Columna, y la campa?a hab¨ªa sido encargada a Columna/Comunicaci¨®, otra empresa del imperio de Alzueta. Altanero e imprevisible, el editor respond¨ªa a los ataques de sus colegas de gremio diciendo que estaban equivocados: "El enemigo no son las otras editoriales en catal¨¢n, el enemigo son las editoriales en castellano". Miquel Alzueta es el temible burl¨®n. Tanto como su trabajo, le divierte la lucha cuerpo a cuerpo, y esgrime sus argumentos con desparpajo. Su forma de actuar es peliculera, y su filosof¨ªa -"los libros se venden siempre de uno en uno; todo aquello que es bueno para un autor es siempre bueno para un editor"- resulta di¨¢fana y eficaz a la hora de convencer a los autores que pretende. Uno de los autores que est¨¢ en su cat¨¢logo comenta "que suele ser contradictorio, y quiz¨¢ le falten modales, pero resulta asombroso comprobar como la mayor¨ªa de las veces tiene raz¨®n. Tiene magnetismo". En este sentido, su gran golpe tuvo lugar el d¨ªa que consigui¨® que ?mnium Cultural cediese a Columna la edici¨®n del premio Sant Jordi. Es cierto que la decisi¨®n supuso una reactivaci¨®n del premio y del mercado literario catal¨¢n, como defend¨ªa el editor, pero no es menos cierto que en sus manos el premio ha sido estos ¨²ltimos a?os un instrumento de poder, un aliciente para atraer a su nido a los autores m¨¢s vendidos: lo ganaron entre otros Isabel-Clara Sim¨®, Maria Merc¨¨ Roca y Ferran Torrent (el caso que levant¨® m¨¢s espinas, porque meses antes de la concesi¨®n ya se sab¨ªa el resultado) y despu¨¦s han seguido publicando sus libros en Columna. La primera piedra del acuerdo con Planeta fue puesta el pasado Sant Jordi. Columna hab¨ªa acaparado los libros m¨¢s vendidos en los ¨²ltimos cinco a?os de la Diada, con aut¨¦nticos fen¨®menos de masas, pero este a?o Planeta le arrebat¨® los primeros puestos con dos autores que antes hab¨ªan estado en Columna: Andreu Buenafuente y Maria de la Pau Janer, que hab¨ªa sido capturada con el anzuelo del Ramon Llull, el premio mejor dotado en catal¨¢n (diez millones). De alguna forma, el cazador agresivo hab¨ªa sido abatido con sus propias armas; el hecho debi¨® dar que pensar al editor catal¨¢n. Hoy el acuerdo es ya una realidad y Alzueta deber¨¢ entenderse con Jos¨¦ Manuel Lara, el mandam¨¢s blanquiazul de Planeta. Pero los m¨¢s maliciosos ya especulan con los nuevos movimientos del editor de Columna y sospechan que ahora, quien quiera ganar el Sant Jordi deber¨¢ manifestarse p¨²blicamente como hincha forofo del Espanyol. Aunque de momento, que se sepa, Alzueta sigue vibrando con el juego de Rivaldo.
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