Procesi¨®n
NEGRITASEl pasado domingo las calles de C¨®rdoba vivieron un hecho excepcional en la historia democr¨¢tica de la ciudad. Por primera vez, un alcalde comunista, y de esto C¨®rdoba sabe mucho, presidi¨® un desfile procesional. Nada menos que durante cuatro horas de recorrido, la alcaldesa, Rosa Aguilar, acompa?¨® a la Virgen de los Dolores en su ba?o de masas hasta la Mezquita, en donde se hab¨ªa de celebrar el solemne triduo para conmemorar el tercer centenario de la hermandad. En cualquier caso, Aguilar no estuvo sola en su aventura. Dos miembros de cada grupo municipal abr¨ªan paso a la comitiva. Por IU, la propia Aguilar y Francisco Tejada; el PSOE, con Angelina Costa y Carmen Montes; y, por ¨²ltimo, el PP, representado por Amelia Caracuel y Luis Mart¨ªn. Junto a ellos, luciendo el uniforme de gala, cuatro polic¨ªas municipales escoltaban, en su escolta a la Dolorosa, a los capitulares. Si los m¨¢ximos representantes municipales acompa?aron a la Virgen en su periplo por C¨®rdoba, no fue menor la talla de los cl¨¦rigos encargados de ensalzar a la Dolorosa en sus tres d¨ªas triunfales. Nada menos que el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, el titular de la di¨®cesis, Francisco Javier Mart¨ªnez, y el presidente de Cajasur, Miguel Castillejo. Todo ello, en el altar mayor de la catedral y con un seguimiento masivo por parte de la feligres¨ªa, en una gran demostraci¨®n de fervor popular, que dir¨ªan los antiguos cronistas. Menos concurrido estuvo el concierto que, en homenaje a Joaqu¨ªn Turina, en el cincuentenario de su muerte, celebr¨® el martes la Orquesta Joven de Andaluc¨ªa en el Gran Teatro de C¨®rdoba. En esta ocasi¨®n, no se vio a los representantes municipales, pero s¨ª a alg¨²n que otro delegado de la Junta que no quer¨ªa perderse la representaci¨®n ni la oportunidad de saludar a la consejera de Cultura, Carmen Calvo, quien, discretamente, supervisaba la actuaci¨®n desde uno de los palcos. Entre el p¨²blico, el rector de la Universidad, Eugenio Vilches. Seguramente, el ¨²nico que, como catedr¨¢tico de Bot¨¢nica, sab¨ªa el verdadero nombre de las margaritas gigantes que llenaban el patio de butacas -parte de la campa?a publicitaria del patrocinador del concierto-. El resto de la gente se conformaba con hacer un ramillete para llev¨¢rselo a casa, acaso incluso para ponerlo a los pies de la Virgen. ANTONIO FERN?NDEZ
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