En las cloacas de la cestapunta
Se marcharon buscando las am¨¦ricas en Filipinas y s¨®lo han encontrado cloacas en su viaje. La veintena larga de puntistas vascos contratados para asegurar la reapertura del front¨®n Belle Jai-Alai Corporation de Manila se debate ahora entre la indignaci¨®n y la frustraci¨®n. Algunos se acuerdan de Kafka a la hora de describir lo vivido. En su sue?o deportivo no han sido sino se?uelos, marionetas ilusionadas de una funci¨®n oscura cuyo significado verdadero s¨®lo han entendido a ¨²ltima hora. El pasado 9 de febrero, la expedici¨®n, encabezada por una amplia representaci¨®n de puntistas vizca¨ªnos, cinco navarros y un andaluz, se acomod¨® en un hotel de la capital filipina en espera de que se les asignaran los alojamientos prometidos. Nunca llegaron a abandonar el hotel; siete meses pisando la misma recepci¨®n, la misma habitaci¨®n. A ¨²ltima hora, ¨¦ste acab¨® convirti¨¦ndose en el menor de sus problemas. El front¨®n deb¨ªa oficializar su reapertura el 15 de febrero, pero no abri¨® sus puertas al p¨²blico hasta el 22 de junio. Durante ese tiempo, los puntistas se entrenaban y compet¨ªan a puerta cerrada, con apuestas de por medio: los receptores de las mismas segu¨ªan el juego a trav¨¦s de un circuito cerrado de televisi¨®n. Antes de que todo se torciera, los puntistas disfrutaron de seis meses y medio de normalidad apenas alterada por problemas puntuales que ten¨ªan que ver con su relaci¨®n contractual y con la desaparici¨®n de sus pasaportes, retenidos desde el primer d¨ªa con la excusa de que estaban en tr¨¢mites los visados de trabajo. Una tarde, dos de los jugadores vascos recibieron a trav¨¦s de jugadores filipinos una oferta para ama?ar las quinielas. Si aceptaban, se repartir¨ªan 80.000 pesetas por encuentro arreglado. Alarmados por la proposici¨®n, convocaron al resto de sus compa?eros de viaje y, juntos, decidieron rechazar los sobornos. Ah¨ª empez¨® su calvario. Descubrieron que en el origen del conflicto se hallaba la empresa que les hab¨ªa contratado, Babcor, como promotora de los tongos. Babcor, sociedad gubernamental dirigida por militares y se?alada como una de las que m¨¢s factura del pa¨ªs, pudo contratar a los puntistas vascos por mediaci¨®n de Tom¨¢s Larrucea, intendente del front¨®n de Manila. Aparentemente, ah¨ª se agotaron las responsabilidades de Larrucea, que sigue en Filipinas. Rechazados expl¨ªcitamente los ama?os, nacieron inmediatamente acusaciones sin cara, rumores de descr¨¦dito: seg¨²n ¨¦stos,los puntistas llegados del Pa¨ªs Vasco comet¨ªan errores voluntarios en los partidos. La rumorolog¨ªa dio paso a una acusaci¨®n formal primero y a la correspondiente investigaci¨®n, l¨®gicamente est¨¦ril. Tres pelotaris llegaron a ser detenidos y liberados a continuaci¨®n. En el camino, un palo para la credibilidad de los puntistas. "Es muy grave", explica el navarro Ismael Biurrun (22 a?os) "porque sufre nuestra imagen. Yo quiero jugar en Estados Unidos y all¨ª no quieren a gente sospechosa". Ismael, como el resto de sus compa?eros, cree que la empresa les "necesitaba para presionar al Gobierno y reabrir el front¨®n. Han esperado a que caduque el visado para echarnos y ahora jugar¨¢n filipinos, mucho m¨¢s baratos", explica. En realidad, han trabajado de forma ilegal, con visados de turistas. Los impuestos se llevaban el 25 % de su sueldo, cuya cuant¨ªa no exced¨ªa las 280.000 pesetas mensuales. Diez antes de subirse al avi¨®n, los puntistas iniciaron una huelga, su forma de presionar a la empresa, un mensaje cristalino: no aceptaban tongos. La escalada de nervios culmin¨® con una amenaza; si no firmaban unos documentos, no cobrar¨ªan los cuantiosos atrasos y perder¨ªan los billetes de avi¨®n. Estamparon su firma al pie de un documento que recog¨ªa su dimisi¨®n voluntaria. Media hora despu¨¦s de soltar el bol¨ªgrafo y cobrar, se hallaban en el aeropuerto, conducidos por la fuerza.
Humillados y deportados
"Nos hemos sentido enga?ados por todas partes. Larrucea nos ha dejado tirados porque participa de los negocios del front¨®n y tiene all¨ª alg¨²n asunto m¨¢s. Nos contrat¨® para abandonarnos sin siquiera tener el valor de mirarnos a la cara durante las negociaciones. Nos han manipulado y ni siquiera el embajador de Espa?a en Manila se ha dignado escucharnos", se lamenta Ismael Biurrun. Seis de los puntistas expulsados lograron obtener un visado de 24 horas para cancelar sus cuentas bancarias, pero fueron detenidos y deportados como delincuentes comunes. Mientras duraron los contactos con la empresa que gestiona el front¨®n, uno de los jugadores hubo de permanecer ingresado tres d¨ªas debido a inopinados problemas cardiacos y dos puntistas vizca¨ªnos denunciaron a su llegada a Espa?a que la empresa les hab¨ªa amenzado de muerte hasta obtener su renuncia y la firma de la rescisi¨®n de un contrato que venc¨ªa el pr¨®ximo 22 de junio. Biurrun quiere recalcar su inocencia: "Hemos sufrido esta humillaci¨®n por negarnos a ama?ar el juego y plantar cara. Hemos le¨ªdo lo contrario en alg¨²n medio y no es justo".
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