CARLOS TIMOTEO GRIGUOL Padre, abuelo y profesor
L os jugadores del Betis tienen esta temporada padre, abuelo, maestro, econ¨®mo y profesor. Todas estas competencias las ejerce una misma persona cuya actividad tentacular se resume administrativamente en un solo cargo: el de entrenador. Carlos Timoteo Griguol, un argentino de 64 con un somero aire de abuelo chiflado, es un tipo polifac¨¦tico. En su amplio concepto del f¨²tbol, entrenar no es s¨®lo dise?ar t¨¢cticas y dirigir el adiestramiento atl¨¦tico de sus pupilos en el campo sino supervisar, y corregir si es necesario, los vicios econ¨®micos y la pereza intelectual que persiguen, como si de una enfermedad laboral se tratara, a los futbolistas de cierto rango. "Yo les exijo a los chicos que hagan un curso de algo, que aprendan alg¨²n oficio. No acepto que vengan y me digan que lo ¨²nico que saben es jugar al f¨²tbol. Hay que estar preparado para la vida". ?Un aut¨¦ntico padre no podr¨ªa hablar de su prole con m¨¢s propiedad! Griguol es un padre severo, sobre todo con los hijos d¨ªscolos. Gatti, un delantero del equipo argentino que Griguol tutel¨® antes de avecindarse en un hotel de Sevilla, fue castigado con varios partidos de suspensi¨®n porque no aprob¨® el examen de secundaria. ?C¨®mo son los hijos! ?Qu¨¦ terrible la profesi¨®n de padre! En otra ocasi¨®n, otro futbolista bajo su f¨¦rula apel¨® al t¨®pico del autom¨®vil y con los primeros ahorros pretendi¨® adquirir un deportivo. "Chico", le reconvino, "mejor lo inviertes en una casa". A pesar de sus desvelos econ¨®micos y pedag¨®gicos, Griguol, que el pasado d¨ªa 4 de septiembre cumpli¨® los 64 a?os, acumula en su carrera numerosos ¨¦xitos deportivos. Este argentino de C¨®rdoba, a quien apodan con respeto Maestro y Profesor, dirigi¨® su partido n¨²mero 1.000 en La Plata el 9 de agosto de 1998. De esos 1.000, hab¨ªa ganado 402, empatado 349 y perdido 259. Ha logrado, adem¨¢s, tres t¨ªtulos de Liga, uno con el Rosario Central en 1973 y los ¨²nicos dos de la historia del Ferrocarril Oeste, en 1982 y 1984. Con este sorprendente palmar¨¦s apareci¨® este verano en Sevilla con su primorosa colecci¨®n de gorras en una maleta -unas gorras que empez¨® a coleccionar hace dos temporadas cuando una firma comercial tuvo el antojo de subvencionar las categor¨ªas inferiores argentinas a cambio de que el Maestro llevara su cabeza tocada-, seguido por su yerno Gabriel Perrone y por Javier Mat¨ªas Valdecantos, segundo entrenador y preparador f¨ªsico, respectivamente. El maestro despleg¨® de inmediato su capacidad pedag¨®gica y los jugadores, sometidos a fuertes sesiones gimn¨¢sticas, adelgazaron tres o cuatro kilos y encontraron a un padre. No ha dictado normas morales de conducta, pero los futbolistas del Betis saben cu¨¢l es el equipo ideal de Griguol: aquel formado por deportistas decentes, honestos, ahorradores y de mucha lectura, que a las diez de la noche est¨¢n en la cama y que no dispendian el dinero en vanos caprichos. No es su ¨²nica aportaci¨®n original. Entre los m¨¦ritos que ha aportado al f¨²tbol espa?ol figura la introducci¨®n de la reflexi¨®n, las elipsis y los largos silencios en las declaraciones ante los informadores. La ret¨®rica de Griguol no es tartamuda, como la de la mayor¨ªa de los futbolistas, ni incomprensible, como la de los entrenadores extranjeros, ni vanilocua o chulesca, como la de sus colegas, sino pensativa, lenta, humor¨ªstica y un poco teatral. El Maestro habla con los ojos, alude sin nombrar y hace largas e inteligentes pausas. Luego levanta la mano, extiende el ¨ªndice y explica su lecci¨®n. Una de las m¨¢s comentadas vers¨® acerca de la desmemoria. A partir de los 50 a?os, sostiene el Maestro, la memoria se nubla y lo primero que olvida es cerrar la bragueta despu¨¦s de cada funci¨®n fisiol¨®gica. Griguol ha advertido que las diplomaturas que imparte a sus equipos suelen durar entre tres o cuatro temporadas. El Betis lo contrat¨® por dos. A cambio el Maestro recibir¨¢ 750 millones de pesetas, lo que no est¨¢ nada mal para una persona que asegura que no le importa el dinero sino la disciplina y el rigor. Otra cosa es que le cueste ganar los partidos. El Maestro tiene alma de cartujo y ha aceptado las derrotas iniciales como el primer tramo inevitable de un largo camino hacia la perfecci¨®n. ?Ser¨¢n tan pacientes los aficionados y los directivos del equipo? ?Aguantar¨¢ Griguol una diplomatura completa con el Betis? La mayor¨ªa de las pe?as b¨¦ticas que tienen p¨¢gina en Internet recelan: casi ninguna ha a?adido todav¨ªa la biograf¨ªa del maestro y es in¨²til pinchar con el rat¨®n: a¨²n aparece Clemente. Quiz¨¢ esperen m¨¢s triunfos como el del s¨¢bado. Maestros, en fin, no s¨®lo tiene la Iglesia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.