Esto es el fin
NEGRITASSe abre el tel¨®n virtual de la inauguraci¨®n del a?o escolar y dice Chaves: "Este curso, que se inicia en 1999 y que, seguramente, acabar¨¢ en el 2000..." Seguramente, seguramente. Por algo es el curso 1999/2000. A menos que... A ver si va a resultar ahora que el presidente es milenarista. A ver si su libro de cabecera son las profec¨ªas de Nostradamus. ?A ver si tiene raz¨®n y a mitad del curso desaparecen las escuelas! A lo mejor es que s¨®lo los cabeza de partido saben a ciencia cierta si se acaba el mundo en el 2000 y los ciudadanos estamos out. Quiz¨¢ tambi¨¦n Te¨®fila Mart¨ªnez se empapa de las profec¨ªas y por eso el pasado martes, que estuvo en Madrid, compr¨® su comidita en peque?as cantidades, por si acaso. Se fue al Museo del Jam¨®n a eso de las once de la noche, y pidi¨® 200 gramos de queso de cabra, 150 de jam¨®n... No ser¨¢ que no quiere llenar la despensa porque el 31 de diciembre desaparecer¨¢n todas las despensas del mundo mundial. ?O es que est¨¢ a r¨¦gimen? Pero ?para qu¨¦, si en el 2000...? Si esto se acaba de verdad, no merece la pena ni estar gordos, ni delgados. Ni contentos, ni enfadados. Porque a ver, ?de qu¨¦ le vale a Salvador T¨¢vora ser el "conquistador de la cultura"?, como le bautiz¨® Diodoro Canorea, el empresario de la plaza de toros hispalense. ?De qu¨¦ le vale pleitear con los catalanes si para cuando le dejen representar su Carmen con bicho el respetable ser¨¢ ya polvo? Pero no puede ser. El mundo seguir¨¢ rodando. Si no, ?por qu¨¦ iba a estar tan contenta Soledad Becerril? Los periodistas discut¨ªan si deb¨ªa dar la conferencia de prena sentada o de pie y a la ex alcaldesa la discusi¨®n le trajo a la cabeza "el chiste ese de San Jos¨¦, la Virgen y el burro. Ese que se monta San Jos¨¦ en burro y todo el mundo le critica: "hombre, esa pobre mujer y ese ni?o andando, y San Jos¨¦ montado..." Y sigui¨® la alcaldesa. No le divertir¨ªa mucho a un periodista de una cadena local de televisi¨®n porque se dedic¨® a juguetear con una navaja mil usos mientras Becerril soltaba su charleta. Mientras, en otro sal¨®n del Ayuntamiento hispalense se presentaba una exposici¨®n de autom¨®viles de ¨¦poca. Presentes, la condesa de Pe?aflor y la mujer de Guillermo Ortega, presidente de Retrom¨®vil, Teresa Hern¨¢ndez, que luc¨ªa un retrosombrero rosa con un gran lazo a la altura del colodrillo. El color de los ojos no se le ve¨ªa. Debe de ser el fin del mundo. CARMEN MOR?N
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