"Trabajo de d¨ªa para que las cosas funcionen de noche"
Pregunta. Cada vez que tu nombre sale en cualquier conversaci¨®n, siempre hay alguien que dice: "S¨ª, hombre, Oriol Reg¨¤s, el de Bocaccio. ?Qu¨¦ est¨¢ haciendo ahora?". Respuesta. Bueno... sigo trabajando, pero no como empresario. De hecho, yo siempre me he considerado m¨¢s un promotor que un empresario, aunque de joven lo que quer¨ªa ser era veterinario... Hay cosas muy molestas y estresantes en la vida del empresario: las n¨®minas, los problemas para llegar a fin de mes... Cuando se hundi¨® el Tropical, que fue mi ¨²ltimo intento de llevar un local, decid¨ª dejar de ser un empresario. Ahora tengo una oficina desde la que asesoro los negocios de los dem¨¢s. Creo que, despu¨¦s de 30 a?os en el negocio del ocio, tengo derecho a hacerlo. Sabe m¨¢s el diablo por viejo que por diablo, ?no? Si alguien tiene un restaurante que no pita, me llama y yo intento averiguar por qu¨¦ no pita. A veces hay que decirle que su negocio no pitar¨¢ nunca y que lo mejor que puede hacer es cerrar. P: Y acto seguido le presentas la factura... R. Que suelen resistirse a pagar cuando les has dicho que cierren. P. Como empresario siempre fuiste bastante at¨ªpico. Nunca te vi por el Up&Down, aunque la verdad es que s¨®lo estuve tres o cuatro veces y siempre en un estado lamentable que me imped¨ªa ver gran cosa. R. Siempre fui partidario de trabajar de d¨ªa para que las cosas funcionaran de noche. Por Bocaccio se me ve¨ªa m¨¢s porque era m¨¢s joven, supongo. En el Up&Down, con pasar un cuarto de hora cada noche, ya ten¨ªa bastante... Lo cierto es que a m¨ª salir de noche siempre me ha gustado, pero nunca me he sentido muy a gusto en las discotecas: apenas se puede hablar. P. Pues para no gustarte las discotecas... R. Tal vez deber¨ªa haberme ido a casa despu¨¦s de venderme el Bocaccio, pero el Up&Down fue como un caramelito: un sitio aislado, sin vecinos... P. Yo me pas¨¦ la adolescencia escuchando maravillas del Bocaccio y cuando por fin lo conoc¨ª era un tugurio con alcohol de garraf¨®n. Te hablo de finales de los setenta, principios de los ochenta... No niego que tuviera su gracia, pues la confusi¨®n social era total: pod¨ªas ver c¨®mo se ca¨ªa del taburete Jaime Gil de Biedma y era recogido por un punki con cresta. Pero era todo un poco cutre, la verdad. R. Bocaccio tuvo diez a?os buen¨ªsimos, que fueron los primeros, del 67 al 77, cuando se lo vend¨ª al se?or Pere de Mollet. Yo creo que es un local que perdi¨® su raz¨®n de ser tras la muerte de Franco, ya que siempre hab¨ªa sido un foco, todo lo fr¨ªvolo que quieras, de resistencia antifranquista. P. Contra Franco viv¨ªamos mejor, que dec¨ªa Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n. R. M¨¢s o menos... Lo cierto es que fue un lugar de encuentro muy agradable para toda una serie de gente que hab¨ªa decidido poner un punto de frivolidad en su vida sin renunciar al rigor en su trabajo. Se ha simplificado mucho al hablar de esa gente y esa ¨¦poca, pero la verdad es que por tarde que acabara la farra, a la ma?ana siguiente todo el mundo estaba fichando en su despacho. P. La "gauche divine"... R. ?se es un t¨¦rmino que Joan de Sagarra sac¨®, creo, de un libro de Sartre. Con el tiempo parece que aquello era un movimiento pol¨ªtico-intelectual con estatutos y carn¨¦s, cuando en realidad nadie era consciente de formar parte de nada. De hecho, los movimientos los crean los que no forman parte de ellos. El diario Tele Expr¨¦s respald¨® a esa supuesta gauche divine de la misma manera que tu peri¨®dico apadrin¨® a la movida madrile?a y la revista "Cahiers du cin¨¦ma" a la nouvelle vague. P. ?T¨² te tragabas las pel¨ªculas de la escuela de Barcelona? R. Me encontraba a sus directores en Bocaccio y me preguntaban qu¨¦ me hab¨ªan parecido sus pel¨ªculas, lo que era mucho peor. No, en serio; creo que hubo de todo. Y que salieron de ah¨ª tres cineastas muy s¨®lidos: Gonzalo Su¨¢rez, Jaime Camino y Vicente Aranda. P. Los a?os 60 debieron representar una liberaci¨®n para alguien que tuvo una infancia tan represiva como la tuya... R. Evidentemente. Los a?os 60 fueron los a?os en que se acab¨® el miedo al qu¨¦ dir¨¢n, en que las amantes sustituyen a las queridas, en que se empieza a vivir una vida m¨¢s aut¨¦ntica...Y mi infancia fue brutal, s¨ª. Mi padre, exiliado en Par¨ªs. Mi madre, en Madrid. Y mis tres hermanos y yo en internados y sometidos a la autoridad de mi abuelo, que era un tipo sanguinario. P. El hijo de puta, le llamaba cari?osamente tu hermana Rosa. R. Nunca he comprendido como se pod¨ªa tener tan mala leche. S¨®lo nos dejaba ver a mi madre una vez a la semana, y en presencia de un funcionario del Tribunal Tutelar de Menores. Un d¨ªa mi madre me regal¨® un tren el¨¦ctrico y el t¨ªo me lo rompi¨® a patadas. Acab¨¦ haciendo las paces con ¨¦l, pero no me sirvi¨® de gran cosa: cuando muri¨®, lo dej¨® todo a beneficencia. P. ?Qu¨¦ recuerdos guardas de tu padre? R. Mi padre es un hombre que se qued¨® plantado en 1936 y que nunca super¨® el haber perdido la guerra. Era un hombre de tertulia de caf¨¦ al que la guerra le jorob¨® la vida. Aunque ¨¦l dijera que s¨®lo hab¨ªa venido a este mundo a veranear. P. Una de sus frases famosas. Mi favorita es su definici¨®n de Maria Aur¨¨lia Campmany: "Aquest home que va vestit de dona de fer feines". R. La interesada debi¨® de o¨ªrla, pues el Memorial Xavier Reg¨¤s fue suprimido de manera fulminante. P. El teatro es de las pocas cosas a las que no te has dedicado: tuviste clubes nocturnos, revistas, una editorial... R. Y un sello discogr¨¢fico. P. En el que el grupo Smash te hizo la vida imposible. R. Fue peor lo del proyecto con Salvador Dal¨ª. Una opera que se llamaba Etre Dieu y que produc¨ªamos con Alain Milhaud. Nos fuimos a Par¨ªs, contratamos a una orquesta enorme e intentamos que Dal¨ª repitiera varias veces sus delirios. No hubo manera. "Dal¨ª no se repite", nos dijo. Y acto seguido, se dedic¨® a cantar de manera obsesiva La lluna, la pruna... P. Era uno de nuestros pocos locos. En Catalu?a apenas tenemos... R. Aqu¨ª hay una obsesi¨®n enfermiza por el trabajo. Se agradece que la gente sufra. Te vas a comer una paella o a jugar un partido de tenis y siempre hay alguien que dice Anem per feina... ?T¨² crees que las cosas cambiar¨¢n si gana Maragall? P. Votar¨¦ socialista aunque el cabeza de lista sea el Vaquilla: no puedo m¨¢s de pujolismo. R. Me pasa algo parecido, pero me preocupa la incapacidad de Maragall para generar entusiasmo. Lo tiene todo para conseguirlo y sin embargo... Pujol, cuyas propuestas no me interesan, tiene m¨¢s carisma. Un tipo incansable y con una memoria de elefante. Hace un mont¨®n de a?os, le presentaron a mi hermana Georgina en una feria en la que ella vend¨ªa mermeladas caseras. Doce a?os despu¨¦s, se la volvieron a presentar y le pregunta: ?C¨®mo van esas mermeladas?
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