Protesta con partituras
Rub¨¦n Ferreras era del tama?o del violonchelo cuando empez¨® a aprender a tocarlo. Ten¨ªa nueve a?os. Ahora, cinco despu¨¦s, se ha quedado sin clases. El cello, la guitarra, la flauta, la trompa y el clarinete son las v¨ªctimas de la reestructuraci¨®n de la Escuela de M¨²sica municipal de Santurtzi. Como Rub¨¦n, muchos de los 70 alumnos que se han quedado compuestos y sin poder seguir estudiando un instrumento al que han dedicado cientos de horas en los ¨²ltimos a?os, estuvieron entre el p¨²blico del concierto que los profesores afectados dieron en la plaza central de Santurtzi ayer a la una de la tarde. Padres y docentes ven la decisi¨®n de la nueva concejal de Cultura, la socialista Myriam Frade, como un primer paso que augura el cierre de la escuela. Pretenden que todo el pueblo y sobre todo los dirigentes municipales oigan su protesta. Por eso tocaron frente a la casa consistorial. Si la concejal estaba en su despacho pudo escuchar las melod¨ªas cl¨¢sicas interpretadas al clarinete y la guitarra por dos de los profesores a los que no se les ha renovado el contrato. Rub¨¦n es pesimista. Con una seriedad sorprendente para sus 14 a?os, afirma: "No se solucionar¨¢. Aunque haya muchas manifestaciones, nunca pasa nada". "Me retirar¨¦", contesta cuando se le pregunta qu¨¦ har¨¢ si la edil no cambia de postura. "De eso nada, majo", le advierte su madre. Ella se niega a que el esfuerzo, la ilusi¨®n de estos a?os y el violonchelo comprado de segunda mano queden olvidados en un armario. Su madre quiere buscarle otra escuela. Pero las matr¨ªculas se cerraron antes del verano. Otras madres tienen la firme intenci¨®n de radicalizar sus protestas. "El d¨ªa 23, cuando empiece el curso, mi hija ir¨¢, aunque sea a molestar". Explica que si el Ayuntamiento no atiende las reivindicaciones la enviar¨¢ a boicotear la actividad de la escuela -seis instrumentos han sobrevivido a la criba municipal- a golpe de acorde guitarrero. Con 14 a?os, Ana Bores, lleva cinco rasgando las cuerdas. "Este a?o he acabado solfeo; ahora quiero dedicarme s¨®lo al clarinete", a?ade Irene Azuela, otra de las alumnas. El jefe de estudios de la escuela, I?igo Ibaibarriaga, y su saxof¨®n tambi¨¦n participaron en el concierto. Lo que m¨¢s le molesta no es haberse enterado de la eliminaci¨®n de seis instrumentos por los padres -el Ayuntamiento les envi¨® una carta-, sino los da?os colaterales: la escuela deja de cumplir los m¨ªnimos para estar en la asociaci¨®n de escuelas de m¨²sica de Euskadi y recibir la subvenci¨®n del Gobierno vasco. A Ibaibarriaga tampoco le cuadran las cuentas: "La subvenci¨®n del Gobierno es de nueve millones de pesetas y las n¨®minas de los profesores afectados suman cinco millones". "Ofende que acaben con parte de la actividad cultural del pueblo", explica Jos¨¦ Luis Atilano, padre de dos exalumnas. Y ofende m¨¢s si cabe, explica, porque ni siquiera estaba previsto en el programa electoral socialista. Dice haberlo le¨ªdo con atenci¨®n.
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