Un negocio con mucha cabeza
All¨¢ por el a?o 1859, Boinas El¨®segui fabricaba 50 unidades diarias que requer¨ªan el trabajo de otras tantas operarias; en 1999, salen del taller unas 1.100 boinas cada d¨ªa. 140 a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n, esta empresa tolosarra sigue fabricando boinas, luchando contra la moda que pr¨¢cticamente ha desalojado de las cabezas de los vascos las tradicionales txapelas y se mantiene en pie con un negocio basado en el monocultivo. C¨®mo ha conseguido sobrevivir esta empresa se debe en buena parte a su pol¨ªtica comercial, que progresivamente ha ido descendiendo sus ventas en el mercado civil y compensando esta ca¨ªda dirigiendo su producto a los militares y cuerpos de seguridad de numerosos pa¨ªses. La balanza ahora est¨¢ equilibrada: el 50% de las piezas se destinan al mercado militar y el 50% restante, a minoristas y mayoristas que siguen vendiendo las tradicionales boinas vascas de lana. Nada que ver con sus inicios, cuando Antonio El¨®segui, hijo de una acomodada familia de Tolosa, regres¨® de estudiar en B¨¦lgica, Alemania y Francia y cre¨® en su ciudad natal la f¨¢brica de boinas La Casualidad. El¨®segui se convirti¨® pronto en un destacado empresario. El nombre del fundador est¨¢ unido tambi¨¦n a la pol¨ªtica: era un carlista muy ligado a Carlos de Borb¨®n, quien lleg¨® a ofrecerle un cargo de diputado a Cortes que El¨®segui rechaz¨®. La f¨¢brica de boinas entonces era enorme y estaba emplazada en el centro de dicha localidad guipuzcoana. Hoy, en cambio, est¨¢ escondida en un pol¨ªgono industrial a las afueras de la ciudad. Pero es que nada es lo que era. En 1859, la lana llegaba sin tratar a la f¨¢brica, donde se te?¨ªa y se preparaba y las operarias tricotaban a mano las piezas. Veinte a?os despu¨¦s, comenz¨® El¨®segui a invertir en maquinaria para aumentar la productividad. En 1878, un telar circular aument¨® el trabajo diario por operaria hasta las 15 txapelas y en 1900, con nuevas m¨¢quinas industriales, ya se fabricaban 3.000 unidades cada jornada laboral. Hab¨ªa que prepararse para el boom de este producto, que llegar¨ªa en los a?os 20. En esa d¨¦cada y las siguientes Boinas El¨®segui vivi¨® su ¨¦poca dorada, que dispar¨® la producci¨®n anual hasta 1,25 millones de unidades y la plantilla, hasta 250 trabajadores. Adem¨¢s de la boina tradicional, se fabricaban aut¨¦nticas virguer¨ªas con bordados de seda. La masificaci¨®n de este producto de vestir inici¨® en el camino de la exportaci¨®n a la empresa familiar, que vend¨ªa sus tocados de lana en Europa, Estados Unidos, Sudam¨¦rica y hasta Nueva Zelanda. De los buenos a?os da testimonio un libro de visitas de Boinas El¨®segui, que recoge las firmas de ilustres personajes que se cubrieron la cabeza con este complemento, como Alfonso XIII, Pau Casals, Indalecio Prieto, Franco y Primo de Rivera. La guerra civil espa?ola y la posguerra interrumpieron las ventas en los mercados exteriores. Este estacazo y a?os despu¨¦s, el declive de la moda de cubrirse la cabeza provoc¨® que desaparecieran la mayor¨ªa de las 17 empresas de boinas que exist¨ªan en el norte de Espa?a hacia 1939. El Ej¨¦rcito como cliente Boinas El¨®segui salv¨® la situaci¨®n con la ayuda del Ej¨¦rcito y de otras organizaciones como la Falange. As¨ª lo acreditan algunos documentos que todav¨ªa se conservan en la empresa familiar y que hablan, por ejemplo, de una petici¨®n al Sindicato Nacional Textil para tener un cupo extraordinario de lana para poder dar salida a un pedido de 300.000 boinas para la Falange. Terminada la ¨¦poca franquista, las fuerzas armadas de pa¨ªses de Europa, Am¨¦rica y de algunas naciones africanas son los clientes militares de Boinas El¨®segui, que se convirti¨® en sociedad an¨®nima en 1967, aunque los descendientes de los fundadores todav¨ªa controlan gran parte del capital. El impulso a la exportaci¨®n, que supone el 25% de la producci¨®n, y al mercado militar han sido las claves de permanencia de esta empresa, que tiene entre octubre y enero su punta de trabajo para el mercado civil. Los pedidos militares, en cambio, son tan variables como enormes. A finales del a?o pasado, la firma fabric¨® 50.000 boinas para las Fuerzas Armadas espa?olas que han sido abonadas este ejercicio y que aumentar¨¢n la facturaci¨®n este a?o hasta los 350 millones de pesetas. En 1998, la empresa factur¨® 200 millones.
La escasa evoluci¨®n de las m¨¢quinas y el ejemplo de Gila
En los talleres de Boinas El¨®segui todav¨ªa funcionan m¨¢quinas de principios de siglo porque el proceso de elaboraci¨®n de las txapelas no ha evolucionado tanto como los de otros productos. Desde que llegan a la empresa las bobinas de hilo de lana hasta que la pieza est¨¢ lista para salir al mercado, hay que tejerla, enfiltrarla, te?irla, hornarla para que quede lisa y sin arrugas, percharla para sacarle el pelo, fundirla para unificar la lana, forrarla y etiquetarla. "Si fabricas camisas, tienes maravillas de robots, pero para las boinas no hay muchas m¨¢quinas", se?ala Mar¨ªa Jes¨²s Garmendia, gerente y accionista de la compa?¨ªa tolosarra. Por esta raz¨®n, la empresa ha contactado con varios fabricantes para conseguir modernas m¨¢quinas de tintura y tratamiento de tejido que ofrezcan mayor productividad y la misma calidad que las actuales. "Nuestros retos de futuro son aumentar la presencia en los mercados exteriores y diversificar productos", comenta Garmendia. Hace unos a?os comenz¨® Boinas El¨®segui a fabricar tambi¨¦n gorros impermeables y de lana y su gerente est¨¢ convencida de que habr¨¢ "un resurgir de la prenda en la cabeza. Aqu¨ª, desgraciadamente, se asocia la boina con el aldeano. Gila es un ejemplo", se lamenta Garmendia.
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