?Cirug¨ªa o autopsia?
Este art¨ªculo demostrar¨¢, una vez m¨¢s, que la vida sigue su curso, que los acontecimientos se suceden, y que estas reflexiones pueden ser caducas y banales, en el momento que salgan a la luz p¨²blica. Es posible, por tanto, que la espiral de desintegraci¨®n del PSPV-PSOE, iniciada en estos d¨ªas no haya tocado fondo, y estemos asistiendo a procesos de dimisiones en cadena en las distintas instituciones o secesiones comarcales. O, a lo mejor, est¨¢ llegando la calma. Mucho me temo que no. Sin embargo, este art¨ªculo se escribe, ¨²nicamente, en nombre de la preocupaci¨®n que muchos ciudadanos de esta Comunidad expresan, en este momento, por lo que est¨¢ sucediendo en el primer partido de la oposici¨®n. La crisis del PSPV-PSOE no es solamente un asunto interno del partido. No olvidemos, que sus votos, y sus diputados en todas las instituciones (Cortes Valencianas, Diputaci¨®n, ayuntamientos...), pertenecen tambi¨¦n a muchos hombres y mujeres de estas tierras, que no est¨¢n afiliados a ese partido, pero que simpatizan con sus presupuestos ideol¨®gicos y con sus planteamientos. Y les votan. Pero, sobre todo, la mayor preocupaci¨®n es que la espiral de la crisis afecta fundamentalmente a la voz democr¨¢tica de muchos ciudadanos que est¨¢n viendo como sus representantes pueden llegar a perder legitimidad o, contundencia, ante el partido del gobierno. Por eso, en estos momentos se impone el respeto por parte de todos para que los socialistas encuentren la serenidad y el discernimiento necesarios para salir de la crisis. Esto no implica silencio por parte de la opini¨®n p¨²blica, sino ejercicio democr¨¢tico de la expresi¨®n del parecer. Ahora bien, lo que s¨ª le conviene, desde mi punto de vista al partido en el gobierno es la prudencia y la cautela. Nadie est¨¢ libre de una crisis tan profunda, sobre todo cuando se pierde el poder. Las vacas flacas no dan ni carne ni leche, tienen bastante con sostenerse. En todo caso, desde una autocr¨ªtica y sinceridad absolutas, el PSPV-PSOE tiene que tener y dejar bien claro el an¨¢lisis de la situaci¨®n. Y, este trabajo previo y necesario, dado que se han mostrado incapaces de hacerlo por s¨ª mismo en la Comunidad Valenciana, a lo mejor deber¨ªan de recurrir a un grupo externo serio y responsable -y lo menos condicionado posible-, con capacidad de decisi¨®n, que les ayude y tutele durante un tiempo. Esto es lamentable, pero a veces no hay m¨¢s remedio, sobre todo para encontrar a los dirigentes que puedan sacar adelante al partido de una situaci¨®n tan cr¨ªtica y ca¨®tica. De cualquier modo, si el examen determina que se trata de una muerte anunciada lo mejor es, despu¨¦s de la necesaria autopsia, un entierro digno. Las instituciones s¨®lidas pueden renacer, y encontrar nuevos caminos de esperanza. Pero si el diagn¨®stico implica cirug¨ªa a fondo, como la mejor terapia, no hay que temerle, sino someterse todos como ¨²nica salida. La terapia siempre es un mal menor que pretende un bien mayor. Esto que parece tan simple es muy complicado cuando lo prioritario son los intereses, fundamentalmente el poder y el dinero. Que se lo pregunten a los asistentes al Palau de Congresos. Por eso la terapia s¨®lo debe practicarla el que conoce bien la t¨¦cnica y, en este caso, puede desenmascarar los intereses de los unos y de los otros. Es evidente que pedir generosidad a los nombres que todos conocemos, puede sonar a ut¨®pico. La mayor¨ªa son un grupo de j¨®venes-viejos, que las circunstancias de la historia les situ¨® con grandes responsabilidades de partido y gobierno con veintitantos y treintayalgunos. No est¨¢n en edad de jubilaci¨®n, e incluso su experiencia puede ser muy v¨¢lida, pero esto no conlleva eternizarse en el poder. Es el momento de dejar paso a otros. Ahora o nunca. ?Est¨¢n dispuestos los de siempre a asumir un an¨¢lisis serio de la situaci¨®n y sus consecuencias? Aqu¨ª reside una de las claves de la resoluci¨®n de la crisis. ?ste puede ser un momento de crecimiento y de esperanza o de hundimiento para a?os. Esto provocar¨¢ la emigraci¨®n de los votos hacia otros partidos m¨¢s maduros y equilibrados. En ¨²ltima instancia, si las cosas se ponen muy mal, s¨®lo queda optar por una de las familias o tribus -asumiendo la exclusi¨®n del resto-, potenciarla como alternativa para que se unan al carro los que lo deseen. Esto es una operaci¨®n de mucho riesgo, ya que implica elegir bien. De momento, la opci¨®n primera de Almunia da la impresi¨®n que va en esta l¨ªnea. ?Era esta la estrategia inicial para eliminar a la vieja guardia? Menudo foll¨®n. Esperemos que acierte, de lo contrario la situaci¨®n puede degenerar en carnavalesca. Suerte.
Jos¨¦ Luis Ferrando Lada es profesor de Filosof¨ªa y Teolog¨ªa.
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