La tarea de H¨¦rcules y el se?or Asunci¨®n
La crisis del socialismo valenciano es ejemplar: se puede hacer peor, pero hay que esforzarse mucho y tener mucha imaginaci¨®n para conseguirlo, en este sentido el congreso extraordinario parec¨ªa insuperable. No obstante no cabe perder la confianza en la condici¨®n humana: siempre es posible la superaci¨®n, como muestra claramente su anulaci¨®n y el nombramiento de la gestora, y las consecuencias que se seguir¨¢n. Que ya se est¨¢n siguiendo. La verdad es que nuestros socialistas llevan una larga temporada navegando con el viento en contra. El agotamiento de la f¨®rmula socialdem¨®crata acu?ada tras 1945 no ha sido sucedido hasta la fecha por un proyecto pol¨ªtico de sustituci¨®n que actualice el principio del primado del trabajo, las consecuencias directas de esa carencia: debilitamiento de la capacidad program¨¢tica, dificultad para elaborar y distribuir incentivos de identidad, introducen una fragilidad estructural en los partidos de la familia y favorecen un reclutamiento en que privan los arribistas y disminuyen los creyentes. Si el partido es de formaci¨®n reciente, de reclutamiento poco discriminado y no ha podido crecer y madurar en la oposici¨®n, como sucede en el caso del PSPV, esa fragilidad estructural se acrecienta. Sobre ese d¨¦ficit se inserta un modelo de organizaci¨®n de corte leninista, de un verticalismo acusado, asociado a una pol¨ªtica de personal peculiar: despreocupaci¨®n por la afiliaci¨®n (los creyentes, que exigen incentivos de identidad, son un engorro para la direcci¨®n), formaci¨®n de redes de clientela reclutadas mediante lo que Panebianco llama p¨²dicamente "incentivos selectivos", b¨²squeda de lealtades incondicionales en raz¨®n de la dependencia econ¨®mica de puestos p¨²blicos provistos por el partido, etc. Como dir¨ªa Rico y Amat la asociaci¨®n de los caudillos y el turr¨®n. El modelo postula la existencia de una coalici¨®n dominante cohesionada que se ve favorecida por el caudillaje unipersonal. Mientras haya turr¨®n el modelo funciona. En caso contrario, a falta de elemento que permite cohesionar la organizaci¨®n, ¨¦sta pierde su consistencia. Ya lo dice el refr¨¢n: "Donde no hay harina todo es moh¨ªna". Todo eso es lo que, simult¨¢neamente, ha entrado en crisis en el PSPV. Porque no cabe enga?arse: el fraccionamiento del partido no es una reacci¨®n irracional de barones obsesos por el poder, es la respuesta racional de los miembros de la coalici¨®n dominante ante un escenario de recursos escasos y decrecientes, una reacci¨®n que busca la formaci¨®n de una nueva coalici¨®n dominante con un caudillaje nuevo. Si acaso lo que resulta espec¨ªfico del PSPV es la casi total ausencia de motivaciones ideol¨®gicas y de los consiguientes proyectos pol¨ªticos (los renovadores se cuelgan esa etiqueta no porque sean portadores de un proyecto pol¨ªtico nuevo, sino porque postulan un modelo de organizaci¨®n significativamente diferente), la escas¨ªsima dotaci¨®n de incentivos de identidad que es su corolario, y los odios y enemistades personales que son la consecuencia necesaria de una pugna prolongada y sin visos de salida propia (y que le estallaron al se?or Ciscar en la cara la pasada semana). Con un proyecto pol¨ªtico agotado al menos desde fines de los ochenta, y en retroceso electoral al menos desde 1993, la p¨¦rdida del poder institucional priva del turr¨®n que mantiene cohesionada a la organizaci¨®n y desencadena una crisis de liderazgo que fracciona la coalici¨®n dominante. Sin proyectos alternativos y sin turr¨®n, superar el fraccionamiento es dif¨ªcil sencillamente porque no hay instrumentos para hacerlo, la renovaci¨®n que se percibe como necesaria aparece as¨ª como la tarea de H¨¦rcules. Y no hay un H¨¦rcules, ni individual ni colectivo, para hacerla. El buque, sin piloto y con la tripulaci¨®n peleando, va a la deriva y se halla a merced de los elementos. Si el PP alcanzare a convertirse de verdad en una formaci¨®n centrista y/o los nacionalistas fueran capaces de dotarse de la organizaci¨®n cohesionada que hoy no tienen y ganar credibilidad los d¨ªas del PSPV-PSOE como partido con vocaci¨®n mayoritaria estar¨ªan contados. La Escritura lo dice bien claro: casa dividida contra s¨ª misma perecer¨¢. Mas si es dif¨ªcil llevar a cabo la tarea de H¨¦rcules sin serlo, a¨²n m¨¢s complicado es hacerlo cuando los ¨²ltimos acontecimientos han privado de credibilidad a la autonom¨ªa socialista y hacen que la direcci¨®n nacional aparezca como enfeudada a un facci¨®n que, adem¨¢s, de serlo, es fuertemente minoritaria. Al final, de la debacle socialista s¨®lo saldr¨¢n bien librados quienes han aprendido a sacrificar el presente en favor de conservar oportunidades de futuro, han sabido que retirarse a tiempo es una victoria. Como el se?or Asunci¨®n.
Manuel Mart¨ªnez Sospedra es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia.
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