Argelia: ?Por fin la paz?
Con el plebiscito que acaba de consolidar la legitimidad del presidente Abdelaziz Bouteflika, el pueblo argelino expresa tanto lasitud como esperanza. Desde hace ocho a?os la violencia y la barbarie no han cesado de provocar v¨ªctimas inocentes. Mujeres y ni?os han sido asesinados mientras dorm¨ªan, se ha sembrado el terror por todas partes, tanto en los colegios como en los barrios populares, se ha redoblado la ferocidad y se ha sembrado la confusi¨®n. No era ni mucho menos una guerra civil. Era una guerra oscura. Nadie sab¨ªa qui¨¦nes luchaban ni por qu¨¦ luchaban. La demencia reinaba por doquier. El miedo se hab¨ªa adue?ado de las almas, la confianza hab¨ªa desaparecido, y el Estado se ausentaba, dejando que la poblaci¨®n se defendiera por s¨ª misma, abandonada a sus angustias, a sus interrogantes, a su dolor.Si ahora el pueblo argelino ha votado en masa por un s¨ª a la ley de concordia civil, ley que ya ha sido aprobada por el Parlamento y que concede la amnist¨ªa a los islamistas que no hayan cometido delitos de sangre o violaciones, es porque espera vivir por fin en paz, en la seguridad y, a lo mejor, incluso en la prosperidad. Es evidente que los que han degollado a ni?os no van a presentarse espont¨¢neamente ante la justicia. Tambi¨¦n est¨¢ claro que los que han cometido actos de violencia, en respuesta a los cr¨ªmenes de la gente del GIA, tampoco van a desvelar su identidad ni aceptar representar un psicodrama nacional. Lo que importa es el s¨ªmbolo. El pueblo est¨¢ harto de barbarie. No ha cesado de decirlo. Ahora Bouteflika puede pasar a la acci¨®n. Tiene el apoyo de la mayor¨ªa. ?Pero hasta d¨®nde llegar¨¢?
Argelia ha estado gobernada por el ej¨¦rcito desde el primer d¨ªa de la independencia. Es la segunda vez que se conf¨ªa el poder a un civil. El otro presidente no militar de la Rep¨²blica de Argelia, Boudiaf, fue asesinado. El actual presidente tambi¨¦n debe vivir con el llamado "s¨ªndrome Boudiaf", es decir, el riesgo de verse apartado, o incluso eliminado por un golpe de Estado o una rebeli¨®n en una parte del ej¨¦rcito. Algunos islamistas arrepentidos han acusado a la Seguridad Militar de haber perpetrado matanzas a tontas y a locas. Pero nunca sabremos la verdad.
Bouteflika ha sido valiente. Ha denunciado claramente la corrupci¨®n del Estado, ha hablado de "los que se llenan los bolsillos" y "ahogan la econom¨ªa del pa¨ªs", ha anunciado "el fin del Estado-providencia", es decir, que los argelinos ya no vivir¨¢n de la beneficencia, que deber¨¢n ponerse a trabajar para devolver al pa¨ªs una imagen serena y normalizada. En resumen, Bouteflika aboga por un Estado de derecho. Respecto a la democracia, ha dicho que "es una cultura y que se necesita tiempo para llegar a conseguirla de verdad".
El verdadero problema se encuentra en el seno del ej¨¦rcito. ?Jugar¨¢n los jerarcas de este "gran mudo" al juego de la transparencia y la legitimidad? ?Aceptar¨¢n renunciar a sus intereses, que no coinciden con los del pueblo? Argelia es muy rica en petr¨®leo y gas, y la mayor¨ªa de la gente vive con unas dificultades econ¨®micas intolerables. La pobreza es un disparate en este pa¨ªs. ?A d¨®nde va el dinero? ?Qui¨¦n se beneficia m¨¢s de ¨¦l? Los habitantes de los barrios pobres se?alan a la "mafia pol¨ªtico-finaciera", es decir, una panda de dirigentes an¨®nimos que se sirven a s¨ª mismos sin servir al pa¨ªs. En cuanto a los islamistas armados, ?se avendr¨¢n a deponer las armas y fundirse con la multitud como si nunca hubieran existido y nunca hubieran cometido cr¨ªmenes? Aunque sean cada vez menos numerosos, podr¨¢n seguir actuando y sembrando el terror, como ya ocurri¨® el mes pasado.
El refer¨¦ndum-plebiscito permitir¨¢ a Bouteflika avanzar y atreverse a hacer reformas importantes en el plano econ¨®mico. Ese s¨ª masivo no borra de un plumazo m¨¢gico los dem¨¢s problemas del pa¨ªs, sobre todo culturales: la cuesti¨®n de la identidad (el lugar que ocupa el Islam y las lenguas ¨¢rabe y tamazigh), el c¨®digo de la famila, la relaci¨®n con la memoria...
Hay algo conmovedor en la espontaneidad con la que m¨¢s de 14 millones de argelinos han dado sus votos a un presidente mal elegido, pero que busca un apoyo popular para gobernar. As¨ª, la esperanza ha vencido a la lasitud. ?Pero es posible la paz? Algunos hablan de perd¨®n. ?C¨®mo puede perdonar un padre que ha visto c¨®mo sus hijos eran degollados mientras dorm¨ªan? ?Y a qui¨¦n? ?C¨®mo volver a encontrar la paz y la serenidad interiores cuando la demencia ha azotado a seres inocentes y les ha privado de la ni?a de sus ojos? Como escribi¨® en 1952 el escritor sueco Stig Dagerman: "Nuestra necesidad de consuelo es insaciable". Justo despu¨¦s de este grito de desesperaci¨®n, se suicid¨®. Hoy un escritor argelino, un alto funcionario, Boualem Sansal, acaba de publicar su primera novela, Le Serment des barbares . Un texto de una fuerza y lucidez notables. Esto es lo que escribe hacia la mitad del libro: "Entonces nos damos cuenta de que, mientras nosotros so?¨¢bamos con la cabeza baja, unos bandidos que cre¨ªamos en prisi¨®n se han sentado en el parlamento, que los criminales est¨¢n en el gobierno, que profesores llenos de t¨ªtulos est¨¢n en el maquis bajo la bandera de un analfabeto sediento de sangre, que embajadores en funciones tienen sucursales de importaci¨®n-exportaci¨®n, por cuenta de un general extranjero... etc.". ?Qu¨¦ compasi¨®n podemos ofrecer, pues, a los hu¨¦rfanos, a las viudas, a los impedidos de la vida? Los que tienen el alma herida no pueden olvidar ni perdonar, se callan y se encierran en su dolor. A trav¨¦s de las declaraciones de Bouteflika, hemos comprendido que hay responsabilidades que sancionar. En Argelia se han perpetrado cr¨ªmenes contra la humanidad. La paz s¨®lo ser¨¢ posible si la justicia (que no la venganza) habla.
Tahar Ben Jelloun es escritor marroqu¨ª.
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