"Nuestra transici¨®n peligra si Pinochet muere fuera"
ENVIADO ESPECIAL"Yo deber¨ªa haber ido en ese coche", dice Juan Gabriel Vald¨¦s, de 52 a?os. "Ese coche" es el veh¨ªculo en el que los agentes secretos de la dictadura de Pinochet introdujeron la bomba que acab¨® en Washington -ha hecho estos d¨ªas 22 a?os, el 21 de septiembre de 1976- con la vida de Orlando Letelier, ex canciller del Gobierno de Salvador Allende. "Orlando me llam¨® la noche anterior para decirme que me pasaba a recoger para leer un art¨ªculo que iba a publicar el New York Times en el que se denunciaba la decisi¨®n de la dictadura de privarle de su nacionalidad chilena unos d¨ªas antes", recuerda. "Yo escrib¨ª el art¨ªculo y Orlando deseaba verlo antes de su publicaci¨®n. Me propuso pasar a buscarme con Michael Moffit para leerlo. Le dije que no pod¨ªa, mi mujer me pidi¨® que me quedara con los ni?os. Ella ten¨ªa que ir al supermercado entre las ocho y las nueve. Le dije que no se preocupara porque a las diez tendr¨ªa el art¨ªculo en nuestra oficina del Instituto de Estudios Pol¨ªticos. Fue un hecho fortuito que yo no fuera en el coche; ¨ªbamos muy a menudo juntos a la oficina", explica.
Esta entrevista se realiz¨® el pasado viernes en la misi¨®n de Chile ante Naciones Unidas en Nueva York. Lo que sigue es el resumen de dos horas largas de conversaci¨®n.
Pregunta.?No puede aceptar, por tanto, que el arresto y la permanencia de Pinochet fuera de Chile ha servido como una ayuda?
Respuesta.Al principio, mucha gente pens¨®, incluso antes de la detenci¨®n, que el proceso en Espa?a fue un hecho que cooperaba... Y, naturalmente, se ha sorprendido con una reacci¨®n de un Gobierno que como el chileno dice: "Mire, no. Este tema lo tenemos que resolver en Chile o no se va a resolver". Y el asunto est¨¢ llegando al m¨¢ximo cuando nos acercamos a un cierto estado de salud del general Pinochet... Se est¨¢ generando un cuadro en el que, si se produce alg¨²n desenlace fatal, eso va a tener un da?o objetivo sobre el proceso democr¨¢tico chileno. Entonces, puede generar un enorme retroceso en el marco de los procesos que han ido avanzando con lentitud...
P.?Por qu¨¦ dice eso?
R.Porque pienso que un desenlace fatal, como la muerte de Pinochet... va a producir un... no estoy hablando de reacciones violentas, que tambi¨¦n pueden ocurrir, pero no es eso lo que me preocupa. Eso al final se controla. Lo que me preocupa es el estado de ¨¢nimo de todos aquellos que, habiendo apoyado el r¨¦gimen militar, y que en Chile son numerosos ... Hoy d¨ªa, si uno mira las fuerzas que apoyan al candidato de los partidos de la derecha, bueno, ¨¦l puede lograr un 36% en una elecci¨®n. Y hay que recordar que Pinochet obtuvo en el plebiscito de 1988 el 44%. Estamos hablando de numerosos chilenos que han ido avanzando en el proceso de convicci¨®n democr¨¢tica, pero que tienen sus ideas sobre Pinochet, sobre lo que pas¨® en los a?os setenta, han ido cambiando puntos de vista y aceptan la l¨®gica de que no es posible justificar la violaci¨®n de los derechos humanos. La muerte de Pinochet fuera de Chile, pues, provocar¨ªa una reacci¨®n nacionalista y un endurecimiento de las posiciones que har¨ªa muy dif¨ªcil avanzar m¨¢s en un camino que fatalmente necesita de la presencia de todos los actores. Aqu¨ª no hubo, repito, derrota militar de nadie. Por tanto, ese desenlace fatal puede trabar un proceso que en alg¨²n momento tiene que terminar... con verdad, con justicia, pero tambi¨¦n con un final, digamos, de victoria. No me basta con decir que es necesario esperar dos generaciones... Este tema, el de un desenlace fatal, fuera de Chile, nos preocupa.
P.Usted acaba de entregar al Gobierno brit¨¢nico los ¨²ltimos informes sobre la salud de Pinochet. ?C¨®mo describir¨ªa su situaci¨®n?
R.Como un hombre de 83 a?os que tiene una serie de dolencias, algunas de ellas propias de su edad; pero que muchas de ellas, tambi¨¦n, pueden conducir a desenlaces fatales imprevistos. Un diab¨¦tico como ¨¦l puede tener un derrame cerebral o un infarto en cuesti¨®n de horas. Los desmayos que ha tenido recientemente pueden crear co¨¢gulos cerebrales. Yo no soy m¨¦dico, pero me parece que nadie podr¨ªa sorprenderse ma?ana y decir "Ah... pero no se lo esperaban". Ten¨ªa 83 a?os y siete enfermedades detectadas. No ten¨ªa sensibilidad en los pies, se desmaya y le llevan a ex¨¢menes neurol¨®gicos permanentemente, tiene problemas de pr¨®stata... El tema es serio.
P.?Su prioridad, entonces, es evitar ese desenlace fatal?
R.Quiero evitar dos cosas. Primero, que el presidente Frei incumpla su promesa de dejar el cargo con el asunto de Pinochet resuelto. No me parece l¨®gico que el primer Gobierno del siglo XXI en Chile tenga que solucionar el problema de un hombre que provoc¨® principalmente la divisi¨®n en el siglo XX. Segundo, me siento presionado por la salud del general Pinochet. Es evidente que sus abogados van a presentar todos los recursos que sean necesarios, durante los a?os que sean necesarios, para que el general Pinochet no vaya a Espa?a.
P.Lo da usted como un hecho.
R.Para m¨ª es un hecho. Me lo han dicho ellos.
P.?Se refiere a los abogados chilenos Hern¨¢n Erraz¨²riz y Miguel Schweitzer?
R.S¨ª, s¨ª... El general Pinochet no quiere ir a Espa?a. Primero, porque no es seguro que s¨®lo se le vaya a juzgar por tortura a partir del 8 de diciembre de 1988, como fallaron los jueces lores del Reino Unido, y segundo, porque hay muchos simbolismos aqu¨ª. Pinochet va a tratar de mantenerse en Londres. No creo que vaya nunca a Espa?a. Y como no creo que su salud aguante un procedimiento judicial de un a?o y medio o dos, un desenlace posible es que el ministro del Interior brit¨¢nico diga que Pinochet no est¨¢ en condiciones para enfrentar un juicio, cosa que es posible, o que se diga que est¨¢ al borde de una situaci¨®n cr¨ªtica y que en Chile podr¨ªa estar en mejores condiciones de hacer frente a la justicia. El tema del fallecimiento o de la incapacidad f¨ªsica es un tema muy probable. Nos sentimos apresurados por este asunto. Pero no por lo que suele decirse, esto es la presi¨®n militar, que nos despertemos con temor de que hayan cosas sorpresivas. No es eso.
P.Usted dijo hace unos d¨ªas que era m¨¢s f¨¢cil negociar con el Reino Unido que con Espa?a, porque los brit¨¢nicos tienen un mismo lenguaje en p¨²blico y en privado, a diferencia de los espa?oles. ?C¨®mo han ido sus conversaciones con Cook en Nueva York?
R.Los brit¨¢nicos, es cierto, dicen la misma cosa en p¨²blico y en privado. Yo he definido con Robin Cook lo que ¨¦l llama un "di¨¢logo abierto". Esto es, que nunca dejamos de hablar. Vamos a volver a hacerlo en dos semanas. Estuvimos en R¨ªo de Janeiro, en Auckland. Tan pronto lleg¨® all¨ª, me visit¨® en mi habitaci¨®n del hotel. Y luego nos encontramos aqu¨ª en Nueva York. P.?Tiene usted expectativas en lo que pueda hacer el Gobierno de Londres?
R.La ¨²nica salida, como ya he dicho, es una actitud comprensiva de Londres respecto a la salud del general. Y que el Gobierno brit¨¢nico o el ministro Straw calculen que tarde o temprano el cuadro se va a agravar. Estamos hablando de un hombre de 83 a?os. Mi impresi¨®n es que el proceso se est¨¢ haciendo demasiado largo, los costos pol¨ªticos demasiado altos, y tengo la sensaci¨®n de que el cuadro de conflictividad ha llevado a gente a pensar que este proceso no deber¨ªa prolongarse mucho m¨¢s en el tiempo. Me cuesta imaginar que alguien pueda ver a Pinochet en Londres en el a?o 2001...
P.Sus acusaciones en Santiago contra el Gobierno espa?ol indican que se han sentido defraudados, ?qu¨¦ pas¨® en la segunda quincena de julio pasado como para que ustedes pensaran que el arbitraje sobre el caso Pinochet estaba en camino?
R.Le dir¨¦ que he hablado con el ministro Abel Matutes aqu¨ª y he decidido bajar el tono al hablar de esta historia. Ya hemos dicho lo que pensamos. Claro que el presidente Frei y yo nos sentimos defraudados. Hay una cosa que es importante porque encierra el problema. Hay una tensi¨®n, por decir lo menos, entre el argumento de que la separaci¨®n de los poderes implica que el poder ejecutivo no puede intervenir en el judicial y la justificaci¨®n del Gobierno espa?ol cuando dice: "No consegu¨ª el apoyo del PSOE para hacerlo". Ese argumento encierra todo. Se nos han dicho dos cosas: esto es complicad¨ªsimo, el poder judicial es independiente, los jueces tienen mucho poder, y al mismo tiempo se afirma que, si el Partido Socialista Obrero Espa?ol est¨¢ de acuerdo, podemos iniciar un trabajo orientado a consultar al Consejo de Estado porque los argumentos que ustedes nos dan tienen peso. Todo esto surge cuando yo digo que se trata de aplicar la Convenci¨®n contra la Tortura de Naciones Unidas para iniciar un procedimiento, paralelo al judicial interno de Espa?a, sin arrebatarle nada. Creo recordar que la idea del arbitraje fue analizada por el subsecretario de nuestra canciller¨ªa, Mariano Fern¨¢ndez, y el ministro Matutes en Madrid, en el mes de mayo. El camino del Consejo de Estado no nos parec¨ªa mal. No lo pedimos nosotros, ojo. Si se nos dice que existe esta posibilidad, y adem¨¢s conozco a casi todos los miembros del Consejo. A ??igo Cavero, su presidente; a Landelino Lavilla. Son gente muy respetable. Nos parec¨ªa muy bien. Y luego, m¨¢s tarde, la decisi¨®n del juez Garz¨®n de dar un plazo perentorio de veinte d¨ªas a Pinochet para entregarse a la justicia espa?ola y no concederle la personaci¨®n cay¨® muy mal en Chile. Porque confirma la prepotencia. Causaron la sensaci¨®n de que esto no ten¨ªa destino y que era necesario presentar una demanda en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. No para recuperar o lograr que Pinochet volviese a Chile, m¨¢s bien para demostrar que los tribunales espa?oles no tienen jurisdicci¨®n en este caso, sobre todo despu¨¦s del fallo de los jueces lores en el Reino Unido, de marzo pasado.
Pasa al p¨¢gina siguiente
Viene de la p¨¢gina anterior
P.En esa segunda quincena de julio, por la que antes le he preguntado, tuvieron lugar las visitas de Rodolfo Mart¨ªn Villa, presidente de Endesa, a Santiago por este asunto.
R.Rodolfo Mart¨ªn Villa se reuni¨® conmigo, ha visitado tambi¨¦n al presidente Frei... Nos hemos visto los tres. Es una persona que, con la mejor buena voluntad y buena fe, ha intentado encontrar un camino que permita esta soluci¨®n del arbitraje, y sin duda era muy partidario de consultar al Consejo de Estado. Se trataba, repito, de iniciar un camino paralelo al proceso judicial, hasta que llegase un momento en que se fallar¨ªa el arbitraje. Como resultado del mismo, hab¨ªa que tomar entonces las decisiones por parte de los ¨®rganos judiciales...
P.Hubo, se dice, m¨¢s gestiones.
R.Lo que s¨¦ es que Jos¨¦ Miguel Insulza, en su visita a Madrid, se reuni¨® con presidentes de los bancos espa?oles y empresarios. Todos expresaron su preocupaci¨®n. No es que teman por la situaci¨®n de sus inversiones en Chile. Est¨¢n preocupados por la relaci¨®n entre Chile y Espa?a. En Chile no existe ning¨²n riesgo para las inversiones espa?olas; no lo ha habido nunca. Y eso por m¨¢s que yo los invit¨¦, hace diez d¨ªas, a tomar t¨¦ a mi despacho... Y, evidentemente, esa invitaci¨®n no puede verse como una amenaza a las inversiones espa?olas...
P.?Pero vaya t¨¦! La mayor¨ªa sinti¨® que se les estaba utilizando para que presionaran sobre el Gobierno espa?ol y salieron despavoridos... R.Estaban todos muy asustados, todos est¨¢bamos preocupados por el asunto... La verdad es que lo siento... Ahora, nunca estuvo en duda nuestra actitud respecto de la inversi¨®n espa?ola ni la de otro pa¨ªs. Tambi¨¦n debo decir que cantidad de empresarios me llaman a m¨ª por tel¨¦fono desde Espa?a para preguntarme c¨®mo va la cosa, para decirme que es un asunto que parece no tener salida...
P.La decisi¨®n de ir al Tribunal de La Haya, ?ir¨¢ acompa?ada por la petici¨®n de medidas provisionales como la suspensi¨®n del proceso de extradici¨®n? R.Necesitamos que el director jur¨ªdico de nuestra canciller¨ªa converse con el del Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol y sea capaz de visualizar c¨®mo reaccionar¨ªa Espa?a ante el proceso. Una demanda se demora por lo menos un mes, un mes y medio...
P.Eso ser¨ªa despu¨¦s del juicio de extradici¨®n y de conocer su fallo.
R.El primer fallo ser¨¢ dentro de poco tiempo... A nosotros nos parece que si el proceso en Espa?a tuviera otro cariz, si en un momento dado se encaminara al Tribunal Supremo, y ¨¦ste fallara contra la jurisdicci¨®n espa?ola, naturalmente que el curso en La Haya no ser¨ªa necesario.
P.El ministro Vald¨¦s, pues, quiere que se juzgue a Pinochet en Chile.
R.S¨ª, claro. Absolutamente. Es parte del proceso judicial hoy d¨ªa. Conf¨ªo plenamente en que los jueces van a cumplir con lo que dicen. Estoy seguro de que si llega a Chile va a tener que responder ante los tribunales. Hoy d¨ªa, esto, que pod¨ªa parecer incre¨ªble, es una realidad. Tambi¨¦n avanzamos para buscar una salida m¨¢s amplia de consenso, cosa que, sobre todo, tienen que hacer los familiares y los militares.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Caso Pinochet
- Extradiciones
- Declaraciones prensa
- Chile
- Augusto Pinochet
- Juan Gabriel Vald¨¦s
- Cooperaci¨®n policial
- Pol¨ªtica exterior
- Sentencias
- Sudam¨¦rica
- Sanciones
- Gente
- Gobierno
- Casos judiciales
- Am¨¦rica
- Juicios
- Espa?a
- Relaciones exteriores
- Administraci¨®n Estado
- Proceso judicial
- Pol¨ªtica
- Sucesos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Justicia
- Sociedad