Admiraci¨®n y respeto

Quiero por este medio hacer una peque?a acotaci¨®n al comentario del se?or Pedro ?vila Gin¨¦s en su carta del domingo 19. Form¨¦ parte de la misi¨®n electoral de Naciones Unidas para Timor Oriental -Unamet-, y por esta raz¨®n deb¨ª permanecer en dicho pa¨ªs durante dos meses, por lo tanto fui testigo de todo lo que fue el proceso de preparaci¨®n de la consulta, como tambi¨¦n de los lamentables hechos que se sucedieron despu¨¦s del 30 de agosto.No pretendo disminuir las razones que invoca el se?or ?vila para argumentar el desprestigio en que se halla la Organizaci¨®n de Naciones Unidas, simplemente no comparto algunas, pero quiero que se conozca que en medio de la situaci¨®n desesperante que se vivi¨® en todo el territorio, sobre todo a partir del 4 de septiembre, hubo entre el personal de Unamet (civiles, polic¨ªas y militares sin armas) elementos de mucho valor y coraje que, desafiando todos los peligros y, m¨¢s a¨²n, desoyendo la orden del secretario general, decidieron quedarse en Dili, no solamente para proteger a los miles de timorenses que buscaron refugio en la sede, sino tambi¨¦n para, de esa forma, presionar al Consejo de Seguridad a encontrar una salida r¨¢pida al desangre, como en efecto sucedi¨®.

Estoy segura de que si todos los funcionarios internacionales hubiesen salido de Timor cuando se les orden¨® desde Nueva York, a¨²n estar¨ªamos esperando que el Gobierno de Indonesia se decidiera a autorizar la entrada de la fuerza multinacional. Ese grupo de personas, entre quienes se cont¨® el representante especial Ian Martin, le han mostrado al mundo que Naciones Unidas no es solamente el Consejo de Seguridad, que desde sus c¨®modas sillas en Nueva York se toman su tiempo para buscar salidas a conflictos de la gravedad del que acabamos de presenciar y que pr¨¢cticamente ha exterminado al pueblo timorense. Para ese grupo de personas, mi admiraci¨®n y respeto.-