Una retrospectiva de Ensor, el pintor de m¨¢scaras, abre los actos de Bruselas 2000
La capital belga acoge una exposici¨®n con 300 obras del precursor del expresionismo europeo
Rebelde e iconoclasta en su juventud, James Ensor (Ostende, 1860-1949) ha terminado por decorar los billetes de 100 francos belgas. La dilatada trayectoria de este precursor del expresionismo europeo es recordada ahora, en el 50? aniversario de su muerte, con una ampl¨ªsima retrospectiva que incluye 300 obras y que sirve como pr¨®logo a los actos de la capitalidad cultural de Bruselas 2000. Apasionado de la luz, Ensor mantuvo una obsesi¨®n por cubrir a sus figuras con m¨¢scaras, por subrayar con sus pinceles la farsa del teatro del mundo.
ENVIADO ESPECIALJames Ensor vivi¨® toda su infancia en el altillo de una tienda propiedad de su familia, donde se vend¨ªan antig¨¹edades, baratijas y m¨¢scaras para el carnaval. Situada a escasos cien metros del mar del Norte, aquella vivienda de Ostende, hoy convertida en casa-museo del pintor, marc¨® la pintura de un avanzado a su tiempo, el gran precursor del expresionismo europeo. De este modo, la luz mar¨ªtima y los disfraces influyeron ya para siempre a James Ensor.El pintor belga, con su poderosa fantas¨ªa burlesca tan luminosa como el impresionismo, fue en realidad, al determinar la sujeci¨®n del dibujo y del color a la expresi¨®n, un pionero del expresionismo en todo el continente. Esta tendencia puede apreciarse con toda nitidez en la muestra que el Real Museo de Bellas Artes de Bruselas inaugur¨® el pasado viernes y que permanecer¨¢ abierta hasta el pr¨®ximo mes de febrero. Pero, asimismo, las 300 obras reunidas en la exposici¨®n repasan la evoluci¨®n de un pintor que muri¨® casi con 90 a?os, y que, a partir del ecuador de su vida, abjur¨® de sus planteamientos antiburgueses y fustigadores del poder para convertirse en bar¨®n en 1929 y para lograr reconocimiento social y art¨ªstico. Hoy, medio siglo despu¨¦s de su muerte, la imagen barbuda del joven y airado Ensor no s¨®lo aparece en los billetes de 100 francos belgas, sino que cuenta incluso con algunos sellos conmemorativos.
Un hijo de la luz
A partir de comienzos del siglo XX, James Ensor deriva en un artista m¨¢s conformista y menos interesante, pero, como se?alan los estudiosos de su obra, sigui¨® consider¨¢ndose "un hijo de la luz", una definici¨®n presente sobre todo en los ¨®leos y aguafuertes de su primera etapa. Los responsables de su casa-museo de Ostende destacan, no obstante, que el sarcasmo y el antiacademicismo marcaron toda la obra de James Ensor. En la exposici¨®n de Bruselas pueden apreciarse s¨¢tiras feroces contra los m¨¦dicos, contra los jueces o contra los sacerdotes, surgidas de los pinceles de un artista que frecuent¨® muchos estilos, pero que preserv¨® una rabiosa independencia art¨ªstica.
Poco conocido en Espa?a y en general en el resto de Europa, la exposici¨®n bruselense pretende recuperar la figura de Ensor y cerrar un ciclo de grandes retrospectivas de artistas belgas que ya tuvo sus precedentes con Ren¨¦ Magritte y Paul Delvaux. Las obras de la exhibici¨®n del Real Museo de Bellas Artes proceden de museos y de colecciones privadas de distintos pa¨ªses, si bien uno de sus cuadros m¨¢s emblem¨¢ticos, La entrada de Cristo en Bruselas, no ha sido cedido por el centro Paul Getty de California. Pero esta muestra art¨ªstica servir¨¢ tambi¨¦n como catalizadora de la oferta cultural que Bruselas plantear¨¢ a lo largo del a?o 2000 como capital cultural europea. Repensar la ciudad ha sido el lema elegido por Bruselas para conceder un papel preponderante a los artistas, a los escritores y a las gentes del cine, del teatro y de la fotograf¨ªa. El desmontaje de la exposici¨®n de Ensor en febrero coincidir¨¢ con un proyecto llamado la Casa de las Nueve Ciudades, donde artistas procedentes de esas urbes que compartir¨¢n la capitalidad europea ser¨¢n convocados a mostrar su creatividad en otros tantos trabajos. Esta opci¨®n de "repensar la ciudad" no s¨®lo responde a un objetivo de filosof¨ªa cultural, sino que viene determinada por la necesidad de encontrar un espacio entre las nueve sedes de la capitalidad cultural europea del 2000.
Nueve capitales culturales
Adem¨¢s de Bruselas, la capitalidad del emblem¨¢tico a?o se repartir¨¢ entre la espa?ola Santiago de Compostela, la francesa Avi?¨®n, la italiana Bolonia, la checa Praga, la polaca Cracovia, la finlandesa Helsinki, la noruega Bergen y la islandesa Reikiavik. Esta soluci¨®n salom¨®nica de las autoridades de la Uni¨®n Europea revel¨® hasta qu¨¦ punto la capitalidad se ha convertido en un negocio cultural y de imagen al que aspiran muchas ciudades todos los a?os.
As¨ª, el alcalde de Bruselas, Fran?ois Xavier de Donnea, manifest¨® el pasado mi¨¦rcoles ante cientos de periodistas de toda Europa que los objetivos para el 2000 apuntan a la cultura, la imagen de la ciudad y la renovaci¨®n urban¨ªstica. Ahora bien, el edil bruselense insisti¨® en que m¨¢s all¨¢ de un inmenso centro burocr¨¢tico que alberga a la Uni¨®n Europea y a la OTAN, entre otras instituciones, "Bruselas es una ciudad sobre todo de arte y de cultura".
Tal vez para sacudirse esa imagen de urbe de funcionarios y de tenderos, Bruselas ha querido abrir los fastos culturales del a?o 2000 con un homenaje a James Ensor, uno de los belgas que mejor ha caricaturizado a sus compatriotas.
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