Fotoperiodismo en San Sebasti¨¢n
JOSU BILBAO FULLAONDO Ha pasado como una exhalaci¨®n. Me refiero a la segunda parte de la exposici¨®n Un siglo de Fotoperiodismo realizada con los fondos de la Fototeca Kutxa y la colaboraci¨®n de la Asociaci¨®n de Informadores Gr¨¢ficos del Pa¨ªs Vasco. Son cerca de doscientas fotograf¨ªas de incuestionable valor, seleccionadas por, Juantxu Ega?a testimonio de acontecimientos ocurridos en la provincia entre 1936 y 1970. Un ejercicio de recuperaci¨®n de la memoria de un pasado reciente que no cesa de incidir en el comportamiento actual de los ciudadanos. El fotoperiodismo, manantial interminable de documentos ic¨®nicos, eligiendo aspectos de la realidad sin intervenir en ella, nos vuelve a deleitar con aspectos que, m¨¢s all¨¢ de la ilustraci¨®n, incorpora tambi¨¦n indudables rasgos creativos. Toda esta variedad de matices se deja observar en esta ocasi¨®n a trav¨¦s de las muestras recuperadas en las galer¨ªas fotogr¨¢ficas de Mar¨ªn o Carte (Car, despu¨¦s de la guerra civil) y que se han exhibido estos d¨ªas en los s¨®tanos de la Sala Garibai. Otros autores que han aportado su material, hasta un total de 18, son Indalecio Ojanguren, Willy Koch y su hijo Sigfrido, Arturo Delgado, Jos¨¦ Pascual, Tomas Bravo o Fernando Larruquert. Las fotograf¨ªas se prestan a una lectura cronol¨®gica, sin embargo, los impulsos visuales incitan una observaci¨®n donde aquellas im¨¢genes que despliegan mayor fuerza ic¨®nica marcan la pauta. Una de estas composiciones, realizada en 1966, es la del grupo de artistas pl¨¢sticos que conformaron el grupo Gaur. Todo un retrato para la historia del arte vasco donde podemos encontrar a los j¨®venes Ruiz Balerdi, Mendiburu, Chillida, Sistiaga, Basterrechea y Oteiza que es anfitri¨®n en su estudio. En otro orden de cosas, resulta tambi¨¦n impactante el pasillo repleto de presos republicanos tomado en Ondarreta en 1936. La Semana Santa en la catedral confunde religi¨®n con pol¨ªtica; la procesi¨®n y sus pasos, rodeados por los encapuchados de rigor, es recibida por un p¨²blico que levanta el brazo con el saludo fascista. Un ejemplo que repite el obispo Laucirica en el p¨®rtico de la iglesia cuando recibe al jefe falangista Manuel Hedilla. Los sobresaltos son continuos. El dictador Francisco Franco esta congelado en un saludo mientras pasea en su insultante descapotable junto a los jardines de Alderdi Eder; una escolta motorizada le rodea y el ejercito mantiene al p¨²blico en las aceras. No es menor el susto de ese avi¨®n que huyendo del avance de las tropas aliadas en 1945 utiliza la bah¨ªa de la Concha como pista de aterrizaje, fue la estrepitosa llegada de Le¨®n Degrelle, jefe del partido nazi belga, buscando refugio en Espa?a. Esta brusquedad se atempera con la imagen rom¨¢ntica de los viejos tranv¨ªas, las regatas, la tamborrada, o por un Kirk Duglas vestido de cocinero durante el Festival de Cine. Esta tromba de sugestivas im¨¢genes, cargadas de significados ambiguos, no deja en el olvido a Teller¨ªa, autor del emblem¨¢tico himno franquista Cara al Sol, que le recuerdan en homenaje catorce camaradas junto a su estatua en Zegama. Otro m¨²sico al que podemos encontrar es al maestro arpista Nicanor Zabaleta, cerca del reconocido Orfe¨®n Donostiarra o de los bersolaris Mattin, Mitxelena o Basarri. Atr¨¢s queda el batall¨®n de requet¨¦s navarros posando en la calle Miracruz; Orson Welles en un tendido taurino y otras numerosas escenas de una ¨¦poca que hoy auscultamos con mayor serenidad. La segunda entrega de este trabajo de introspecci¨®n en el pasado fotogr¨¢fico de Guip¨²zcoa, a la espera de ser completado por una tercera que nos traiga hasta el a?o 2000, pide a voz en grito la edici¨®n de un catalogo que deje s¨®lida constancia de esta recopilaci¨®n puntillosa de unas im¨¢genes que son patrimonio de toda la sociedad.
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