Solo en la cima
Tony Blair debi¨® tener en mente a aquellos cr¨ªticos que le acusan de haber impuesto un arrogante y fr¨ªo estilo bonapartista a su gesti¨®n de primer ministro cuando aprovech¨® su discurso ante la convenci¨®n laborista para dar una imagen desusadamente personal de su vida en la c¨²pula del Gobierno.Acostumbrado a sonreir siempre, poseedor de un entusiasmo contagioso y siempre dispuesto a dar la mano, Blair se brind¨® a compartir algunos sentimientos ¨ªntimos. "Es un trabajo inmenso y solitario", dijo el primer ministro. "Si algo me pasara a m¨ª, ustedes encontar¨ªan un nuevo l¨ªder, pero mis hijos no encontrar¨ªan otro pap¨¢", declar¨® con tono solemne.
"Cuando me comprometo a poner fin a la pobreza infantil, no lo hago s¨®lo como pol¨ªtico, sino como padre", a?adi¨® con cierto tono de tristeza. "?Puedo contarles algo?", prosigui¨®. "Y creo que s¨®lo hay otras cuatro personas que lo saben", dijo refiri¨¦ndose a la baronesa Margaret Thatcher, sir Edward Heath, lord Callaghan y John Major, los ¨²nicos exprimeros ministros vivos: "Es un tanto raro ser primer ministro. Todos tienen opiniones sobre ti y no dudan en d¨¢rtelas", asegur¨®. "Es un trabajo inmenso. Un trabajo solitario. Los papeles (del Gobierno) te llegan d¨ªa y noche. Hay que leerlos, hay que tomar decisiones. Algunas veces de vida o muerte que s¨®lo el primer ministro debe adoptar. Es una presi¨®n, pero tambi¨¦n un privilegio", dijo, para concluir: "Pero lo que m¨¢s me importa es arremangarme y empujar los cambios en nuestro pa¨ªs que permitir¨¢n a otros el derecho de llegar hasta donde yo he llegado gracias a la buena suerte".
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