El guardi¨¢n de la cueva

Su aspecto, cuerpo alargado, ojos peque?os y boca ancha, otorgan a este pez el papel de malo en la pel¨ªcula. Las morenas representan a una de esas especies ante las que por principio debemos ser precavidos, aunque no es un personaje tan agresivo como lo pintan. La culpa de su fama la tiene su forma de culebra o anguila, sus marcados rasgos en la cara con esa boca tan grande y desafiante, y el hecho de que sea un depredador de peces, calamares y alg¨²n que otro crust¨¢ceo. La cueva es su refugio por un doble motivo: para protegerse de sus posibles enemigos naturales y, a la vez, para aguardar escondido el paso despistado de alguna presa. Las aletas que tuvo se han convertido, con los miles de a?os de la evoluci¨®n, en una aleta continuada que emplea con gran eficacia para en sus desplazamientos entre los fondos rocosos donde suele vivir, como los que hay en las costas pr¨®ximas al cabo de Gata. El color pardo achocolatado de su cuerpo est¨¢ salpicado con manchas de color amarillo cromo, a modo de camuflaje. En su madurez, pueden llegar a medir algo m¨¢s de un metro de longitud, tama?o nada despreciable para un encuentro fortuito con un buceador. Ocasionalmente, puede llegar a morder para defender su estrat¨¦gica posici¨®n, aunque, a pesar de lo que antes se cre¨ªa, no es venenosa.