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Esto de los partos reales generalmente me desconcierta, porque soy de la ¨¦poca de Sissi, Sissi emperatriz y El destino de Sissi, tres deliciosas piezas kitsch que, por cierto, he grabado a ra¨ªz de sus pases en TV-3 (y que ganan much¨ªsimo dobladas al catal¨¢n: se potencia el cot¨¦ excursionista austro-h¨²ngaro; dobladas al castellano, no s¨¦ por qu¨¦, una se fijaba m¨¢s en los fastos de la corte).Como dec¨ªa: en mis tiempos las infantas no par¨ªan, sino que eran bendecidas con la llegada de un hijo o hija. Ahora, con los adelantos de todo tipo, incluido el de la monarqu¨ªa, que va lanzada hacia el siglo XXI a pesar de tratarse de un invento mucho m¨¢s se?ero que los que figuran en el coleccionable de este peri¨®dico, resulta que las infantas entran en las cl¨ªnicas, con fines paritorios, a cualquier hora, y los ciudadanos que tenemos la costumbre de dormirnos con el transistor pegado a una oreja corremos el riesgo de sobresaltarnos al amanecer con las salvas de celebraci¨®n.
Lo cual me lleva a pensar en el invento de la anestesia epidural (que es la que le han puesto a do?a Cristina para poder traer al mundo a don Juan, o don Joan, seg¨²n sea el primog¨¦nito conservado en versi¨®n original o doblado al catal¨¢n cual Sissi) y en el anuncio del garrotazo que sal¨ªa en la campa?a televisiva del coleccionable y que tantas protestas ha producido en el personal. Qu¨¦ quieren que les diga: ser¨¦ pol¨ªticamente incorrecta, pero la idea de ver a un asistente de cirujano arre¨¢ndole al paciente con un bate de b¨¦isbol no me parece tan tremenda (pues todos sabemos que ya nadie anestesia a nadie as¨ª, al menos con fines quir¨²rgicos) como el reconocimiento oficial de que el dep¨®sito de cad¨¢veres del Cl¨ªnico de Barcelona est¨¢ obsoleto, por lo que a los fiambres se les pasa la caducidad en un pisp¨¢s y hay que hacerles la autopsia en g¨®ndola.
Si el humor negro ya no tiene un lugar en nuestras vidas, pero seguimos aguantando la realidad y sus infamias, es que algo va mal en las seseras. Hace bien Berlanga, retir¨¢ndose.
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