El factor biol¨®gico
El se?or Josu Ortuondo, eurodiputado del PNV, se abstuvo el otro d¨ªa en la votaci¨®n de investidura de la Comisi¨®n Prodi, en protesta por los obst¨¢culos que pone Bruselas a ciertas peculiaridades fiscales vascas. Al explicar a sus colegisladores los agravios y reivindicaciones de su partido, afirm¨® que "el hecho diferencial vasco" se basaba en diversos factores, entre ellos los hist¨®ricos y los "biol¨®gicos".Hay que suponer que el resto de los eurodiputados se quedaron boquiabiertos. No porque no est¨¦n acostumbrados a ver llegar propuestas envueltas en elaboradas fundamentaciones cient¨ªficas. Si el se?or Ortuondo crey¨® impresionarles al declarar enf¨¢ticamente que el factor biol¨®gico vasco estaba establecido por "los antrop¨®logos", me temo que se equivocaba. Lo que, en cambio, les tuvo que impresionar es que los antrop¨®logos a los que se refer¨ªa eran... del siglo XIX; o de muy a comienzos del XX. Y quiero creer -aunque el optimismo lleva a veces a pensar dislates- que la mayor parte de los eurodiputados tienen la mente en el XXI.
?A qu¨¦ "factores biol¨®gicos" se refer¨ªa el se?or Ortuondo? ?Rasgos faciales, color de piel, medidas de cr¨¢neo, c¨®digo gen¨¦tico...? De cualquiera de ellos existe una infinita variedad (basta imaginar los posibles colores de una piel humana) desplegada siempre en un continuum, sin rupturas que permitan establecer clasificaciones claras. La ¨²nica prueba contundente de salto biol¨®gico entre las especies vivas es la imposibilidad de interfecundidad y espero que el se?or Ortuondo no crea que entre vascos y resto de la humanidad no se puede generar descendencia. Por eso, Linneo clasific¨® cuatro tipos de seres humanos; el marqu¨¦s de Gobineau distingui¨® tres; Haeckel hablaba de doce; Blumenbach, de cinco; Montandon, de veinte; Deniker elev¨® la lista a veintinueve... Los especialistas en antropolog¨ªa, biolog¨ªa o gen¨¦tica actuales han simplificado el asunto, cocluyendo que es imposible definir cient¨ªficamente las razas humanas. Por supuesto, determinados grupos acumulan una concentraci¨®n y repetici¨®n de ciertas caracter¨ªsticas fisiol¨®gicas que es mayor cuanto m¨¢s cerrados y endog¨¢micos sean. Pero los rasgos comunes con el resto de los seres humanos dominan siempre sobre los distintivos; y la diversidad interna del grupo que se pretende ¨¦tnicamente homog¨¦neo es tan enorme que hace imposible establecer en qu¨¦ se basa su peculiaridad.
El Pa¨ªs Vasco, sigui¨® explicando el portavoz del PNV en la euroc¨¢mara, ha sufrido en su historia "muchas derrotas y una inmigraci¨®n masiva que lo ha desdibujado, provocando un conflicto pol¨ªtico". Dejando de lado el tono victimista (la inclusi¨®n de la inmigraci¨®n entre las "derrotas", y el sobreentendido de que fue perpetrada intencionadamente por alg¨²n malvado), lo que importa de esta frase es su ¨²nica consecuencia pol¨ªtica posible: que la tierra vasca deber¨ªa ser s¨®lo de sus habitantes originarios. Pero ?qu¨¦ quiere decir "originarios"? ?Que sus antepasados vivieron en esas tierras siempre, desde el origen de los tiempos? Para quienes comulguen con el creacionismo b¨ªblico, habr¨¢ que recordarles, como Tocqueville le record¨® a Gobineau, que la Biblia deja claro el origen com¨²n de todos los seres humanos, en el lugar paradisiaco del planeta del que luego fueron expulsados. Y para quienes se dejen guiar por la ciencia, los cient¨ªficos parecen estar hoy de acuerdo sobre el surgimiento del homo sapiens en ?frica Oriental y su desplazamiento posterior hacia otros continentes. En alg¨²n momento debieron llegar los bisabuelos de los actuales vascos a la tierra en que ¨¦stos habitan ahora. Si tal cosa se demostrara fehacientemente, ?afectar¨ªa de alguna forma a los derechos pol¨ªticos de nuestros contempor¨¢neos? ?Seguir¨ªan, por el contrario, pretendiendo derechos especiales por ser descendientes de quienes llegaron antes y escatimando legitimidad a los que han llegado despu¨¦s? En resumen, ?la cultura vasca es originaria o producto de la historia? Si es, como todas, producto de la historia, y si tanta legitimidad da, precisamente, la historia, ?por qu¨¦ no dejar que la historia siga su curso, que contin¨²e su tarea incesantemente modificadora, y que se produzcan con libertad los intercambios y transformaciones culturales que, por otra parte, son inevitables?
Todas estas preocupaciones por la "pureza" racial no llevan, en definitiva, sino a distintos grados de privilegios pol¨ªticos a cada grupo social. Verdad que en las declaraciones del se?or Ortuondo, que s¨®lo conozco a trav¨¦s de una rese?a de prensa, no hab¨ªa exaltaci¨®n alguna de la superioridad de los m¨¢s puros. Pero se deduc¨ªa inevitablemente de su planteamiento. ?l sabe que la interfecundidad racial es posible -ojal¨¢ no lo fuera, dir¨¢ el; pero Dios cometi¨® alg¨²n que otro error al crear el mundo-, pero la considera un mal. El mestizaje es el comienzo de la "degeneraci¨®n" -toda una terminolog¨ªa de hace cien a?os-. Estoy seguro de que la peor pesadilla del se?or Ortuondo ser¨ªa descubrir que tiene antepasados no vascos; algo de lo que estamos liberados los dem¨¢s, los que aceptamos nuestro mestizaje de mil razas y cultura y sentimos incluso que enriquece nuestra vida. En cambio, ¨¦l... puedo imaginar sus sudores nocturnos, sus esfuerzos por ocultar tan vergonzoso antecedente familiar. Tendr¨ªa que acabar en un psiquiatra. Vasco, naturalmente.
A m¨ª me ha pasado algo que debe de ser, para un purista racial, peor todav¨ªa que el mestizaje, y es un ejemplo que puede contribuir a aclarar lo que quiero decir: yo cambi¨¦ de raza hace unos a?os. As¨ª, como suena. Porque las autoridades norteamericanas de inmigraci¨®n decidieron que los "hispanos" no se defin¨ªan por la lengua, sino por la procedencia geogr¨¢fica: brasile?os, por ejemplo, son ahora hispanos, y antes no lo eran; y los peninsulares (miembros del PNV incluidos, si viven en Estados Unidos) tienen que poner ahora en sus documentos, en la casilla raza, "blanco" en lugar de "hispano". Otros m¨²ltiples cambios del mismo estilo se han producido en un pa¨ªs de inmigraci¨®n como aqu¨¦l a lo largo de los ¨²ltimos cien a?os. Precisamente porque las razas no son fen¨®menos biol¨®gicos sino culturales y, a¨²n as¨ª, muy dic¨ªfiles de definir, y en permanente cambio.
No son, desde luego, los nacionalistas vascos los ¨²nicos en creer en razas ni en buscar esencias nacionales inmutables. En alg¨²n museo de este pa¨ªs deben de estar los miles de calaveras que coleccionaron afanosamente los sabios fundadores de la antropolog¨ªa con objeto de poder definir "cient¨ªficamente" la raza espa?ola. Y, hasta hace poco, sesudos historiadores y ensayistas han discutido si la "esencia" de Espa?a resid¨ªa en la m¨ªstica del siglo XVI o en los visigodos. Pero, aunque haya quien no ha superado estas preocupaciones del todo, el nacionalismo espa?ol, en su conjunto, ha cambiado. Ya s¨¦, sin embargo, que al se?or Ortuondo y sus compa?eros no les interesa este cambio, como tampoco les interesa lo que ocurre en EE UU, ni les interesa la ciencia, pese a sus referencias ocasionales a la antropolog¨ªa, la historia o la ling¨¹¨ªstica. Si mantienen con tanto fervor la fe en esa inmensa cantidad de falacias es porque obtienen beneficios pol¨ªticos de ellas; porque derivan, en
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una palabra, de ellas su derecho a dominar ese territorio en exclusiva.
Y es que uno de los equ¨ªvocos m¨¢s extendidos sobre los nacionalismos consiste en presentarlos como producto de las exigencias de autodeterminaci¨®n de "los pueblos". Seg¨²n eso, ser¨ªan movimientos sociales, populares, masivos. Pero ¨¦se no es, casi nunca, el caso. Los nacionalismos son anteriores a las naciones, y son fen¨®menos de ¨¦lites, no de masas. De ¨¦lites que ganan poder al presentarse como "portavoces" de un derecho nacional del cual, en realidad, son inventoras. Prueba de lo que digo es que los sentimientos nacionalistas son mucho m¨¢s fuertes en c¨ªrculos universitarios, asociaciones profesionales o corporaciones con posibilidades de poder pol¨ªtico, urbanas siempre, que en barrios obreros o en medios rurales (pese a que la esencia nacional que se dice defender suela presentarse como rural).
En el caso espa?ol, afortunadamente, no hay enfrentamiento entre "pueblos" o comunidades, como en Bosnia o Kosovo. Est¨¢ por ocurrir el primer incidente en un bar de Barcelona o Bilbao entre castellano-parlantes y catalano-parlantes o euskaldunes. Claro que si las ¨¦lites nacionalistas, creyendo que es su ¨²nica manera de reclamar poder, consiguen hacer que su p¨²blico potencial interiorice esta interpretaci¨®n de la realidad humana como esencialmente dividida en indentidades colectivas diferentes y rivales, puede que el enfrentamiento violento entre "pueblos", o conjuntos de individuos que creen formar pueblos, se acabe produciendo alg¨²n d¨ªa.
En fin, que el PNV, para rematar la faena, abandon¨® el Grupo Popular de la euroc¨¢mara y se ha ido al Grupo de Los Verdes. Espero que sea ¨¦se donde est¨¦n tambi¨¦n los seguidores de Le Pen, porque es, ciertamente, donde les corresponde. Le Pen s¨ª que expone sin ambages su objetivo de preservar la pureza racial, si es posible usando la eugenesia, otra t¨¦cnica muy defendida por cient¨ªficos... de hace tres cuartos de siglo, como m¨ªnimo.
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