El papel de ETA

No hay motivo para no creer a los dirigentes nacionalistas vascos que negaron ayer, con gran ¨¦nfasis, haber suscrito con ETA, dos meses antes de la tregua, un compromiso aceptando sus condiciones para el alto el fuego. Aunque la indignaci¨®n de esos dirigentes resulta algo artificiosa: hayan o no firmado el papel, lo relevante es si siguieron o no en la pr¨¢ctica las directrices que marca. El lehendakari precis¨® que se trataba de una propuesta planteada por ETA frente a la que "nosotros tambi¨¦n presentamos nuestras propias posiciones". Si es as¨ª, PNV y EA deber¨ªan hacer p¨²blica la contrapropuesta que presentaron: en qu¨¦ t¨¦rminos respondieron a la pretensi¨®n de ETA de que esos partidos rompieran todo pacto con las fuerzas no nacionalistas y apoyaran la iniciativa de crear una instituci¨®n soberana com¨²n para el Pa¨ªs Vasco, Navarra y el territorio vasco de Francia.Hay al menos un testimonio p¨²blico de la resistencia nacionalista a seguir esas directrices. Dos d¨ªas despu¨¦s de la publicaci¨®n del comunicado en el que ETA anunciaba la tregua, Arzalluz declaraba a Deia que su partido no romper¨ªa sus compromisos con otras formaciones "ni con la pistola en la nuca". En la pr¨¢ctica, sin embargo, eso fue lo que hicieron, tanto en el ¨¢mbito de Euskadi, como en las diputaciones y ayuntamientos. Y se sumaron a la iniciativa institucional de EH, la Asamblea de Electos, aunque d¨¢ndole un alcance diferente. Quiz¨¢ ambas cosas habr¨ªan ocurrido sin necesidad de que formaran parte de las exigencias de ETA, pero es leg¨ªtimo dudarlo. De hecho, nunca antes se lo hab¨ªan planteado.

Es cierto que, tal como est¨¢n las cosas, una ruptura del PNV con EH en las instituciones, seg¨²n se sigue exigiendo por rutina, tendr¨ªa m¨¢s de inquietante que de tranquilizador: han sido los nudos de intereses forjados por esos pactos los que han obligado a ETA a prolongar durante quince meses una tregua prevista, seg¨²n se desprende del papel ahora conocido, para cuatro. Pero tmpoco es posible mantener el discurso que hace depender la paz de la satisfacci¨®n de las exigencias de ETA, present¨¢ndolas como evidencias democr¨¢ticas. Ibarretxe acusa de inmovilistas al PP y PSOE por no sumarse al foro de debate que propone. Sin embargo, ?por qu¨¦ habr¨ªan de hacerlo cuando se les dice (aunque con palabras m¨¢s suaves) que su objetivo es dinamitar el actual marco institucional para sustituirlo por uno que satisfaga las aspiraciones de ETA? ?Por qu¨¦ ser¨ªa una actitud "carro?era" exigir que cese la coacci¨®n antes de sentarse con quienes proporcionan un "manto pol¨ªtico" a los encapuchados?

Hace falta di¨¢logo, pero el lehendakari, influido por los discursos de campa, no acaba de plantearlo de manera cre¨ªble para los que no acampan en Lizarra.