Fogonazo azul
Jap¨®n es, por su falta de recursos energ¨¦ticos, uno de los pocos pa¨ªses que a¨²n participan del entusiasmo nuclear. Es probable que deje de hacerlo tras el p¨¢nico suscitado por el accidente de la peque?a ciudad de Tokaimura, catalogado ya como el tercero m¨¢s grave de la historia. Pese a una sucesi¨®n de percances at¨®micos menores a partir de 1995, Jap¨®n planea construir 20 reactores m¨¢s para el a?o 2010. Un tercio de su energ¨ªa el¨¦ctrica se produce en medio centenar de plantas nucleares, pero a diferencia de otros pa¨ªses muy desarrollados -como EEUU, Alemania o Francia- no ha revisado su programa at¨®mico tras los siniestros de Three Miles Island (1979) y la explosi¨®n de Chernobil (1986), considerados como los m¨¢s graves. Chernobil fue un desastre de grado 7, y el estadounidense de nivel 5. El de Tokaimura ha sido clasificado provisionalmente como de grado 4 por la Agencia de la Energ¨ªa At¨®mica. En las instalaciones de la empresa Sumitomo se transformaba uranio importado en di¨®xido de uranio para su utilizaci¨®n como combustible en reactores nucleares. Los expertos dan por hecho que un error humano desemboc¨® en el temido rel¨¢mpago azul que anuncia el momento en que el uranio inicia una reacci¨®n en cadena. El nivel habitual de radiaci¨®n en la zona se dispar¨® entre diez y quince mil veces. Aunque probablemente no hay actividad m¨¢s controlada que la nuclear, la industria at¨®mica est¨¢ en retirada en el umbral del nuevo milenio, en su batalla contra un creciente frente conservacionista, de seguridad e incluso econ¨®mico. En Europa occidental y EEUU no hay en este momento m¨¢s que una planta en construcci¨®n. Tokaimura ha venido a recordar que los errores son siempre posibles. Los humanos sienten un terror supremo ante los accidentes at¨®micos, pero en el caso de Jap¨®n no es s¨®lo el pavor ante lo desconocido, sino un ejercicio de memoria colectiva. No en balde es el ¨²nico pa¨ªs que ha sido atacado con dos bombas at¨®micas.
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