Cacicada en el CMH J. J. P?REZ BENLLOCH
El ¨¢rbitro de f¨²tbol Graziano Cesari es uno de los golfos m¨¢s notables que la semana acaba de alumbrar. El atraco que cometi¨® contra el Valencia en las postrimer¨ªas de su encuentro con el Bayern de M¨²nich pasar¨¢ a las antolog¨ªas del esc¨¢ndalo futbol¨ªstico. En su descargo s¨®lo cabe alegar que procedi¨® siguiendo las instrucciones de los altos organismos internacionales que rigen este negocio y que en modo alguno pueden desamparar, por los medios que sean, un club tan de campanillas y rentable como el b¨¢varo. Los merengues, con todo su historial a cuestas, todav¨ªa han de sentar plaza europea para gozar de tan privilegiadas tutelas. Descargo que, por supuesto, no aten¨²a la culpa del truh¨¢n citado. Evocamos este episodio por sus semejanzas con la anunciada disoluci¨®n del Consell Metropolit¨¤ de l"Horta (CMH). Acontece que, como es sabido, ante la celebraci¨®n inevitable de su pleno de constituci¨®n -aplazado con ma?as dudosamente legales- para adaptarlo al resultado de las elecciones municipales, el PP gobernante ha optado por disolverlo antes de verse desahuciado de su presidencia, que corresponder¨ªa a un socialista. Esa y no otra es la raz¨®n, si as¨ª convenimos describir la tropel¨ªa del Graziano del lugar y de las autoridades que le instruyen. La democracia sale tan malparada que cualquier calificativo est¨¢ legitimado, y el m¨¢s suave -al tiempo que preciso- es el de cacicada pol¨ªtica. Alegan los populares, por alegar algo y vestir al muerto, que el CMH est¨¢ politizado y anquilosado. Lo de politizado es una obviedad tan pueril como calificar de redonda una pelota. ?Acaso no est¨¢ conformado por partidos y mun¨ªcipes, y no es pol¨ªtica su funci¨®n -escasa funci¨®n, ciertamente- por m¨¢s que conlleve un alto contenido administrativo? En cuanto al anquilosamiento nada hemos de objetar. Est¨¢ anquilosado porque as¨ª se ha querido y bien que lo saben sus homicidas, los de este gobierno auton¨®mico y los de los gobiernos precedentes, ayunos todos de vocaci¨®n o perspectiva metropolitana para plantear los problemas de este espacio. Nadie, o con muy pocas excepciones, ha querido un organismo fuerte y resolutivo, por temor, precisamente, a ver mermadas las competencias propias. Reconoce el consejero de Justicia y Administraci¨®n Publica, Seraf¨ªn Castellano, que para el caso es el malo de la pel¨ªcula, la necesidad de replantear este ente para equiparlo de poderes y dineros adecuados a las tareas que le incumben y que nunca -puntualizamos- se le han otorgado. Como proclamaci¨®n de intenciones es perfectamente suscribible. Lo malo es que no concreta el proyecto que, no obstante, tampoco justificar¨ªa la disoluci¨®n anunciada y que nos remite, ni m¨¢s ni menos, a la cacicada referida. ?O es que la insoslayable reforma exige su liquidaci¨®n en gracia a la mayor¨ªa suficiente que avala a su partido? No esper¨¢bamos que el rodillo se pusiera tan pronto a trabajar. Tal cual alecciona la ley de Murphy, si algo puede salir mal, saldr¨¢. Esto es, que los populares romper¨¢n la baraja con el fin de conservar el control del CMH. Del tinglado que emerja nada sabemos y mucho dudamos que lo sepa el PP. Por lo pronto el invento se parir¨¢ con un notable d¨¦ficit democr¨¢tico y ese formidable lastre no ser¨¢ el vi¨¢tico id¨®neo para consensuar con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas las soluciones que requiere el territorio metropolitano, tan malversado y ca¨®tico. A lo peor, el partido que gobierna se siente con arrestos para arbitrar por s¨ª solo los remedios, lo que nos parece alarmante, habida cuenta de su propensi¨®n privatizadora y gusto liberalizador a favor del sector del atob¨®n. Con estos oropeles y su exig¨¹a sensibilidad medioambiental nos tememos lo peor. Incluso no nos chocar¨ªa que asfaltasen L"Albufera, proceso que, por otra parte, avanza sin pausa. A todo esto, la oposici¨®n hecha unos zorros y condenada a verlas venir. Ay, PSPV del demonio, ?cu¨¢ntos cabos dejaste por atar!
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