La Revoluci¨®n de Mart¨ªnez
En el transcurso de la historia ha habido revoluciones cient¨ªficas, necesarias para su consolidaci¨®n. Por ejemplo, el paso de la astronom¨ªa geoc¨¦ntrica al sistema copernicano o el paso de la f¨ªsica cualitativa y verbal de Arist¨®teles a la f¨ªsica matem¨¢tica y experimental de Galileo. Estos cambios revolucionarios fueron acompa?ados de convulsiones sociales y escenas pat¨¦ticas, como la quema de Giordano Bruno o la abjuraci¨®n y c¨¢rcel de Galileo. Las revoluciones pol¨ªticas, a diferencia de las cient¨ªficas, han sido m¨¢s convulsas para la humanidad. Su resultado, en cuanto a dramatismo, o mejor, a cr¨ªmenes en masa, supera en mucho el coste social que ha pagado la ciencia por consolidar sus cambios revolucionarios. Ha habido guerras en nombre de ideolog¨ªas, de religiones, etc., pero nunca en nombre de la ciencia. El an¨¢lisis racional de las consecuencias de una teor¨ªa pol¨ªtica tiene cierta analog¨ªa con el m¨¦todo cient¨ªfico. En ciencia se decide aceptar o rechazar una teor¨ªa despu¨¦s de haber investigado las consecuencias te¨®ricas y pr¨¢cticas que pueden ser verificadas mediante la experimentaci¨®n. Pero en el caso de una teor¨ªa pol¨ªtica, la ¨²nica confrontaci¨®n posible de sus consecuencias es con nuestra conciencia. Y en tanto que el veredicto de los experimentos pol¨ªticos es ajeno a nuestra voluntad, no ocurre lo mismo con el de nuestra conciencia. El enunciado de esta carta, la "revoluci¨®n" de Mart¨ªnez, quiere apelar a la conciencia pol¨ªtica y moral de la actual direcci¨®n del PP en Andaluc¨ªa, cuya m¨¢xima dirigente, Te¨®fila Mart¨ªnez, ha elegido como reclamo electoral el t¨¦rmino revoluci¨®n, precisamente aqu¨ª, al sur de Despe?aperros, donde la conciencia pol¨ªtica de sus clases dirigentes ha sido incapaz de asimilarlo, de tal forma que en esta regi¨®n hemos perdido, a lo largo de su historia moderna, el tren del progreso que otros pa¨ªses y regiones ya hab¨ªan tomado. Por eso, a estas alturas del siglo, ?qui¨¦n no podr¨ªa sospechar que la revoluci¨®n de Mart¨ªnez proviene del sustrato c¨ªnico de su conciencia y la de sus correligionarios? Seguramente qui¨¦n no conozca nuestro pasado.- Miguel Higueras P¨¦rez. Granada.
Funcionarios e IPC
Los empleados p¨²blicos vienen malviviendo desde hace un par de lustros con sueldos que se revalorizan (cuando se revalorizan) de acuerdo con el IPC previsto. Por ello su poder adquisitivo ha quedado a mucha distancia de otros sectores del sector privado. Los funcionarios habr¨¢n de pasar otro a?o con una miserable subida salarial, con un d¨¦ficit acumulado en sus rentas superior a los 10 puntos, sin expectativas de carrera profesional, amenazados por los expertos e informes neoliberales con las recetas de la flexibilidad. Hay razones fundamentalmente relacionadas con la l¨®gica del poder, que inducen a los gobernantes conservadores al abandono de los altos y sesudos principios de su filosof¨ªa pol¨ªtica (el Estado m¨ªnimo), para adoptar medidas que contravini¨¦ndolos acallan las protestas de los grupos de presi¨®n m¨¢s fuertes e influyentes instalados en la funci¨®n p¨²blica. El c¨ªnico consejo del PP al PSOE en Andaluc¨ªa para que subiera los sueldos a los docentes, huele a campa?a electoral y no se compadece con su racaner¨ªa en materia de pensiones, con el no reconocimiento del censo de poblaci¨®n andaluz, con su tozudez con los empleados de prisiones, o con la no aplicaci¨®n de las 35 horas en las Administraciones locales y central que gobiernan para generar empleo p¨²blico y revalorizaci¨®n salarial en tiempo o reducci¨®n de jornada por la v¨ªa de iure y no de facto. Parece que la soluci¨®n pasa por una mayor implicaci¨®n de los empleados p¨²blicos en las organizaciones sociales representativas que hist¨®ricamente hemos denominado organizaciones de clase. La imagen del servidor p¨²blico ha de ser revalorizada con la ayuda de todos, desde la comprensi¨®n de que una Administraci¨®n democr¨¢tica debe contar con profesionales independientes en el desempe?o de sus tareas, suficientemente motivados por el lado de la formaci¨®n, la carrera profesional, la compensaci¨®n salarial y el mantenimiento de las garant¨ªas de estabilidad como presupuesto condicionante del ejercicio profesional independiente, imparcial y sujeto a las normas.- Andr¨¦s S¨¢nchez Carretero. Ja¨¦n.
Machismo y lengua
Contesto a Margarita Valeriola y los cinco autores de la carta publicada el d¨ªa 25-9-99 en el diario EL PA?S, que en mi modesta opini¨®n est¨¢n totalmente equivocados, y no porque en la universidad no haya machismo, que lo hay, pero no en el aspecto mencionado de referencia a matr¨ªculas y otros documentos. El hecho de que en los documentos p¨²blicos de los organismos andaluces se haya extendido la terminaci¨®n o/a para intentar justificar una supuesta igualdad de tratamientos manifiesta un total desconocimiento del lenguaje y es una verg¨¹enza y un soberano error. Para que ustedes lo sepan si una palabra no termina en a no quiere decir que se este discriminando a la mujer y que no se la tenga en cuenta ya que el documento es impersonal y la palabra utilizada no tiene g¨¦nero, es gen¨¦rica. Nos estamos refiriendo al individuo (tanto masculino como femenino). Por tanto sean todos ustedes sensatos, culturicense y utilicen correctamente nuestra lengua, saldremos ganando.- Juan A. V¨¢zquez del R¨ªo. Dos Hermanas (Sevilla)
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