Una tradici¨®n devaluada
La tradicional corrida de la Prensa de Sevilla ha perdido casi todo su sentido. Prueba de ello es que nunca se encuentra una fecha id¨®nea, ni unos toros adecuados, ni toreros de fama, ni p¨²blico que se divierta ni ¨¦xito para el recuerdo. Han cambiado, incluso, al padre de la criatura: antes, era una corrida organizada por la Asociaci¨®n de la Prensa; ahora, es organizada por la empresa para la asociaci¨®n, que no es lo mismo.?Por qu¨¦ se ofrece, entonces, esta corrida? Porque se mantiene intacto su tradicional objetivo, que consiste, ni m¨¢s ni menos, en que la Real Maestranza de Caballer¨ªa entregue cada a?o un donativo -incomprensible a estas alturas- a los periodistas. Pues si los maestrantes desean mantener tal privilegio de anta?o, que lo abonen de su cuenta corriente y nos ahorramos todos un tost¨®n de corrida.
Cal / Pauloba, Mariscal, Garc¨ªa
Tres toros (2?, 3? y 6?) de Prieto de la Cal, blandos y descastados, y tres del Marqu¨¦s de Domecq, bien presentados y nobles. Luis de Pauloba: pinchazo y estocada casi entera (silencio); estocada baja (dos vueltas, la segunda por su cuenta). Luis Mariscal: estocada (vuelta); estocada ca¨ªda (vuelta). Pepe Luis Garc¨ªa, que tom¨® la alternativa: estocada baja (ovaci¨®n); estocada (vuelta). Plaza de la Maestranza, 3 de octubre. Corrida de la Prensa. Menos de media entrada.
Porque un aburrimiento result¨® el espect¨¢culo anunciado, en el que ni el ganadero estuvo a la altura de las circunstancias ni los tres espadas pudieron o supieron aprovechar la oportunidad.
El ganadero se llama Tom¨¢s Prieto de la Cal. Que lidia poco y cuando se le compra una corrida para Sevilla resulta que a unos toros les falta peso y otros no tienen cara. 19 toros de tres ganader¨ªas reconocieron los veterinarios para elegir los seis titulares y los dos sobreros. Al final, Prieto de la Cal s¨®lo pudo lidiar tres y ninguno hizo alarde de bravura. Un ¨¦xito ganadero en toda regla.
El p¨²blico tambi¨¦n se luci¨®. Poquita gente e indocumentada en lo que a toros se refiere. La mayor¨ªa, periodistas, pues la asociaci¨®n regalaba una entrada por socio. As¨ª, entre plumillas y turistas, La Maestranza era, una vez m¨¢s, una plaza de pueblo, que es lo que viene siendo en los ¨²ltimos a?os.
Y los toreros se fueron con la esperanza de que el empresario cumpla su promesa y les recompense en la pr¨®xima Feria de Abril su participaci¨®n en una corrida que rechazaron las figuras. Pero esta terna perdi¨® una buena oportunidad y no parece muy dispuesta m¨¢s que a dar vueltas al ruedo sin merecimiento: dos dio en un solo toro Pauloba; una en cada uno Mariscal y una en el sexto Garc¨ªa.
Pepe Luis Garc¨ªa se vest¨ªa por vez primera de luces esta temporada, y lo hac¨ªa, precisamente, para tomar la alternativa en Sevilla. Eso s¨ª que es una gesta. Si, adem¨¢s, corta las orejas, estar¨ªamos hablando de una figura hist¨®rica. Es un torero con gusto, maneja bien el capote y derrocha voluntad. Sali¨® airoso del dif¨ªcil trance, que es lo importante. Estuvo por debajo del noble primero y nada pudo hacer ante el parado sexto, al que mat¨® su picador. Luis de Pauloba apunta pero no dispara; torea pero no remata. Pas¨® desapercibido ante su descastado primero y se luci¨® en el otro con el capote en unas hondas ver¨®nicas; se creci¨® en dos tandas de derechazos templados y largos, y ah¨ª acab¨® todo. La faena qued¨® inconclusa, aunque ¨¦l se dio dos vueltas al ruedo, la segunda porque estaba de muy buen humor. Y Luis Mariscal torea con tanta rapidez que su toreo no deja huella. Mat¨® muy bien a su primero tras un trasteo aburrido, y no sac¨® partido a las buenas condiciones del quinto, ante el que se coloc¨® mal y se dej¨® enganchar la muleta con facilidad.
Result¨® cogido espectacularmente al entrar a matar, pero s¨®lo recibi¨® un varetazo en la pierna derecha. Aunque pas¨® a la enfermer¨ªa tras matar al toro, volvi¨® al ruedo antes de finalizar la corrida.
Babelia
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