Tasas universitarias y coste de la ingenier¨ªa p¨²blica
Hace unos a?os, presionado ya por necesidades recaudatorias, el Gobierno de entonces decidi¨® aumentar sensiblemente las tasas universitarias, adem¨¢s de recargar fuertemente las rematriculaciones. Ello ocasion¨® huelgas justificadas, sin demasiado ¨¦xito, en la Universidad p¨²blica en gene-Pasa a la p¨¢gina siguiente
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ral, y en particular en las escuelas t¨¦cnicas, cuyos alumnos han resultado especialmente perjudicados: en ellas, los suspensos, las repeticiones de asignaturas y, en consecuencia, las segundas y terceras matr¨ªculas est¨¢n a la orden del d¨ªa, a pesar de tratarse de alumnos con las m¨¢ximas calificaciones en selectividad.
Hay que tener en cuenta que cada matr¨ªcula s¨®lo da derecho a dos convocatorias de examen y que una segunda matr¨ªcula recarga un 45% la tarifa inicial y una tercera dobla ampliamente el coste de la primera (+112%).
El primer a?o, los alumnos est¨¢n obligados a matricularse del curso completo, inabarcable para la casi totalidad de los mismos, con lo que se inicia el largo y costoso proceso de rematriculaciones. Tanto m¨¢s por cuanto algunas polit¨¦cnicas se aplican con mayor rigor a suspender que a orientar y estimular al estudiante. ?ste es el caso de varias escuelas de Madrid, donde (a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en la universidad p¨²blica de Catalu?a) es bien conocida la irracionalidad de ciertas c¨¢tedras en este sentido, buscando y logrando un n¨²mero de titulados arbitrariamente restringido y, frecuentemente, al cabo de ocho o nueve a?os de permanencia.
?No ser¨ªa mejor para todos limitar las plazas de entrada en lugar de hacer perder el tiempo a una "materia prima" de la mejor con que cuenta el pa¨ªs? ?Qui¨¦n le pide responsabilidades al profesor que es incapaz de preparar y aprobar cada a?o a una promoci¨®n razonable de alumnos?
Como consecuencia de lo anterior, los ingresos medios de matriculaci¨®n por alumno de algunas escuelas de ingenieros o arquitectos se habr¨¢n doblado en el plazo de unos a?os, con lo que no cabe hablar ya de ense?anza t¨¦cnica superior semigratuita, sino meramente subvencionada. Entran aqu¨ª dos aspectos, al menos, de regresividad social de la nueva situaci¨®n: por un lado, s¨®lo las familias acomodadas podr¨¢n aguantar el chaparr¨®n a lo largo de los ocho a?os de duraci¨®n promedio, en Madrid, de los estudios en las escuelas superiores que han decidido ser m¨¢s selectivas. Por otro lado, no es seguro que lo que necesite el pa¨ªs sean pocos ingenieros con una largu¨ªsima formaci¨®n, esencialmente te¨®rica adem¨¢s. En estas condiciones, ?cabe seguir hablando de escuelas p¨²blicas de ingenier¨ªa superior en Espa?a?- . .
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