De la sociedad civil a la mafia pol¨ªtica
La Asamblea Federal del CDS aprob¨® el pasado s¨¢bado el nombramiento de Mario Conde como su candidato electoral a la presidencia del Gobierno. El abordaje por el ex banquero de los pecios de unas siglas reducidas a su m¨ªnima expresi¨®n tras repetidos naufragios en las urnas implica una burla cruel para los fundadores y ex militantes de un partido que aspir¨® a heredar el legado de UCD: sean cuales fueren los hipot¨¦ticos deslices cometidos por Adolfo Su¨¢rez -retirado de la vida p¨²blica desde 1991 por decisi¨®n propia- en sus relaciones con Mario Conde, la figura del presidente del Gobierno que llev¨® en 1976 a buen puerto la transici¨®n a la democracia merece el respeto de todos los espa?oles decentes. La decisi¨®n de secuestrar el CDS para quedarse con sus derechos de piso en el mercado electoral y con su imagen reformista confirma la implacabilidad de este aventurero emparentado con los robber barons norteamericanos de finales del XIX; esa desalmada maniobra, por lo dem¨¢s, se inscribe dentro de una estrategia aplicada antes por otros caballeros de industria para usar il¨ªcitamente los derechos constitucionales a la asociaci¨®n, la representaci¨®n y la participaci¨®n pol¨ªticas como baluarte frente a la persecuci¨®n penal y como llave maestra para abrir las puertas de suculentos negocios.Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos fue el primero en descender a la arena electoral tras ser extraditado desde Alemania por un conjunto tasado de delitos relacionados con su gesti¨®n al frente de la expropiada Rumasa de los que finalmente ser¨ªa absuelto; designado parlamentario europeo en 1989 como candidato de una Asociaci¨®n de Electores bautizada con sus apellidos, la fortuna no ha vuelto a sonre¨ªrle ante las urnas, pero no ceja en el intento. Jes¨²s Gil, por su parte, descubri¨® en 1991 la posibilidad de embridar las instituciones p¨²blicas al servicio de fines privados mediante la mutaci¨®n de la naturaleza conceptual de los partidos (definidos por la Constituci¨®n como cauces del pluralismo, formadores de la voluntad popular e instrumentos fundamentales para la participaci¨®n pol¨ªtica) en un engendro teratol¨®gico especialmente dise?ado para promover sus negocios inmobiliarios.
En 1991 las redundantes siglas del GIL conquistaron el Ayuntamiento de Marbella, convertida en cabeza de playa de una invasi¨®n que se extendi¨® en 1995 a otros municipios de la Costa del Sol y que ha llegado en 1999 a La L¨ªnea, Ceuta y Melilla. Las investigaciones realizadas por la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n llevan a concluir que la opaca privatizaci¨®n de la esfera p¨²blica llevada a cabo por el alcalde de Marbella no se limit¨® a sacrificar los intereses generales en provecho de sus intereses particulares, sino que aplic¨® tambi¨¦n procedimientos delictivos a la tarea. Resulta l¨®gico, as¨ª pues, que Jes¨²s Gil se proponga ahora dar el salto desde el ¨¢mbito municipal hasta el escenario nacional y anuncie su presentaci¨®n a las pr¨®ximas elecciones generales en busca de inmunidad parlamentaria y aforamiento en el Supremo.
Condenado ya por sentencia firme a cuatro a?os y dos meses de c¨¢rcel y con una petici¨®n fiscal de 49 a?os de prisi¨®n en el juicio que se est¨¢ celebrando en la Audiencia Nacional, Conde no descarta la posibilidad de llegar a un acuerdo electoral con Ruiz-Mateos y Jes¨²s Gil para juntar fuerzas; la novedad aportada por el ex banquero a la estrategia conjunta de falsear las instituciones de la democracia representativa en beneficio propio ha sido la luminosa idea de adquirir un partido llave en mano. Los escarceos pol¨ªticos de Conde y la masiva compra de periodistas y de medios de comunicaci¨®n antes de la intervenci¨®n de Banesto a finales de 1993 pretendieron montar una m¨¢quina disuasoria capaz de garantizar su impunidad penal. Los aduladores al servicio del ex banquero (con Ram¨ªrez, Sebasti¨¢n, Campmany y Cacho a la cabeza) loaban entonces su papel de pr¨ªncipe de la sociedad civil dispuesto a regenerar la vida p¨²blica por su misma base; amargado de sus anteriores experiencias ("desde la sociedad civil no se pueden defender las cosas"), pero inasequible al desaliento, Conde anuncia ahora su prop¨®sito de comparecer ante las urnas (aunque su candidatura incurra claramente en una causa de ineligibilidad) para revitalizar la democracia espa?ola en su nueva condici¨®n de capo de la mafia pol¨ªtica en la que tambi¨¦n militan Ruiz-Mateos y Jes¨²s Gil.
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