Los colores y la maqueta del futuro museo

La gran sala de exposiciones, abierta al p¨²blico hasta el 23 de enero, est¨¢ dividida en superficies de colores vivos (azules, amarillos, verdes, grises) ideados por el pintor Gustavo Torner y algunos ensayados en el Prado, que diferencian los distintos apartados en un recorrido que empieza con las vistas de reales sitios (Buen Retiro, Torre de la Parada, El Pardo, Aranjuez, El Escorial, Casa de Campo). Bajo una de las tres torres de cristal que identifican el exterior del edificio moderno se ha situado la maqueta de madera en la que se reconstruye el Palacio del Buen Retiro, a la que esta tarde se unir¨¢ la maqueta de la ampliaci¨®n propuesta por Moneo. Los comisarios de la muestra, Javier Port¨²s y Andr¨¦s ?beda, de la nueva generaci¨®n de conservadores, establecen los ejes de Vel¨¢zquez, Felipe IV y El Prado para explicar las relaciones en el montaje. El coraz¨®n del mismo se sit¨²a en Vel¨¢zquez y su retrato de un Felipe IV cansado y envejecido entre Marte y Baltasar Carlos, que representan sus dos grandes desastres pol¨ªtico y familiar. Las grandes escuelas europeas figuran en el inter¨¦s y los encargos del rey, y con un Vel¨¢zquez que ordena y compra las pinturas para decorar los palacios. De Vel¨¢zquez se pasa a la pintura flamenca de Rubens, los autores italianos, el clasicismo franc¨¦s, las obras de contempor¨¢neos como Zurbar¨¢n y Alonso Cano y otros artistas que quedaron atrapados por lo velazque?o.

Una gran parte de estas obras no se expone en el Prado, se guarda en sus almacenes. Fernando Checa calific¨® ayer de "crimen est¨¦tico" que no se puedan mostrar los paisajes de Claudio de Lorena. Por ello defiende el "proyecto intelectual" de la nueva colocaci¨®n en los edificios de la ampliaci¨®n, que tendr¨¢ capacidad para unas 500 obras, muchas de ellas en los mismos lugares que estuvieron en el siglo XVII.