Mar¨ªa Consuelo se llev¨® la "mocador¨¤"
Una evidencia de que Eduardo Zaplana est¨¢ en estado de gracia es que, contra el pron¨®stico de todos los partes meteorol¨®gicos, el sol sali¨® para el Nou d"Octubre y se emple¨® a fondo con los mortales. Esta tierra pasa de la situaci¨®n de emergencia por riesgo de inundaciones a la de peligro de incendio, y aplastada entre esos paroxismos, que rozan con la tragedia, radica la especificidad de los valencianos, ahora gestionada por el equilibrio centrista y centrado que impulsa el PP.Quiz¨¢ por eso, para instaurar un equilibrio entre el purgatorio y la dicha, el presidente concedi¨® la mocador¨¤ en formato de Distinci¨®n al M¨¦rito Cultural a la ex directora de Las Provincias, Mar¨ªa Consuelo Reyna, mientras su marido, Jes¨²s S¨¢nchez Carrascosa, declaraba en el juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 4 de Paterna durante siete horas por la madeja que lio durante su etapa en la direcci¨®n de Canal 9, que es otro modo de cultura. Y all¨ª en medio del besamanos de la plaza de Manises estaba de cuerpo presente esta referencia de primer orden, sin espuelas, atendiendo las felicitaciones de algunos de sus espoleados con el lomo doblado. Y otros epifen¨®menos de la ideolog¨ªa subyacente, como Antonio Ferrandis, Chanquete, y su vejiga hiperactiva, prodig¨¢ndose sin respiro. Y Rosita Amores, Pepe Marqu¨¦s, Vicente Ram¨ªrez, Joan Monle¨®n y otras muestras inequ¨ªvocas de valencianismo integral, todas ellas con probabilidades de ganar al a?o pr¨®ximo el Premi de les Lletres Valencianes, ahora que se ha elevado el nivel.
En la parte alta de la plaza se acumulaban los peces gordos del mundo empresarial, como Vicente Boluda, algunos ejecutivos con sotana y alzacuellos, y no pocos tiburones con despacho de influencias, apostados a la espera de que apareciese ese Kennedy censado en Benidorm llamado Zaplana y que les dijese: "Pedid y se os dar¨¢". En medio de esta densidad formidable de poder, los camareros abr¨ªan brecha con bandejas de refrigerio y canap¨¦s, mientras desfilaban chaquetas de Dior con una brasa de cigarrillo pegada a la altura del h¨ªgado o corbatas de Loewe pringadas de all-i-oli. Porque quien no tiene una pieza de ropa echada a perder en esta feria de vanidades no es nadie.
El desnivel en rampa de la plaza era directamente proporcional a la importancia del contingente de invitados. En el medio se agazapaban algunos tipos peinando media calva y con el m¨®vil ardiendo, cuya importancia se reflejaba en el charol de los tricornios de los altos mandos de la guardia Civil. Y hacia el fondo, en cascada, se escurr¨ªa el tercer escalaf¨®n, varios alcaldes insaciables, con el palillo del pincho de tortilla metido en la caries, y unos cuantos convidados de piedra desorientados.
Pese a la bajada del desempleo y la subida de las exportaciones, no estaban all¨ª Gerhard Schr?der, Tony Blair ni Anthony Guiddens, pero s¨ª Rafael Blasco, que para el caso es lo mismo, con una corbata de paraguas, fina alegor¨ªa de la que est¨¢ cayendo en su antiguo partido, que ayer estuvo representado por ¨¢tomos y meteoritos de todas las sensibilidades, irreconciliablemente diseminados por la plaza, entre ellos el ex presidente de la Generalitat Joan Lerma.
Zaplana irrumpi¨® con bronceado de yate, radiante. Se notaba que lo acababan de rociar de insultos en la procesi¨®n c¨ªvica desde las dos orillas del conflicto, mientras ¨¦l navegaba, impert¨¦rrito, por el centro sin desviarse ni un ¨¢pice. Le estaban esperando sus ap¨®stoles y todas las alcachofas de las televisiones de la aldea global, mientras su asesor de corbatas y camisas, Gregorio Fideo, se pon¨ªa a sus espaldas, en profundidad de campo, para chupar c¨¢mara. El presidente lleg¨®, cosech¨® piropos, dej¨® que le pasaran la mano por el lomo y qued¨® con todos para el mi¨¦rcoles.
No lejos, la directora de Canal 9, Genoveva Reig, luc¨ªa solapa peluda, mientras la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, como ejemplo de renovaci¨®n destinado a socialistas, hab¨ªa sustituido el vestido rojo por uno de color hueso. All¨ª mismo, Fernando Modrego ol¨ªa a quemado antes de encender un Montecristo del 4, y el presidente de la Diputaci¨®n de Alicante, Julio de Espa?a, insist¨ªa en que lo ¨²nico que ol¨ªa mal en La Vega Baja es el r¨ªo Segura. Y all¨ª estaba para ratificarlo, si hac¨ªa falta, Luis Fernando Cartagena o su tocayo Saura, el S¨ªndic de Greuges. Y si no, S¨¢nchez Carrascosa, avalado por la trayectoria cultural de su se?ora.
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