Menos mayor¨ªa, m¨¢s Parlamento
CiU despreci¨® a la C¨¢mara mientras su dominio fue absoluto, pero hubo de aceptar sus iniciativas cuando lo perdi¨®.
Si en 1995 se cerr¨® la cuarta legislatura del Parlamento de Catalu?a con el recuerdo de la ins¨®lita felicitaci¨®n de la mayor¨ªa al Gobierno catal¨¢n por su actuaci¨®n en los incendios forestales de 1994, la legislatura que acaba que hace el n¨²mero cinco desde la recuperaci¨®n del autogobierno, se recordar¨¢ por ser la primer en la primera despu¨¦s de 12 a?os en la que Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) perdi¨® la mayor¨ªa absoluta y la lenta pero constante erosi¨®n de su tradicional hegemon¨ªa. La din¨¢mica de cuatro contra uno que se inici¨® en los primeros compases parlamentarios s¨®lo tuvo efectos significativos en la elecci¨®n de Joan Revent¨®s como presidente del Parlamento catal¨¢n y r¨¢pidamente deriv¨® en una sistem¨¢tica alianza CiU-PP.Pero lo cierto es que, una vez m¨¢s, se demuestra que cuando ning¨²n grupo parlamentario dispone de mayor¨ªa absoluta la actividad parlamentaria crece y la pluralidad de iniciativas y de impulsos parlamentarios tiene m¨¢s espacios para desarrollarse y avanzar.
Las cifras son contundentes. La mayor debilidad de la coalici¨®n convergente-democristiana ha tra¨ªdo consigo una capacidad mucho mayor de los grupos de oposici¨®n para hacer prosperar sus propuestas. Aunque tres de cada cuatro leyes aprobadas en esta legislatura tienen su origen en proyectos de ley presentados por el Ejecutivo catal¨¢n -algo absolutamente normal en cualquier r¨¦gimen parlamentario-, no es menos cierto que la legislaci¨®n restante ha tenido su origen bien en una proposici¨®n de ley presentada por un grupo parlamentario ajeno al Gobierno, bien en una propuesta unitaria de todos los grupos, bien -y esto es una novedad en nuestra historia auton¨®mica- en una iniciativa legislativa popular presentada con el aval de miles de firmas de los ciudadanos. Hay que remontarse a la primera legislatura auton¨®mica, en la que CiU tampoco contaba con mayor¨ªa absoluta, para encontrar niveles de ¨¦xito de las iniciativas ajenas al Gobierno comparables con los de la ¨²ltima.
Las mociones y las proposiciones no de ley han alcanzado cifras nunca vistas en las anteriores legislaturas y las constantes refriegas entre grupos de mayor¨ªa y minor¨ªa han ido permitiendo niveles de aprobaci¨®n de tales instrumentos de control e impulso parlamentario impensables en los 12 a?os de rodillo convergente. En estos cuatro a?os se han presentado tres veces m¨¢s interpelaciones que en cualquier otro ciclo anterior, pero es que adem¨¢s se han sustanciado casi 13.000 preguntas parlamentarias de las m¨¢s de 14.000 presentadas.
Estamos, pues, ante la legislatura m¨¢s movida de las cinco que ha vivido el Parlamento catal¨¢n desde su reinstauraci¨®n. La cuarta legislatura fue una demostraci¨®n palmaria de lo esterilizante que puede ser para cualquier C¨¢mara el funcionar con un grupo que dispone de una mayor¨ªa absoluta que se relaciona con un Gobierno que menosprecia la labor de control y de rendici¨®n de cuentas que tiene asignada toda asamblea representativa en una democracia consolidada. Recordemos el absoluto abandono a que someti¨® el presidente Jordi Pujol a su grupo parlamentario en aquellos a?os -no se reuni¨® una sola vez con el grupo en 12 a?os- o leamos la amargura de los comentarios del diputado de CiU Raimon Escud¨¦, descolgado en la actual lista, en recientes declaraciones presagiando lo que ser¨ªa su adi¨®s a 19 a?os de dura labor parlamentaria.
La prepotencia, la desconsideraci¨®n a la labor de la oposici¨®n, la sensaci¨®n de invulnerabilidad acaban siendo contraproducentes en toda democracia. Reducen la capacidad de aprendizaje, de recibir se?ales, y acaba uno quej¨¢ndose, como hizo Pujol al inicio de esta legislatura, de que los dem¨¢s se al¨ªen contra uno.
La pr¨®xima legislatura no permitir¨¢, previsiblemente, los comportamientos displicentes, ya que todo apunta a que no habr¨¢ nadie con mayor¨ªa absoluta, y se necesitar¨¢n coaliciones m¨¢s o menos estables de gobierno. La labor de gobierno se puede complicar, pero el Parlamento vivir¨¢ m¨¢s intensamente y ello redundar¨¢ en beneficio de Catalu?a. Y, si no, que se lo pregunten a los pa¨ªses cuyos Parlamentos son s¨®lo una caja de resonancia de Gobiernos o liderazgos prepotentes y escasamente sometidos a control
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