Elgoibarko topaketak
JOSU BILBAO FULLAONDO
Elgoibar, cruce de caminos, es un pueblo que parece guarecerse entre la carretera y la autopista que une San Sebasti¨¢n con Bilbao. Para no pasar desapercibido, en la plaza, su Casa de Cultura ha sido sede este ¨²ltimo fin de semana de la reuni¨®n anual de asociaciones fotogr¨¢ficas de Euskadi. El acontecimiento, organizado por el grupo local Ongarri, acompa?¨® sus debates con conferencias de Patxi Cobo y Gorka Salmer¨®n. A esta envoltura did¨¢ctica habr¨ªa que a?adir la presentaci¨®n de dos exposiciones que, en ning¨²n caso, pueden pasar desapercibidas. Una es la selecci¨®n de los fondos art¨ªsticos de la entidad organizadora y otra, de Tere Ormazabal (Yurre, 1967), joven autora que lucha por encontrar formas novedosas de expresi¨®n.
La colecci¨®n fotogr¨¢fica de Ongarri es resultado de una recopilaci¨®n sistem¨¢tica que gestiona con firmeza y acierto Jes¨²s Mari Sarasua, su presidente y animador incansable. Buscando superar una rutina concurs¨ªstica cada vez m¨¢s caduca, pero muy arraigada en este tipo de agrupaciones, surgi¨® la idea de organizar regularmente muestras de prestigio nacional e internacional. La apuesta era arriesgada y con dificultades. Por la cesi¨®n de la obra los autores exig¨ªan leg¨ªtimamente o bien la edici¨®n de un catalogo, un precio por el alquiler de la obra o la compra de alguno de sus trabajos. Los de Elgoibar se inclinaron por esta ultima soluci¨®n.
De esta manera, y hasta la actualidad, han reunido un espl¨¦ndido material gr¨¢fico que ahora ense?an con orgullo. No es para menos. Al pie de las im¨¢genes aparecen firmas de prestigio incontestable y, entre ellas, la de algunos grandes maestros. Robert Doisneau (Francia, 1912) luce su arte del reportaje humano, sensible y comprometido; Mimmo Jodice (Napoles, 1934), con su mirada compleja, una traves¨ªa desde la realidad social y cultural del sur de Italia hasta un complejo minimalismo, ense?a, alejado de la ret¨®rica, un m¨¦todo frio, antiexpresivo, pero cargado de simbolismo; George Krause (Filadelfia, 1937) explora a trav¨¦s de im¨¢genes que resultan sobrenaturales. La lista es numerosa y, entre otros, podemos encontrar a Gabriele Basilico, Joan Fontcuberta, Koldo Chamorro, Nicolas M¨¹ller, David Hilliard, Vallhonrat o el acad¨¦mico Alberto Schommer.
Reflejo de acertada promoci¨®n de valores locales, siempre estimulada por los organizadores, en sala aparte cuelgan las realizaciones de Teresa Ormazabal. Una mujer que esta empezando y, si mantiene vivo su inter¨¦s, proyecta un futuro esperanzador. Estudi¨® Historia y Geograf¨ªa y a la fotograf¨ªa lleg¨® por hobby. La pr¨¢ctica m¨¢s intensa la ha desarrollado dentro de los talleres culturales del Ayuntamiento de Basauri. Ha expuesto en la Universidad y en varias galer¨ªas privadas de Bilbao. Su trabajo es muy laborioso. Realizadas las tomas en blanco y negro, luego las pinta con esmero, para presentarlas sobre soporte de madera, pl¨¢stico o cualquier otro material que pueda convenir.
El estilo no llega a definirse de manera precisa. El denominador com¨²n son unos colores saturados que permiten cierta dramatizaci¨®n de los escenarios. El positivado en cibachrome permite con su brillo recordar al ¨®leo. Los contenidos son muy dispersos. Puede encontrarse desde el portal de una casa, composiciones de flores y l¨ªneas como homenaje a Van Gogh o Giacometti, un puente de Deusto atormentado por dominantes azules, hasta un cuarteto de bodegones bien resueltos. En otra faceta, resulta llamativa su fijaci¨®n con las formas de los peces que en combinaci¨®n con otros elementos consiguen impactos surrealistas. El pl¨¢tano colado lo presenta junto a dos colas de pescado y las cabezas que faltaban aparecen combinadas con una manzana para definir el resultado: Mutaci¨®n de la manzana.
Son im¨¢genes cuyas formas guardan simetr¨ªas acertadas, aunque demasiado estrictas. Recuerdan a recientes exploraciones en terrenos similares que no parece hayan sido observados con detenimiento para llegar a conformar una linea m¨¢s intima y personal en el tratamiento ic¨®nico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.