La contrarreforma de la FP
El ministro Mariano Rajoy no parece demasiado afortunado en sus propuestas sobre la Formaci¨®n Profesional (FP). Ya hace unos meses sorprendi¨® con su ins¨®lita propuesta de crear una Escuela Universitaria de "formaci¨®n profesional", ignorando que la mayor parte de los estudios universitarios y, particularmente, todas las escuelas universitarias son precisamente de eso, de formaci¨®n profesional. Y ahora se despacha con otra propuesta retr¨®grada, consistente en recuperar para el sistema educativo la "doble v¨ªa", que la Ley Org¨¢nica de Ordenaci¨®n General del Sistema Educativo (LOGSE, 1990) hab¨ªa conseguido eliminar, y que, de llevarse a cabo, supondr¨¢ un perjuicio objetivo para el prestigio y la calidad de la nueva FP.En efecto, la doble v¨ªa fue un fen¨®meno producido por el desarrollo de la Ley General de Educaci¨®n (LGE, 1970), que la pr¨¢ctica totalidad de la comunidad educativa consider¨® algo nocivo para la FP. Consist¨ªa en que la misma formaci¨®n com¨²n que deb¨ªan cursar tanto los alumnos de FP como los de bachillerato (lo que se conoce en el argot educativo como formaci¨®n general y formaci¨®n profesional b¨¢sica) se impart¨ªa a trav¨¦s de dos v¨ªas: es decir, se impart¨ªa en distintos centros, con distintos profesores y con distintos contenidos curriculares.
Y cuando existen dos v¨ªas o procedimientos para impartir, en principio, una misma formaci¨®n, acaba sucediendo que la formaci¨®n adquirida no es la misma y que los dos procedimientos no conducen a los mismos resultados. De hecho, esto es lo que se produjo y as¨ª lo apreci¨® la comunidad educativa y la sociedad en general: exist¨ªa la v¨ªa buena, la de los alumnos listos del bachillerato; y la v¨ªa mala, la de los torpes de Formaci¨®n Profesional. As¨ª, la doble v¨ªa contribuy¨® al desprestigio, falta de nivel de exigencia y pobre consideraci¨®n de la FP.
La LOGSE elimin¨® el fen¨®meno de la doble v¨ªa, incluyendo esa formaci¨®n com¨²n para todos los alumnos en la ESO y en el Bachillerato, respectivamente, y suprimiendo los dos procedimientos de su impartici¨®n: ahora todo el alumnado recibe esa formaci¨®n con el mismo nivel de exigencia en los mismos centros, con el mismo profesorado y con el mismo contenido curricular.
La nueva FP ya no recibe alumnos pr¨®ximos al fracaso escolar, como ocurr¨ªa antes, sino a alumnos a los que se les supone, al menos, el mismo nivel m¨ªnimo de formaci¨®n que se exige a quienes eligen, respectivamente, continuar sus estudios en el bachillerato o en la Universidad.
Si se lleva adelante la propuesta de Rajoy de facilitar el acceso directo de la FP de grado medio a la de grado superior (es decir, de orillar el bachillerato y olvidarse de exigir, a quienes accedan a la FP superior, el nivel m¨ªnimo de formaci¨®n general y de formaci¨®n profesional b¨¢sica que proporciona el bachillerato y que se requiere para cursar estas ense?anzas profesionales), no s¨®lo volver¨ªa a descender el prestigio y la calidad de la FP, sino que tambi¨¦n se producir¨ªan, al menos, otros dos efectos muy graves. Uno, que la FP de grado medio dejar¨ªa de tener un car¨¢cter terminal, es decir, dejar¨ªa de ser una formaci¨®n para adquirir una cualificaci¨®n profesional que permita a partir de los 18 a?os insertarse en el mercado laboral, y pasar¨ªa a convertirse en un paso, en un lugar de tr¨¢nsito acad¨¦mico para acceder a la FP de grado superior. Y otro, que el alumnado de bachillerato volver¨ªa a considerar peyorativamente la v¨ªa de la Formaci¨®n Profesional y volver¨ªa a optar masivamente por continuar sus estudios en la universidad, al no valorar como atractiva la alternativa de la FP de grado superior, tendencia radicalmente opuesta a la de cualquier sistema educativo moderno.
?Por qu¨¦ esta contrarreforma y por qu¨¦ ahora? Ignoro cu¨¢l haya podido ser la raz¨®n exacta: quiz¨¢ las viejas presiones de un peque?o sector del profesorado de bachillerato, que no acept¨® nunca que ¨¦ste se viera contaminado por la presencia de alumnos de la FP; o, tal vez, que en el ministerio hayan triunfado las tesis partidarias de una FP mediocre, que no tenga un alto nivel de exigencia, creando una puerta falsa de acceso a la FP de grado superior que sirva de se?uelo para atraer m¨¢s alumnos a la de grado medio; o, puede ser, lo cual ser¨ªa a¨²n peor, que la enfermiza obsesi¨®n del PP de reformar como sea una ley de los socialistas (la LOGSE), tras el reiterado fracaso de otras propuestas, haya llevado a elegir al eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil del sistema, la FP, converti¨¦ndola en cabeza de turco de la contrarreforma. En todo caso, un enorme disparate que, espero, la comunidad educativa impida que se lleve a cabo.
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