Pactos y bochorno

LOS PACTOS son un componente esencial de la pol¨ªtica, incluso de la buena pol¨ªtica. Es l¨®gico que de ellos se derive un determinado coste econ¨®mico de acuerdo con las prioridades de gasto convenidas y con las normas de la transparencia m¨¢s absoluta. Pero lo que ha hecho el PP para evitar su desalojo de la alcald¨ªa de Le¨®n va mucho m¨¢s all¨¢ de lo que constituye una transacci¨®n pol¨ªtica admisible. Comprometer una inversi¨®n p¨²blica de m¨¢s de 200.000 millones de pesetas como moneda de cambio para impedir una moci¨®n de censura municipal entra de lleno en el mercadeo pol¨ªtico. El PP afirma que el grueso de la inversi¨®n estaba prevista, pero, sea o no una deuda pendiente presentada como nueva oferta, lo cierto es que varios alcaldes populares de la regi¨®n la han considerado un agravio comparativo. En todo caso, es el procedimiento, m¨¢s que la cuant¨ªa exacta de las cifras, lo que muestra la naturaleza de la transacci¨®n: el poder por el poder, desnudo y sin m¨¦taforas.La predisposici¨®n del PP a tirar del talonario de los presupuestos p¨²blicos para conservar parcelas de poder estaba bien acreditada. A ra¨ªz de las elecciones municipales y auton¨®micas del 13-J ya recurri¨® a este tipo de argumentos presupuestarios para intentar desbaratar los pactos que le desalojaron de los gobiernos aut¨®nomos de Baleares y Arag¨®n. En esos casos, la oferta de inversi¨®n p¨²blica, suculenta, no tuvo ¨¦xito: las fuerzas pol¨ªticas interesadas la juzgaron escasamente cre¨ªble y manifiestamente oportunista.En el caso de Le¨®n, la Uni¨®n del Pueblo Leon¨¦s (UPL), que preparaba, junto con el PSOE, la moci¨®n de censura para descabalgar al PP de la alcald¨ªa, ha considerado la oferta lo suficientemente atractiva como para tenerla en cuenta. ?Habr¨¢ que reconvenir a UPL por haber desistido de la moci¨®n de censura ante un descomunal ofrecimiento de inversi¨®n o un aumento de los cargos p¨²blicos a ocupar? A quien hay que pedir explicaciones es a quien considera admisible poner al servicio de sus objetivos de poder la gesti¨®n de recursos que son de todos los ciudadanos.

Los socialistas han puesto el grito en el cielo ante un comportamiento que juzgan equiparable a la compra de concejales o de partidos por el GIL o por Mario Conde. Un juicio tan extremo no es raro en la oposici¨®n; lo sorprendente es que haya coincidido con algunos alcaldes populares de la regi¨®n castellano-leonesa. Todav¨ªa es m¨¢s extra?o que comportamientos de esta ¨ªndole no hayan impedido a Aznar poner estos d¨ªas al PP poco menos que como paradigma de las virtudes pol¨ªticas.