Comienza en el Reino Unido el juicio contra el Doctor Muerte
Harold Shipman est¨¢ acusado del asesinato de 15 pacientes ancianas
Harold Shipman, un m¨¦dico de cabecera de Manchester, de 53 a?os, acusado del asesinato de 15 de sus pacientes, todas ellas mujeres ancianas, ha hecho historia legal en el Reino Unido antes incluso de comparecer ante los tribunales. Su juicio, iniciado ayer en medio de gran expectaci¨®n, es el mayor proceso por asesinato m¨²ltiple registrado en los anales judiciales del Reino Unido.
Las v¨ªctimas confiaron en un profesional que el fiscal describi¨® ayer como un hombre soberbio que mat¨® "por puro placer". Con su barba canosa, el pelo bien recortado y unas gafas corrientes, el aspecto de Harold Shipman no difiere del de tantos de sus colegas que atienden consultas ciudadanas en todo el pa¨ªs. La suya, abierta en Manchester desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, le hab¨ªa convertido en una figura conocida y respetada.Muchas de sus pacientes eran ancianas con dificultades para moverse, y ¨¦l las visitaba a domicilio. Algo tambi¨¦n com¨²n entre los m¨¦dicos de cabecera brit¨¢nicos. En el caso de Shipman, sin embargo, tanta familiaridad iba a costarles muy cara a 15 de sus enfermas. Seg¨²n la acusaci¨®n, entre 1995 y 1998, el m¨¦dico las asesin¨® inyect¨¢ndoles una dosis letal de morfina. En una ocasi¨®n, adem¨¢s, consigui¨® modificar antes el testamento de la v¨ªctima, Kathleen Grundy, antigua alcaldesa de Hyde, localidad cercana a Manchester.
La mujer, aunque ten¨ªa 81 a?os, era activa y vital, pero falleci¨® de repente dejando su fortuna, 400.000 libras (m¨¢s de cien millones de pesetas) al m¨¦dico de toda la vida. Las sospechas levantadas por un cambio tan repentino de la ¨²ltima voluntad llevaron a la polic¨ªa a iniciar las investigaciones. Shipman niega todos los cr¨ªmenes, pero durante los tres pr¨®ximos meses deber¨¢ explicar las muertes de otras 14 mujeres cuyas edades rondaban entre los 49 y los 82 a?os.
Teniendo en cuenta que s¨®lo la alcaldesa dispon¨ªa de una abultada cuenta bancaria, Richard Henriques, el fiscal que ayer abri¨® el proceso, considera que el m¨¦dico asesin¨® otras veces "por puro placer". Sus cr¨ªmenes, efectuados en el domicilio de las v¨ªctimas, la mayor¨ªa de las cuales viv¨ªa sola, fueron un acto de arrogancia, seg¨²n la acusaci¨®n. "Una forma de ejercer un control absoluto sobre la vida, y en este caso la muerte tambi¨¦n, de unas mujeres vulnerables", dijo Henriques en el tribunal de Preston, cercano a Manchester.
Primrose, la mujer de Shipman, escuch¨® algo temblorosa las palabras del fiscal. Convertida en la mejor valedora de su marido, le acompa?¨® el pasado septiembre a comisar¨ªa cuando el m¨¦dico decidi¨® presentarse voluntariamente ante la polic¨ªa. Los agentes le arrestaron pocas horas m¨¢s tarde. Sus cuatro hijos, tres chicos y una chica, tambi¨¦n le apoyan. Lo mismo ocurre con varios de sus amigos, que lo consideran incapaz de lastimar a nadie.
Las diligencias policiales presentan una imagen bien distinta del acusado. Seguro de s¨ª mismo y respetado por sus vecinos, Shipman permaneci¨® impasible cuando la polic¨ªa revisaba los historiales m¨¦dicos de sus 15 pacientes. Durante varias semanas neg¨® con firmeza haber cometido crimen alguno. S¨®lo la decisi¨®n de exhumar los cad¨¢veres, tomada de com¨²n acuerdo con los familiares de las fallecidas, le hizo cambiar de actitud. Para la ciudad, que vio c¨®mo eran desenterradas, noche tras noche, todas las mujeres, el vecino de siempre pas¨® a convertirse en el Doctor Muerte que nadie deseaba tener cerca.
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