Envidia
?No apesta el tufillo a envidia y revancha que exhala la pol¨¦mica sobre la ampliaci¨®n del Prado? ?No resulta sospechosa la inquina que en las ¨²ltimas semanas se est¨¢ destilando en contra del m¨¢s prestigioso de nuestros arquitectos? Lo m¨¢s chirriante de quienes protestan no est¨¢ en el desprecio con el que pontifican, sino en la llamativa ignorancia con la que descalifican una propuesta que basa su est¨¦tica exterior en la utilizaci¨®n del ladrillo. Pero ?de qu¨¦ entorno urbano estamos hablando para despreciar sin asomo de rubor el trabajo de un arquitecto genial que ha tenido la "desgracia" de llevarse de calle con su propuesta un concurso por el que suspiraban tantos de sus colegas??Es que alguien se ha molestado en pasear su vista por los edificios vecinos a la ruina que, hoy por hoy, es el claustro de los Jer¨®nimos? Porque veamos: ?de qu¨¦ material son los paramentos exteriores del bello edificio de la Academia de la Lengua -cuyos ladrillos de textura cobriza quiere tomar como modelo el arquitecto navarro para recubrir el cofre c¨²bico que contendr¨¢ el claustro-, o los muros del propio edificio Villanueva, o los de los Jer¨®nimos, o los del Cas¨®n, o los del Ministerio de Sanidad, al otro lado del paseo del Prado...?
En todo este montaje anti-Moneo asoma demasiado la alargada mano de quien se dice autor -y ¨¦se s¨ª que ha sido un desprop¨®sito urban¨ªstico en toda regla- del horripilante pastiche historicista en forma de gigantesca carroza de la Cenicienta que se yergue en las narices mismas del Palacio Real. ?Hacia d¨®nde miraban los paladines del purismo arquitect¨®nico cuando se perpetraba ese atentado en forma de catedral sobre una de las perspectivas m¨¢s hermosas de Madrid? ?Hacia d¨®nde siguen mirando mientras nuestras ¨ªnclitas autoridades municipales alicatan de granito las terrizas y alamedas de Recoletos, y siembran de fontanas y figurillas una glorieta tras otra para convertir a Madrid en la ciudad m¨¢s cursi de Europa?- . .
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