?Bang!
Como una prueba nuclear que va mal, la votaci¨®n del Senado estadounidense contra la prohibici¨®n de pruebas nucleares propaga su veneno radiactivo (...) La derrota del tratado es una humillaci¨®n para Clinton, una victoria p¨ªrrica para el Senado y un desastre para la pol¨ªtica exterior de EE UU. Humilla al presidente, porque es un tratado que ¨¦l describi¨® una vez como uno de los m¨¢s importantes de su mandato. Ahora, parte de su legado queda hecho a?icos. En el Senado, la victoria dej¨® de manifiesto que muchos senadores est¨¢n m¨¢s interesados en las luchas partidistas con el presidente que en las consecuencias de sus actos en el mundo. Y en cuanto a la pol¨ªtica exterior, ha resultado da?ada porque ya no se puede ni confiar en la firma del presidente, ni siquiera cuando se trata de un acuerdo nuclear. (...)El impacto puede no ser inmediato. El tratado no entra en vigor hasta que 44 pa¨ªses nucleares lo hayan ratificado -y quedaba lejos esta cifra antes de la votaci¨®n del Senado. Clinton asegura que EE UU continuar¨¢ manteniendo la moratoria nuclear.
Es dif¨ªcil creer que una decisi¨®n de esta magnitud deje de tener consecuencias. Antes de la votaci¨®n, los dirigentes del Reino Unido, Francia y Alemania apelaron al Senado para que ratificase el tratado, afirmando que su derrota demostrar¨ªa falta de seriedad de EE UU en el control de armamentos. Los que se oponen a ¨¦l contestan que la pol¨ªtica nuclear de EE UU se basar¨¢ ahora en los intereses y el poder de EE UU, no en la palabrer¨ªa de tratados inaplicables. El hongo de esta particular prueba nuclear se est¨¢ expandiendo ya.
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