Quedan las obras
El idiota en Versalles De Chema Carde?a, por Arden Producciones. Int¨¦rpretes, Juan Carlos Gar¨¦s, Inma Sancho, Chema Carde?a, Pascual Peris. Iluminaci¨®n, Mar¨ªa Dom¨¨nech. Vestuario, Pascual Peris. Escenograf¨ªa, Antoni Bueso. Direcci¨®n, Carme Portaceli. Teatro Tal¨ªa. Valencia, 14 de octubre.
Cada vez se habla m¨¢s de obra bien escrita para referirse a los textos de los nuevos autores dram¨¢ticos, cuando en realidad bien escritas lo est¨¢n la gu¨ªa telef¨®nica o una redacci¨®n juvenil de cocacola. Lo que aporta Chema Carde?a, en un intento infrecuente en los autores m¨¢s o menos recientes, es el gusto por recomponer el gran estilo de la escritura cl¨¢sica. El autor asegura que trata de reflexionar sobre las relaciones entre arte y poder, pero eso son aseveraciones de soci¨®logo o titular de entrevista. Lo que cautiva de sus textos no es el prop¨®sito que los alentar¨ªa, sino la intensa pasi¨®n teatral interna que transita sus palabras, tan desprovistas de impostura como desde?osas con la ampulosidad. Son textos ciertos que nada deben a la moviola.Es el caso tambi¨¦n de El idiota en Versalles, del texto al menos, donde flota una cierta ambig¨¹edad respecto de los marrones que el artista debe tragar a cambio de la voluntad de permanencia de su obra, todo a prop¨®sito de una fabulaci¨®n intensa sobre el mundo de Moli¨¨re. La intenci¨®n del texto es obvia, incluso a veces m¨¢s de lo que convendr¨ªa al inter¨¦s suscitado por sus constantes cambios de ritmo en la gradaci¨®n de las tensiones, y juega unas cartas marcadas por una previsibilidad ajena a la sorpresa. Pero el problema de este espect¨¢culo no es ¨¦se, sino una puesta en escena que subraya sin necesidad los pasajes m¨¢s endebles de la obra. Es un problema que alude a la credibilidad de lo que vemos, porque la verosimilitud de lo que escuchamos est¨¢ casi siempre fuera de duda. Ese desajuste pesa en un montaje que requiere de soluciones m¨¢s sutiles. Quedan las obras, siempre. En este caso, la obra, el texto. Y el alarde interpretativo, aunque aqu¨ª roce a veces el manierismo, que es habitual en Chema Carde?a y Juan Carlos Gar¨¦s.
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