Rafael P¨¦rez M¨ªnguez, pintor
El pasado viernes falleci¨® en su domicilio de La Granja, Segovia, de un paro cardiaco el pintor Rafael P¨¦rez M¨ªnguez, miembro clave de la llamada figuraci¨®n madrile?a de los setenta, uno de los n¨²cleos de referencia en la renovaci¨®n de la escena art¨ªstica espa?ola de aquel momento. Guillermo P¨¦rez Villalta lo situar¨ªa sentado a su derecha, justo en el centro del c¨¦lebre retrato generacional Grupo de personas en un atrio o alegor¨ªa del arte y de la vida o del presente y el futuro, simbolizando con ello el fuerte impacto que su compulsiva personalidad causar¨ªa en todos ellos, tal como ejercer¨ªa una intensa fascinaci¨®n en los j¨®venes c¨ªrculos intelectuales en el Madrid de la d¨¦cada. As¨ª, la exposici¨®n individual que parec¨ªa consagrarlo como uno de los talentos m¨¢s prometedores e inquietantes que emerg¨ªan en el panorama creativo de aquellos a?os, muestra celebrada en la galer¨ªa Buades en abril del 74, ven¨ªa avalada por la coincidencia en el cat¨¢logo de la misma de las firmas de Fernando Savater, ?ngel Gonz¨¢lez Garc¨ªa y Francisco Calvo Serraller.Nacido en Madrid en 1949, Rafael P¨¦rez M¨ªnguez curs¨® inicialmente estudios de arquitectura, deriva que abandonar¨ªa pronto para centrar su inquietud creativa en los dominios de la pintura. Su irrupci¨®n en los medios art¨ªsticos de la capital tendr¨ªa lugar, como en tantos otros miembros fundamentales de su entorno generacional, con una muestra personal presentada en el 71 en la sala Amad¨ªs, dirigida entonces por el cr¨ªtico y tambi¨¦n pintor Juan Antonio Aguirre.
No llegar¨ªa a realizar una tercera exposici¨®n. Al iniciarse la segunda mitad de la d¨¦cada, una grave dolencia le apartar¨ªa definitivamente de la creaci¨®n pict¨®rica y de la escena p¨²blica. Pero para cuantos vivimos aquellos a?os permanece, intenso, el recuerdo de un personaje fulgurante, de inquietante aliento perturbador, as¨ª como el de una pintura de ambiciosas enso?aciones heroicas que abr¨ªa un inusual laberinto de inflexiones perversas. Para las generaciones siguientes, una trayectoria truncada de forma tan s¨²bita y temprana, cuando apenas hab¨ªa comenzado a afianzar una promesa de plenitud, su memoria se desdibuja con seguridad hasta esfumarse como una referencia fantasmal al pasado. Por ello resultar¨ªa necesario recuperar hoy de nuevo una visi¨®n que calibrara, en la distancia, su enigm¨¢tico perfil.-
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