"Godot tampoco lleg¨® la noche de las elecciones catalanas"
El montaje de Esperando a Godot, de Beckett, que el director Llu¨ªs Pasqual presenta en Madrid -con el Teatre Lliure- el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, adquiere en la larga resaca electoral catalana una especial significaci¨®n. Godot, pese a que haya a¨²n cierta controversia sobre ello, no lleg¨®, finalmente, el 17-O. "No vendr¨¢ esta noche", dice en la obra Vlad¨ªmir. "No lleg¨®, no, la noche de las elecciones; en fin, Beckett ya nos avis¨® de que Godot no vendr¨ªa nunca", dice Pasqual en la terraza del bar del Lliure, con el rostro ensombrecido por el crep¨²sculo que se precipita en esta tarde de oto?o barcelonesa. "La cuesti¨®n, entonces, no es preguntarse qui¨¦n es Godot ni qu¨¦ representa, sino encontrar el sentido de nuestra existencia en la misma espera. La gracia quiz¨¢ est¨¦ en fabricarse cada d¨ªa peque?os Godots para salir del presente. Godot es todo: es el cambio de Maragall, es la nueva sede del Lliure, es un amor; es lo que cada uno quiera, una esperanza constante".El Esperando a Godot de Pasqual, estrenado el pasado febrero en la sede del Lliure con gran ¨¦xito de p¨²blico y cr¨ªtica, viaja a Madrid (Festival de Oto?o, d¨ªas 27 al 31, teatro de la Abad¨ªa) en el marco de una gira que incluye Sarajevo (el pasado lunes), Estrasburgo (desde ma?ana hasta el domingo) y Mil¨¢n (en el Piccolo, del 16 al 18 de noviembre). El espect¨¢culo se representa en catal¨¢n, en la traducci¨®n del poeta Joan Oliver.
"Hoy, cuando dices Beckett notas que a la gente se le pone una cara que fluct¨²a entre el inter¨¦s y el aburrimiento", prosigue Pasqual; "arrastramos una idea de Beckett como autor cr¨ªptico, deseperanzado, ep¨ªtome del teatro del absurdo; pero ahora, cuando han pasado ya 50 a?os de Esperando a Godot, la desesperanza se despoja de sentido t¨®pico y se vuelve luminosa, a una escala m¨¢s humana. La obra se convierte en una especie de largo poema sobre la existencia del ser humano. Y para el p¨²blico deja de ser algo absurdo para devenir algo cotidiano". Se?ala el director: "Yo no he hecho una lectura especial de la pieza, he intentado no dejarme llevar por ninguna idea preconcebida y con esa distancia lo que adquiere relieve en Esperando a Godot es el sentido del humor, a lo Beckett, es decir, el humor del payaso negro y el humor profundamente inteligente".
El montaje del Lliure, con escenograf¨ªa del pintor Frederic Amat, cuenta con un excepcional d¨²o protagonista: Eduard Fern¨¢ndez (Estrag¨®n) y Anna Lizaran (Vlad¨ªmir). Roger Coma hace el papel de Lucky y Francesc Orella el de Pozz¨®.
Las representaciones en Madrid constituyen una magn¨ªfica oportunidad para que el p¨²blico de la capital se reencuentre con el Lliure, un colectivo que se prodiga poco fuera de Catalu?a, y que, subraya Pasqual, ocupa un lugar en el ecosistema teatral. "El Lliure sigue haciendo cosas que no hace nadie, tiene una manera de atacar la m¨¦dula del teatro, el arte del actor, muy personal y que es producto de muchos a?os de trabajar en un espacio, nuestra peque?a sala, que no permite ninguna mentira, ninguna trampa. Eso ya es patrimonio del Lliure y lo llevaremos con nosotros a donde vayamos".
El Lliure atraviesa una fase trascendental de su trayectoria al estar pr¨®ximo el traslado a su nueva sede, en un gran edificio en Montj¨¹ic con dos salas, una polivalente con casi 800 localidades y otra con 300. La obra estar¨¢ acabada en mayo.
Pasqual recuerda que el nuevo Lliure va unido a un proyecto muy complejo, el de la Ciudad del Teatro, compuesta por la nueva sede, el Instituto del Teatro -la nueva sede de la Escuela Oficial Catalana de Artes Esc¨¦nicas, tambi¨¦n en construcci¨®n- y el teatro municipal del Mercat de les Flors, edificios todos en la misma zona.
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