Qu¨¦ ha pasado XAVIER BRU DE SALA
Los resultados han confirmado que las estrategias de las fuerzas pol¨ªticas catalanas andaban bastante acertadas. Estaban basadas en el an¨¢lisis, el c¨¢lculo y la realidad mucho m¨¢s que en los deseos o las corazonadas de los contendientes. A los de CiU s¨®lo les quedaba, para paliar la creciente desafecci¨®n popular -no s¨®lo fruto del cansancio-, el factor Pujol, un Pujol llevado en volandas que al final se quit¨® a sus programadores de encima y brill¨® por unos d¨ªas como un cohete marchito que suelta un ¨²ltimo resplandor en pleno descenso. El combativo a?adido de Duran, que no estaba previsto, tambi¨¦n ayud¨® lo suyo.Los socialistas ten¨ªan dibujada una campa?a en dos tiempos. Primero, la conquista del espacio sociovergente, y al final, el cintur¨®n abstencionista. No era f¨¢cil articular las dos fases, pero estaba claro que cualquier alternativa era mucho peor. (El PSC est¨¢, desde su fundaci¨®n, sentado en dos sillas -dos sillas sociales, dos sillas geogr¨¢ficas, dos sillas socioling¨¹¨ªsticas-, es m¨¢s, lo seguir¨¢ estando durante los pr¨®ximos decenios, mientras los dem¨¢s seguir¨¢n sentados en una sola, todos, incluso Esquerra Republicana mientras no consiga erigirse de veras en la heredera del PSUC, lo cual, de no mediar un golpe de suerte, va para largo.) As¨ª que los socialistas empezaron inventando lo de Ciutadans pel Canvi y acabaron con el vibrato de Felipe. Podr¨ªan haber intentado s¨®lo que se volcara el cintur¨®n, pero los costes por el otro lado hubieran sido enormes, sin asegurarse, por otra parte, una mejor respuesta en la gran Barcelona (mi opini¨®n es que al contrario). Grosso modo, los dos tiempos han funcionado, si bien el propio Maragall, que es m¨¢s de su silla que de la otra, rest¨® al inicio de la campa?a buena parte de lo recogido en los meses anteriores en campo transversal. Pueden reproch¨¢rsele este y otros errores, claro, pero s¨®lo despu¨¦s de reconocer tanto su acierto en la estrategia como su perfil de enorme candidato, sin los cuales los socialistas no habr¨ªan obtenido el casi vencedor empate del domingo. Ganar en votos y pasar de 34 a 52 diputados -uno m¨¢s, quitado a la derecha, y ser¨ªa presidente- es una proeza extraordinaria. Teniendo en cuenta la psicolog¨ªa compuesta del personaje, se entiende que le costara tanto volver a la realidad de perdedor pol¨ªtico.
El PP cumpli¨® con su estrategia de aupar a Pujol; pero, aunque le cost¨® algo m¨¢s de lo previsto, consigui¨® su objetivo de pintar en el Parlament. Rib¨® -perdido por perdido, saca lo que puedas y deja tu herencia a los amigos- ha resultado un personaje clave en el dise?o del cambio. Tal vez pod¨ªa haber contribuido m¨¢s, pero ha sumado sin restar y ha tragado sin rechistar, que es lo que cuenta. Finalmente, Carod consolida un espacio para Esquerra con escasa merma, gracias a su particular versi¨®n de la equidistancia -o a pesar de ella, eso forma parte de lo que nunca se sabr¨¢.
En total, fueron depositadas en las urnas unas 40.000 papeletas ¨²tiles menos que en 1995, lo que, sobre m¨¢s de tres millones de votantes efectivos, tampoco es mucha diferencia. En Girona, el marcador s¨®lo se ha movido por la parte de abajo: el PP pierde un diputado que gana ERC. En Tarragona y Lleida, CiU perdi¨® unos 10.000 votos, que fueron al PSC. En la primera, Maragall quita un diputado a Pujol, y en la segunda uno al PP y otro a ERC. Hasta ah¨ª, apenas nada. Fotocopia y foto fija. El corrimiento importante de votos se ha producido entero en Barcelona, donde CiU pierde 208.000 votos, el PP 90.000, ERC 30.000 e IC la friolera de 196.000, mientras que los socialistas ganan 325.000. Todo ello con s¨®lo 123.000 papeletas menos para el conjunto de los partidos mencionados. Si a?adimos que los socialistas han doblado en el Eixample, Les Corts, Gr¨¤cia y Sarri¨¤, han subido una media de entre 10 y 15 puntos en los otros distritos, as¨ª como en el cintur¨®n, el Baix Llobregat, en los dos Vall¨¨s y el Garraf, y menos, pero tambi¨¦n significativamente, en las otras comarcas barcelonesas, estaremos en condiciones de observar lo siguiente: 1. La magnitud del movimiento favorable al cambio en la circunscripci¨®n barcelonesa, en clar¨ªsimo contraste con el inmovilismo del resto de Catalu?a. Tanto la sociovergencia o transversalismo como la llamada abstenci¨®n diferencial son fen¨®menos metropolitanos, tomada la palabra con el radio geogr¨¢fico m¨¢s amplio posible. 2. A pesar de los errores en su desarrollo, la estrategia de Maragall era la adecuada, puesto que ha ganado votos en ambas direcciones a la vez, a lo cual hay que sumar una proporci¨®n de abstencionistas de CiU que hubieran votado a Pujol de haber estado contra Maragall. 3. Sin el ¨²ltimo sprint de un Pujol agotado, Converg¨¨ncia ten¨ªa todas las de perder (por lo que los nacionalistas deber¨ªan invertir de inmediato en un nuevo l¨ªder, no en dos, porque dos es igual a cero, o a menos dos). 4. Lo m¨¢s dif¨ªcil de analizar es la abstenci¨®n, el llamado partido de los dos millones, y para hacerlo habr¨¢ que segmentarlo en porciones e introducir conceptos como la abstenci¨®n concesiva, que es la de los que no votan porque aprueban las tendencias anunciadas por los medios de comunicaci¨®n. 5. Vivimos en una Barcelona -provincia- posmoderna y una Catalu?a que no pasa de moderna. Nuestros urbanitas, voten o se queden en casa, son cada vez m¨¢s complejos, menos fieles, m¨¢s imprevisibles.
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